Crónicas del sur

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Prensa - 6 enero, 2016
El barco Esperanza de Greenpeace se dirigió a nuestros mares del sur en trabajos de investigación y documentación. Aquí nuestra campañista Estefanía González comparte con nosotros experiencias y sensaciones abordo en este maravilloso recorrido.

El comienzo: Definiendo la ruta en busca de los glaciares

 
Hoy domingo 13 de diciembre, estamos terminando el último open boat del tour del Esperanza en Chile. Pese a la lluvia y frío, miles de personas hacen fila para conocer nuestro barco. Compartir con las más de 10.000 personas que nos han visitado entre Coquimbo y Puerto Montt me ha dado la fuerza para continuar incansablemente con nuestras campañas, sin dar ni un paso atrás y solo mirando hacia adelante. Estoy dando la charla final, en medio de la lluvia fuera del puente, cuando me llaman desde dentro del barco: tenemos que definir qué glaciares visitaremos, debemos priorizar. Rápidamente ingreso, y con Sergio el coordinador de logística y Rapha el segundo oficial, nos ponemos a mirar el mapa y conversar.

Yo quiero ir a todos los glaciares de la Patagonia, ninguno es igual a otro, quiero visitarlos para poder demostrar que todos merecen la misma protección, que es ridículo pensar que alguno vale más que el de al lado, que es inconcebible separarlos en glaciares de primera y segunda categoría. Estoy imaginando cómo llegar a todos, cuando el calendario y el plan original me hacen poner los pies sobre la tierra,  - Haremos tres grandes paradas en los próximos 7 días – dice Sergio. Comienzo a ver el mapa junto a Rapha y definimos sin duda alguna que el primero será el Pio XI, el glaciar más grande de Campos de Hielo Sur, el mismo que hace 11 años visitó el Arctic Sunrise. Greenpeace volverá a ese lugar para sellar el compromiso de no permitir que nadie ni nada lo dañe, para mostrar que hoy encabezamos la campaña que asegurará su protección.

La segunda parada, Glaciar Amalia. Guisella, la glacióloga que nos acompañará, desde hace semanas nos insiste que es uno de los glaciares más interesantes de la zona: ha retrocedido muy aceleradamente en los últimos años, tenemos la oportunidad única de evidenciar esto en terreno y realizar mediciones científicas que demuestren su situación.  A sólo días de finalizada la Cumbre de Cambio Climático, con compromisos insuficientes para mantener el aumento de temperaturas en los 1,5°C, debemos mostrarle al mundo lo que están sufriendo nuestros glaciares.

Planificamos instalar dos cámaras que registren los desprendimientos de hielo en el frente del glaciar, además de medir su espesor de hielo con radares. Esto significará una expedición de dos días completos para llegar por tierra al glaciar. Tomamos el desafío con emoción y planificamos con Rapha cómo lograremos llegar hasta el hielo mismo, los míticos zodiac del Esperanza nos ayudarán en esta aventura.

Crew members of the Esperanza ship are seen on differents activities during the Chilean tour. Chile.December, 2015. Diego on the night watch.

Tercera parada, Isla Riesco. Nos adentraremos en el seno Ottway, caracterizado por la presencia de fauna marina como ballenas y delfines, para decir NO al carbón. La mina “Invierno” ya comenzó sus operaciones en uno de los lugares más prístinos de Chile, esta isla del fin del mundo sigue aclamando por su futuro con una comunidad fuerte que no descansa hasta lograr que las faenas mineras se detengan. Próximamente la mina planea empezar las tronaduras para extraer carbón y la comunidad denuncia que éstas no se encuentran autorizadas, ya que no fueron siquiera presentadas en el plan original.

Si, definitivamente iremos a Isla Riesco, apoyaremos a la comunidad y llevaremos este mensaje con nuestro barco. Ya basta de energía sucia, necesitamos actuar para detener el cambio climático, esta central muestra lo peor de una industria que no sólo contribuye con las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también pone en riesgo áreas con fauna única.

