Greenpeace responsabiliza a los gobiernos provinciales por las inundaciones en el norte

Tucumán se inunda, los diputados de vacaciones y la ley de bosques duerme en un cajón

Noticia - 12 enero, 2007
Para Greenpeace claramente la mayoría de las provincias del norte están haciendo un mal manejo de los recursos naturales y las nuevas inundaciones en la región son consecuencia directa de los desmontes irracionales que se dan por acción u omisión de los gobiernos provinciales.

Tucumán se inunda, igual que Tartagal el año pasado o Santa Fe en 2003

Hace varios años que Greenpeace viene alertando sobre las consecuencias del Cambio Climático Global. En este tema el consenso científico es terminante: inundaciones, sequías y eventos extremos se harán cada vez más frecuentes.

Existe una relación directa e innegable entre la deforestación y el Cambio Climático. Los desmontes y la posterior quema del material forestal provocan emisiones de carbono a la atmósfera en un nivel tan alarmante que superan cinco veces las provenientes de los procesos industriales. Estos números indican que los desmontes producen casi la mitad de la principal causa de emisión: las provenientes del uso de combustibles fósiles. Todo esto, por supuesto, empeora el cambio climático.
  
Los bosques juegan un papel fundamental en la regulación climática, el mantenimiento de las fuentes y caudales de agua y la conservación de los suelos. Son nuestra natural esponja y paraguas protector, son el más magistral diseño que equilibra los ecosistemas y garantiza gratuitamente nuestra supervivencia, son uno de los patrimonios naturales más importantes, pero también el más amenazado y depredado por la mano del hombre: nuestro país ya perdió el 75% de sus bosques nativos originales.

La altísima tasa de transformación de nuestros bosques nativos para la ampliación de la superficie agrícola (en la mayoría de los casos para la producción de soja transgénica) no tiene precedentes en la historia: por año perdemos más 250.000 hectáreas, lo que equivale a 1 hectárea cada dos minutos.

La gran parte de la deforestación se produce en el Chaco Seco. El Chaco Húmedo y la Selva Pedemontana de las Yungas forman parte también de la lista de áreas amenazadas. La Selva Misionera alberga la más alta biodiversidad del país, pero sólo queda un 7% de la superficie original, y la mayor parte se encuentra en nuestro país, ya que en Paraguay y Brasil ha sido prácticamente destruida.

"Claramente, la mayoría de las provincias del norte están haciendo un mal manejo de los recursos naturales. Están entregando permisos de desmonte muy altos, están permitiendo, por acción u omisión, deforestar mucha cantidad de hectáreas. Y además lo están haciendo sin estudios de impacto ambiental serios, sin ningún tipo de criterio ambiental que tenga una mirada regional, sin ningún tipo de ordenamiento del territorio, lo que genera la tremenda fragmentación de nuestros bosques nativos", señaló Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace Argentina.

La tasa de deforestación en la provincia de Tucumán triplica la media mundial. Según datos de la Unidad de Manejo del Sistema de Evaluación Forestal de la Secretaría de Medioambiente de la Nación, durante el período 1998-2002 en la provincia de Tucumán se desmontaron 21.000 hectáreas de bosque nativo, una superficie equivalente a la totalidad de la ciudad de Buenos Aires.

Las provincias de Chaco, Salta y Santiago del Estero también resultan un claro ejemplo del mal manejo forestal: entre 1998 y 2002 perdieron 118.000, 195.000 y 306.000 hectáreas de bosque nativo respectivamente.

Si bien el ecosistema es dinámico y se repone, ante la explotación descontrolada muchas veces no tiene capacidad de cicatrización para mitigar el impacto de copiosas lluvias (exacerbadas por el Cambio Climático) en tan escaso tiempo.

Sin la vegetación propia del lugar, la estructura de las laderas se vuelve cada vez más inestable. Sin retención suficiente, se acelera el escurrimiento superficial. Con poca retención y excesivo escurrimiento, las crecidas no se regulan. Con grandes crecidas, el agua llega a las poblaciones y se producen inundaciones. Greenpeace considera que frente a las graves consecuencias que implican la alta tasa de deforestación (las inundaciones de Tartagal hace un año y de Santa Fe en 2003 fueron los primeros ejemplos) necesitamos de manera urgente detener los desmontes para poder planificar.

En el Congreso de la Nación hay un proyecto de Ley de Presupuestos Mínimos para la Protección Ambiental del Bosque Nativo apoyado por Greenpeace y varias organizaciones campesinas e indígenas que se encuentra cajoneado. El proyecto de ley establece la moratoria a los desmontes hasta tanto las provincias realicen un ordenamiento territorial de los bosques nativos que garantice el uso sustentable de los mismos. Paradójicamente fueron las provincias más desmontadoras las que presionaron para frenar la Ley de Bosques. Paradójicamente, o no tanto, esas provincias hoy sufren las consecuencias de la deforestación.

 
NOTAS AL EDITOR
 
-  Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos, la Alternativa para salvar los Bosques en la Argentina, Buenos Aires, Campaña de Biodiversidad, Greenpeace, 2006. Disponible en internet aqui

“Inundaciones: fuertes tormentas intensificarán los daños generados por inundaciones, especialmente en áreas afectadas por la deforestación, incendios y degradación de ecosistemas. Eventos extremos: aumento en la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos que resultarán en un creciente costo de los seguros y en su menor disponibilidad (áreas costeras, zonas inundables)”.  Extraído del informe ¿Cuánto Cambio Climático Podemos Tolerar?, Buenos Aires, Campaña de Energía Greenpeace, 2004. Disponible en internet aqui
 
Estimación de volumen, biomasa y contenido de carbono de las regiones forestales argentinas,  I. Gasparri, E. Manghi, Buenos Aires, Dirección de Bosques, Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, 2004. Disponible en internet aqui