Monsanto pone en peligro exportaciones argentinas de maíz

Noticia - 24 abril, 2002
En Mayo de 2001 Greenpeace había advertido sobre la contaminación irreversible provocada por el transgénico ilegal GA21 en los campos argentinos. El organismo transgénico fue encontrado en Suiza. Nuestras exportaciones de maíz a Europa, ahora contaminadas genéticamente por Monsanto, están nuevamente en peligro

21 de Abril del 2002 – Zurich, Suiza. Activistas de Greenpeace realizaron una acción con un contenedor ubicado frente a un supermercado de Zurich remitiendo productos genéticamente modificados, de la variedad Roundup Ready GA21, a Monsanto Argentina. Esta es una variedad de cultivo ilegal plantada en Argentina, la cual no ha sido aprobada por el consumo en Europa.

Greenpeace confiscó hoy, en un importante supermercado suizo, miles de cajas de polenta elaborada con maíz transgénico no autorizado para consumo humano procedente de la Argentina. La variedad transgénica detectada es el maíz transgénico Roundup Ready GA 21 patentada por la corporación norteamericana Monsanto. Esta variedad no ha sido aprobada para consumo humano ni está permitida su comercialización en Europa o la Argentina (1).

En Suiza, activistas de Greenpeace empaquetaron el maíz en una gigantesca “encomienda” para ser devuelta a Monsanto en la Argentina, exigiendo el inmediato retiro de todo el maíz contaminado del mercado europeo y reclamando una conclusión a la investigación iniciada en mayo de 2001 por la Secretaría de Agricultura luego de una denuncia de Greenpeace Argentina.

“Monsanto, el nuevo dictador de la comida, está deliberadamente poniendo en riesgo las exportaciones argentinas, mientras sigue el curso de su estrategia global: la contaminación genética. Este escándalo confirma nuestras investigaciones del año pasado en la Argentina, que indicó la existencia de plantaciones ilegales de maíz RR GA 21 de Monsanto en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba”, dijo Emiliano Ezcurra, coordinador de la campaña de biodiversidad de Greenpeace Argentina.

Tanto la compañía como el gobierno se han negado a difundir mayor información al respecto, a pesar de que esta variedad no ha sido aprobada para la comercialización de su semilla ni para consumo humano o animal, ni para exportarla hacia Europa. El año pasado, cuando Greenpeace denunció el caso, presidente de la filial argentina de Monsanto, Carlos Popik calificó la denuncia de “infantil”. También dijo: “Jamás haríamos una cosa así” (2).
 
Hace más de tres años Monsanto Argentina había solicitado la aprobación de este transgénico para la venta comercial, pero el Gobierno se la negó aduciendo que podría perjudicar el conjunto de las exportaciones debido a que en Europa el cultivo no cuenta con autorización. Las ventas externas de ese cereal alcanzan los 900 millones de dólares.

“El daño está hecho, tanto para los consumidores suizos como para los productores agrícolas argentinos”, dijo por su parte Bruno Heinzer, de Greenpeace Suiza, durante la acción desarrollada en el supermercado. “Monsanto pretende dominar la producción mundial de alimentos desde los campos imponiendo esta tecnología potencialmente peligrosa y sobre cada uno de nosotros, sin tener en cuenta el rechazo de los consumidores o las precauciones que estos puedan tener” , agregó el especialista suizo.

Por otra parte, Greenpeace entregó también un paquete con los productos contaminados a los representantes de Monsanto en las negociaciones que se están desarrollando por el Protocolo de Bioseguridad de las Naciones Unidas, en la Haya, Holanda, y demandó que la compañía acepte su responsabilidad por los daños ocasionados al no respetar las leyes ni el Principio Precautorio, esencia del Protocolo de Bioseguridad.

“Exigimos que Monsanto juegue de acuerdo a las reglas y que también se haga responsable por los costos generados por su contaminación genética. Los gobiernos del mundo deben ratificar e implementar el Protocolo de Bioseguridad con extrema urgencia, para poder crear una normativa legal efectiva que obligue a cubrir los daños y costos por casos de contaminación, que lamentablemente seguirán ocurriendo mientras no se detenga la producción de cultivos trasngénicos”, dijo Miges Baumann, coordinador de la delegación de Greenpeace en La Haya.

(1) Greenpeace testeó harina y sémola de maíz exportada de Argentina hacia Suiza, y detectó contaminación en tres productos: Polenta Dorara COOP, Valgarona Polenta Rápida y Valgarona Polenta Rustica, todos comercializados por la cadena de supermercados COOP Suiza. Los análisis fueron realizados por el reconocido laboratorio GeneScan, en Alemania, y confirmaron la presencia de maíz GA 21, producido por Monsanto.

(2) Declaraciones de Carlos Popik, presidente de Monsanto Argentina, al periodista Damián Wroclavsky, de la agencia de noticias Reuters (10 de mayo de 2001, 16.53, Buenos Aires).