OMC: Ecologista argentino se encadenó a barco norteamericano con organismos transgénicos

Noticia - 12 septiembre, 2003
Efectivos de la Marina mexicana se acercaron a unos 500 metros al barco de Greenpeace, que está comandado por el capitán tucumano Daniel Rizzotti. Otro tucumano seguirá encadenado durante todo el día de hoy

OMC: Ecologista argentino se encadenó a barco norteamericano con organismos transgénicos

El activista argentino de Greenpeace, Pablo Toranzo, se encadenó este viernes en el ancla de un carguero norteamericano con 40 mil toneladas que contiene maíz transgénico, en el puerto de Veracruz. Junto a otro activista mexicano, Toranzo cercó al barco estadounidense “Ikam Altamira” y  puso un cartel que señala “Liberen a la gente del Comercio Forzado”, en una protesta que se realiza en coincidencia con la V Reunión Interministerial de la Organización Mundial del Comercio.

La acción directa es en apoyo de la entrada en vigor de una legislación internacional que permite a los países rechazar el ingreso de organismos genéticamente modificados. “Greenpeace está haciendo cumplir el Protocolo de  Bioseguridad, acuerdo que la OMC pretende boicotear”, dijo Toranzo, activista tucumano de 25 años. “Hasta que este buque no regrese a Estados Unidos, seguiremos aquí encadenados”, señaló.

La protesta de Greenpeace comenzó a las 08.50 (hora argentina) del viernes, en el marco de la ola de repudio a las negociaciones de la OMC, y de esta acción directa participó, además de Toranzo, otros dos activistas argentinos: Gustavo Ampugnani (28 años, bonaerense), y el capitán del barco Artic Sunrise de Greenpeace, Daniel Rizzotti (37 años, tucumano).

EL barco estadounidense salió por unas horas del puerto, pero luego volvió escoltado por naves de la marina mexicana. Por otra parte, Greenpeace entabló una denuncia contra el gobierno por permitire el ingreso de estos granos.

Durante la 5ª Reunión Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Greenpeace insistió en que éste no es el foro adecuado para tratar los problemas ambientales y sociales del planeta. Y lanzó un llamado a no permitir que esa instancia comercial opere a favor de intereses corporativos de las multinacionales a expensas de los intereses públicos y de legítimas normativas internacionales.

“Las reglas del libre comercio no deben prevalecer en ningún caso sobre los acuerdos ambientales internacionales como el Protocolo de Kyoto sobre cambio climático o el Protocolo de Bioseguridad de Cartagena, sino más bien deben respaldarlos”, agregó el argentino Daniel Rizzotti, capitán del barco de Greenpeace Artic Sunrise.

En el día de ayer, jueves, el Protocolo de Cartagena de Bioseguridad entró en vigencia, y así como el Protocolo de Kyoto regula la emisión de gases invernadero, el de Bioseguridad permite a los países prohibir los transgénicos cuando estos suponen un riesgo para la salud o el ambiente. Este acuerdo ha surgido de la Convención sobre Diversidad Biológica de la Organización de las Naciones Unidas, y establece claramente que los países deben tomar acciones para prevenir los efectos adversos de los organismos transgénicos sobre la conservación y el uso sustentable de la diversidad biológica.

La liberalización de la agricultura ha sido una de los puntos más peleados durante la reunión ministerial. Para los países del Sur, el libre comercio en la agricultura es un “comercio forzado”, ya que deben aceptar las exportaciones subsidiadas de los países del Norte.

Hoy las exportaciones subsidiadas de maíz estadounidense, en gran parte maíz transgénicos, inundan el mercado mexicano, amenazando la supervivencia de sus agricultores así como la de las variedades tradicionales y salvajes del maíz mexicano, que representan una de las reservas más importantes de material genético para garantizar la seguridad alimentaria global.

La contaminación genética de maíz mexicano denunciada en 1999, llevó al gobierno mexicano a prohibir la liberación de maíces transgénicos ya que este país es centro de origen y diversidad de este cultivo, sin embargo Estados Unidos continúa enviando maíz transgénico a México.

“El gobierno de los Estados Unidos continúa defendiendo sus subsidios a la agricultura en cultivos como el maíz, que hoy coloca en los mercados a un 30 % menos de su costo de producción, a pesar de las demandas de los países del Sur. Asimismo, están defendiendo los intereses de la multinacionales de la agricultura industrial como Monsanto, que utilizando a la OMC como arma política atacar las restricciones que los cultivos transgénicos”, dijo Rizzotti.

La OMC es un organismo inapropiado e incompetente para tratar los temas ambientales, dado que cualquier discusión sobre la relación entre reglas comerciales y acuerdos ambientales en la OMC terminaría subordinando el medio ambiente a los intereses de los más poderosos y las corporaciones. Además, Greenpeace se opone a que este organismo amplíe sus competencias. “La OMC está promoviendo el Libre Comercio a cualquier costo, ignorando el Principio de Precaución y dejando de lado cualquier estrategia de desarrollo sostenible”, agregó el dirigente ecologista.

Estados Unidos, en una maniobra dirigida por la industria biotecnológica, interpuso una denuncia contra la moratoria de transgénicos de la Unión Europea, en un intento por debilitar el Protocolo de Cartagena y por desanimar a aquellos países que pretenden legislar en contra de los transgénicos.

Los EE.UU. están intentando imponer los transgénicos a los agricultores y a los consumidores de todo el planeta, ignorando los graves riesgos que estos cultivos representan para la salud, el medio ambiente y la seguridad alimentaria global.

En ese sentido, Greenpeace anunció que continuará solicitando al gobierno argentino que retire su apoyo a los Estados Unidos en esta demanda, ya que pone en riesgo las políticas y leyes ambientales nacionales e internacionales. La demanda estadounidense a la UE en la OMC, apoyada por la Argentina, tiene como primer objetivo debilitar la implementación de este Protocolo de Cartagena.

Las exigencias de Greenpeace de cara a la ronda de la OMC son:
Rechazar la demanda de EEUU contra la Unión Europea
Ratificar y poner en marcha el Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad por parte del resto de los países. Reafirmación de los tratados ambientales internacionales.
Excluir los transgénicos del mandato de la OMC y reconocer que el Protocolo de Cartagena es la única herramienta legítima en materia de bioseguridad.
Adoptar el Principio de Precaución.