Transgénicos: Greenpeace exige a Bielsa abandonar alineamiento con Bush

Noticia - 24 junio, 2003
La organización ambientalista le solicitó una definición al canciller Bielsa con relación a la actual política de alineamiento con los Estados Unidos en materia de organismos transgénicos

A través de una carta, Greenpeace le solicitó al canciller Rafael Bielsa que retire el apoyo de la Argentina a una demanda de Washington ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) contra la moratoria sobre organismos transgénicos de la Unión Europea.

La organización ambientalista acusó al gobierno de los Estados Unidos de utilizar a la Organización Mundial del Comercio (OMC) como un arma de coerción para que los países del sur acepten a los transgénicos en cultivos y en alimentos procesados.

Según la organización ecologista, Bush está promoviendo una guerra contra la bioseguridad y contra los países del Sur en defensa de los intereses de la industria de los transgénicos, pretendiendo imponer su política unilateral que atenta contra los mecanismos de legalidad previstos por la comunidad internacional.

“Esta nueva arremetida del gobierno de Bush contra las restricciones sobre los transgénicos es parte de la estrategia estadounidense para imponer sus propias políticas en el resto del mundo. La Administración Bush tiene como objetivo final tomar el control de la cadena alimentaria global desde el campo hasta el plato, poniendo en riesgo el ambiente, la biodiversidad y la seguridad alimentaria”, dijo Daniela Montalto, de Greenpeace.

Un informe difundido hoy por Greenpeace en Sacramento, afirma que cuando los Estados Unidos, apoyado por la Argentina, presentaron la demanda el pasado 13 de mayo contra la moratoria “de facto” para la autorización de nuevos transgénicos de la Unión Europea, la intención real era hacer retroceder y prevenir las restricciones sobre los cultivos transgénicos, tanto en Europa como en el resto del mundo.

Estados Unidos ya ha logrado intimar, sólo con amenazas de posibles acciones frente a la OMC, a países como Bolivia,  Sri Lanka, Corea del Sur y Tailandia para que minimicen o abandonen sus restricciones contra los transgénicos.

Sin embargo, la campaña de la industria de los transgénicos para forzar su aceptación mundial sufrió un importante golpe el pasado 13 de Junio, cuando Palau (un conjunto de islas del Pacífico) se convirtió en el quincuagésimo país en ratificar el Protocolo de Bioseguridad de Cartagena (1), la primer herramienta legal internacional que reafirma la soberanía de los países para rechazar los transgénicos o regular su comercialización, basándose en el principio precautorio (2).

“La OMC no debe interferir con las regulaciones de los organismos transgénicos. Con la entrada en vigencia del Protocolo de Bioseguridad de Cartagena, en septiembre de este año los países partes de este tratado de las Naciones Unidas, contarán finalmente con una herramienta para defenderse a sí mimos de los ataques de los Estados Unidos al ambiente, los agricultores y consumidores”, continuó Montalto.

Sin siquiera haber sido parte de la Convención sobre Diversidad Biológica,  bajo la que se adoptó este Protocolo de Bioseguridad, Estados Unidos supo boicotear y demorar las negociaciones durante ocho años. La demanda fue presentada ante la OCM con la intención de evitar la última ratificación necesaria para que el protocolo entrara en vigencia (3).

“La agresiva política de Estados Unidos atenta contra la bioseguridad global, y su diplomacia trabaja activamente para romper el consenso global que existe en la aplicación del principio precautorio para la regulación de los organismos transgénicos. Dos tercios de los países que ratificaron el Protocolo son países en vías de desarrollo, y que están al tanto, cada vez más, de las promesas vacías tanto de los Estados Unidos como de la industria de los transgénicos”, dijo.

Con la 5ª Reunión Ministerial de la OMC a desarrollarse en México, y coincidiendo con la entrada en vigencia del Protocolo de Bioseguridad, existe una oportunidad crítica para los gobiernos del Sur de exponer la amenaza que implican  los cultivos transgénicos.

Estados Unidos continúa su camino de no recurrir a las Naciones Unidas y sus mecanismos como herramientas, sino que impone sus políticas de cualquier manera para asegurar sus objetivos estratégicos. Argentina debe retirar su apoyo a la prepotencia diplomática de los Estados Unidos que pretende utilizar a la OMC como arma política contra la Bioseguridad y los países en vías de desarrollo, y que atenta contra los sistemas de legalidad internacional (3).

Ver informe difundido hoy por Greenpeace en Sacramento...
Ver carta enviada por Greenpeace al canciller Bielsa...
Ver noticia anterior sobre este tema...

(1) En el Protocolo de Bioseguridad de Cartagena, la comunidad internacional reconoce que los cultivos transgénicos son distintos a los convencionales dado que éstos poseen riesgos para el ambiente, la biodiversidad y la salud humana. Por estos motivos, o por cualquier otra consecuencia no esperada, el Protocolo requiere que se los trate con precaución. Todos los países que son firmantes del protocolo tienen el derecho a prohibir el ingreso de transgénicos cuando existe incertidumbre científica sobre la seguridad de estos organismos a la largo plazo. También explicita el derecho de las partes a prohibir las importaciones y a imponer stándares de seguridad más altos. El Protocolo surgió bajo la órbita de la Convención sobre Diversidad Biológica (CBD), y se adoptó en enero de 2000 en Montreal, Canadá, después de siete años de negociaciones difíciles y entorpecidas por los gobiernos del Grupo Miami (por EUA, Canadá, Argentina, Australia, Uruguay y Chile). Los temas de bioseguridad que aún quedarán pendientes luego de la entrada en vigor del Protocolo son: un régimen de responsabilidades para los creadores de los transgénicos ante los impactos negativos sobre el ambiente y la población y el etiquetado de los productos que contengan o deriven de productos transgénicos. Las compañías agrobiotecnológicas y el gobierno de Bush trabajan fuertemente en ambos temas para que no se llegue a un acuerdo. Texto del acuerdo y anexos, consultarse en: http://www.biodiv.org/biosafety/ratification.asp

(2) Principio precautorio: Este principio es una regla general para situaciones en las que existe potencial para amenazas serias o irreversibles a la salud o al medioambiente, y requiere de la toma de medidas para evitar tales amenazas, aún en los casos en que no exista todavía una prueba definitiva de daño. Detiene la falta de certeza científica que hoy está siendo utilizada para demorar la acción preventiva. El enfoque precautorio también introduce un análisis científicamente más riguroso, dentro de un ámbito más amplio y una mayor variedad de expertos. La Precaución está involucrada en todos los pasos de la toma de decisiones en las que la acción puede producir efectos severamente dañinos, desde la práctica de la ciencia y los planes de investigación, hasta las regulaciones y los gobiernos. http://www.biodiv.org/biosafety/ratification.asp Lista de países firmantes en: http://www.biodiv.org/biosafety/signinglist.asp?sts=sign Lista de países ratificantes en: http://www.biodiv.org/biosafety/signinglist.asp?sts=rtf&ord=dt

(3) La Argentina es parte de la Convención sobre Diversidad Biológica (CDB), y suscriptora del Protocolo de Bioseguridad de Cartagena, aunque aún no lo ha ratificado. El objetivo de la administración de Bush es legitimar a la OMC por encima del Protocolo definiendo las restricciones a los transgénicos como "barreras comerciales", con lo cual, se buscará también bloquear el camino posterior a la implementación del Protocolo.

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