Prohiben el TBT: Greenpeace gana una batalla a un contaminante marino.

Noticia - 5 octubre, 2001
Durante la conferencia de la Organización Marítima Internacional (OMI) se ha conseguido la prohibición definitiva, a partir del 2003, del uso de organoestaños, compuestos tóxicos para el medio marino con el que hasta ahora se pintaban los barcos.

En el transcurso de la conferencia diplomática de la Organización Marítima Internacional, que se celebra en Londres se ha adoptado el Convenio Internacional para el Control de los Sistemas Anti-incrustantes Nocivos en Barcos.

De esta forma queda terminantemente prohibido el uso de compuestos de organoestaño a partir del 2003 y aplicará el principio de precaución de cara a prohibir alternativas que resulten igualmente nocivas, tal y como venía demandando Greenpeace varios años.

Los compuestos químicos, tanto el TBT (tributilestaño, un compuesto tremendamente tóxico para el medio marino) y otros organoestaños, fueron usados en las pinturas de los barcos desde los 70 porque su toxicidad prevenía que el contacto con entes marinos.

Desde que en noviembre de 1999 la Organización Marítima Internacional (OMI) adoptó, por amplia mayoría, la decisión de prohibir el TBT en las pinturas para barcos, Greenpeace ha estado trabajando para acelerar el proceso de la firma del Tratado.

Greenpeace ha tenido años de duras discusiones para arribar a una solución, pero el tratado de hoy ha sido recibido como un paso positivo hacia una política ambiental correcta.

"Esta firma supone un gran avance hacia la mejora del medio ambiente marino, aunque esto es tan sólo el comienzo, aún existen muchas sustancias liberadas al mar sobre las que esperamos se actúe de igual forma.", declaró Verónica Odriozola, especialista en sustancias tóxicas de Greenpeace.

El TBT se utiliza en pinturas anti-incrustantes por su fuerte poder biocida que previene el crecimiento de algas, moluscos y otros organismos marinos en el casco del barco. Una vez dispersado por el agua, actúa como un potente disruptor endocrino, alterando el sistema hormonal e inmunológico de gran parte de la fauna marina y contribuyendo de esta forma a la extinción de algunas especies marinas.

Ayer activistas de Greenpeace entraron en la planta de Ámsterdam de Atofina, el mayor productor mundial de este tipo de pinturas tóxicas para barco. Los activistas querían devolver al productor nueve barriles de sedimentos portuarios contaminados con TBT recogidos en varios países y demandar a la empresa que utilizase alternativas limpias que ya se encuentran disponibles en el mercado. A pesar de que Atofina conoce los efectos devastadores del TBT en el medio marino, no estaba dispuesta abandonar su uso.

"Es triste comprobar una vez más como a la industria sólo le interesan sus beneficios económicos, aunque sea a costa de la destrucción del medio ambiente. Esta prohibición les forzará a cambiar la composición de las pinturas ya que no han querido hacerlo voluntariamente", añade Greenpeace.