Greenpeace intervino distintas estatuas porteñas para exigir que el Gobierno Nacional abandone la construcción de la Central Térmica Río Turbio

Noticia - 10 noviembre, 2009
Esta mañana activistas de Greenpeace recorrieron la Ciudad de Buenos Aires colocando globos de historieta a diversas estatuas con el propósito de difundir a través de distintos mensajes la demanda “Cristina: Carbón o Glaciares”.

Cristina: Pará la Usina de Carbón

Greenpeace realizó hoy una nueva protesta contra la decisión del Gobierno Nacional de construir una central térmica en base a carbón en la provincia de Santa Cruz que provocará graves impactos ambientales y climáticos. 

Los monumentos de Carlos Gardel, Julio A. Roca, Mafalda, Manuel Belgrano, Carlos Pellegrini, Bartolomé Mitre, José de San Martín y Justo José de Urquiza , entre otros, ilustraron, mediante los globos de historieta, la advertencia de Greenpeace ante la gravedad que conlleva la instalación de la Central Térmica a carbón de Río Turbio .

"La decisión de invertir dinero en una usina térmica en base a carbón es un disparate ambiental" explicó Juan Carlos Villalonga, director de Campañas de Greenpeace Argentina, "los compuestos volátiles y las cenizas que producirá implicarán impactos innecesarios, más si se tiene en cuenta que en la Patagonia se puede generar energía eólica que es limpia, abundante y más económica" .

 

La usina de carbón producirá una serie de contaminantes volátiles entre los que se destaca el material particulado (MP), el Dióxido de Azufre, Óxidos de Nitrógeno y Monóxido de Carbono.

"Un dato que muestra la total incoherencia del Gobierno Nacional en la promoción de esta usina es que el volumen de las emisiones de Dióxido de Azufre que generará será seis veces superior al emitido por Botnia, planta por la cual la Argentina realizó una demanda internacional ante el tribunal de La Haya contra Uruguay", agregó Villalonga.

El Dióxido de Azufre contribuye al surgimiento de diversas afecciones respiratorias y junto a los Óxidos de Nitrógeno son dos agentes que contribuyen al fenómeno de la denominada "lluvia ácida". Este fenómeno afecta a la vegetación así como los cursos de agua, además de tener poder corrosivo sobre las superficies de metal.

Esta usina será la más contaminantes de todas las centrales térmicas del país, duplicando en promedio las emisiones de Dióxido de Carbono (CO2) de las plantas ubicadas en la Ciudad de Buenos Aires y emitirá 400 veces más material particulado que la Central Buenos Aires y una 170 veces que el material particulado de la Central Costanera, ambas ubicadas en las cercanías de la Reserva Ecológica de la Ciudad.

Además de contribuir con la emisión de gases de efecto invernadero y contaminantes de efectos locales, la planta generará 650.000 toneladas anuales de cenizas. "La disposición final de estas cenizas que contienen una enorme diversidad de contaminantes concentrados, aún no está clara y acorde a lo expresado por el Estudio de Impacto Ambiental realizado por la propia empresa constructora, se dispondrán a una "zona de sacrificio", declaró Villalonga.

La disposición de las cenizas es un riesgo latente de contaminación de cursos de agua tributarios del Río Gallegos, fuente de agua potable de la capital de Santa Cruz. La capacidad de autodepuración del arroyo San José y del río Turbio está sobrepasada.

El Estudio de Impacto Ambiental de Isolux Corsán (la empresa que lleva a cabo la construcción de la usina) fue revisado en septiembre de 2008 por una Comisión Evaluadora conformada por diversos organismos técnicos de la provincia la cual emitió su Dictamen Técnico en Septiembre de 2008 señalando 50 puntos en los que la información es incompleta, incorrecta o se sugiere revisión o cambios. "Esos puntos nunca fueron contestados y la obra ya está en marcha, lo que representa un verdadero escándalo" explicó Villalonga.

Para Greenpeace iniciar un plan de utilización del carbón a gran escala para producir electricidad es una decisión equivocada, tanto por sus impactos locales como por su contribución al cambio climático. "Instalar esta planta es tomar nuevamente una decisión en contra de la permanencia de los glaciares, el principal reservorio de agua dulce, ya que el cambio climático los está reduciendo. Debido a esto decimos que esta decisión es otro veto a los glaciares", finalizó Villalonga.