Crew members of the Esperanza Ship along with scientists sails near the Pio XI glacier in Magallanes region to make measures and take photographs. Pio XI is one of the biggest Glacier of southamerica. Magallanes, Chile. 16th december, 2015

La ruta está definida, el Open Boat se terminó, el equipo científico ya está en el barco, compuesto por Guisella, Leonardo y Pablo, glaciólogos y climatólogos con fuerte compromiso ambiental. Nos reunimos en el messroom para cenar las maravillas que cocina Dani, el increíble chef Mexicano. Estamos todos medio ansiosos, hablamos de los glaciares que visitaremos, pero sin creer aún que navegaremos por los fiordos más lindos del planeta rodeados de hielos milenarios. Ha sido tan intenso el tour, que recién ahora me doy cuenta del viaje que haremos, que tendremos una oportunidad única no sólo al conocer estos glaciares, sino que al documentar su estado actual, considerando el impacto del cambio climático y otras amenazas humanas. Me llena de orgullo ser parte de este equipo y comenzamos el viaje con la esperanza de cumplir la ruta y objetivos trazados.

Ya es lunes, despierto feliz. Al igual que en el tránsito entre Coquimbo y Valparaíso, me tocó en la cabina con Mariona, una marinera catalana que tiene luces de estrella adornando las paredes y que me cuenta dónde tiene escondida la nutella y los dulces. Morena, alta y delgada, parece seria para los otros, porque nos recuerda con firmeza que la limpieza comienza a las 08.00, no a las 08.10, sin embargo cuando la escuchas hablar sobre cómo su sueño se hizo realidad al ser parte de la tripulación y cómo con su novio, tripulante del Acrtic Sunrise viven ese sueño juntos, te das cuenta que de esto se trata Greenpeace, un montón de personas cumpliendo un sueño de distintas maneras.

El mar está sereno, esto nos permite juntarnos en el lounge a cantar y tocar guitarra. El equipo de chilenos (fotógrafo, videografo, coordinador de comunicaciones, guías de montaña y el marinero Diego) corea una decena de canciones en español y en este caso el idioma no es una barrera; Kim el tercer oficial coreano, disfruta de nuestra improvisada música y hasta aprende español y nos sigue tarareando.  Así finaliza el día y nos vamos a dormir, esperando que el próximo sea un día igual de tranquilo para navegación, sin embargo despertamos con el brusco movimiento que hace subir y bajar al barco.

Me levanto pensando que esta vez me afecta menos el movimiento, me doy una ducha y luego me preparo un té de jengibre (especial para los mareos) que mi novio me regaló antes de partir. Confiada en que todo estará bien, a las 7.55 estoy lista para comenzar la limpieza, cuando no puedo más por el movimiento y paso cerca de 30 minutos vomitando. Mariona, que además es la enfermera, me envía a descansar y es así como paso todo el martes acostada mientras se calma el mar. No soy la única, a las 15.00 hrs emprendí rumbo al puente, y me encontré con unos cuantos tambaleando al más puro estilo de The Walking Dead, excepto la experimentada tripulación (que pareciera no sintiera el movimiento) y el periodista de CNN Rolf y la glaciológa Guisella, que disfrutaban felices del día sin ningún malestar, sentí mucha envidia y regrese a la cama. 

The Greenpeace Esperanza Ship sailing the coast of Chile to support the glaciers campaign.Chile 2015

Pio XI, el glaciar más grande de Chile

Ya es miércoles, cruzamos el Golfo de Penas con una tranquilidad impresionante, y a las 6.30 am estamos todos en pie porque cruzaremos un hermoso fiordo que nos llevará al glaciar Pio XI. Salimos a cubierta y delfines nos reciben saltando alrededor del barco, miramos y son inmensos bosques en pequeños cerros los que adornan el paisaje. El viento es suave, pero frío y cerca de 12 personas estamos afuera con la boca abierta sin decir palabra alguna, la naturaleza nos dejó sin habla, no hay fotografía que logre reflejar la hermosura de lo que nuestros ojos están viendo.

Esa tranquilidad me inunda y en ese estado comienzo a preparar la bajada al glaciar de las próximas horas. Desde las 13.00 hrs. aproximadamente se comienza a ver una gran mancha blanca al fondo y sí, estamos próximos a llegar al glaciar más grande de Chile.  Con Renato, coordinador de comunicaciones y Roberto, coordinador de acciones, empezamos a planificar la bajada. Iremos en dos botes, uno de comunicaciones y otro científico. Guisella, Leo y Pablo están emocionados por poder bajar, si bien son científicos que investigan los glaciares, muchas de estas investigaciones son con imágenes satelitales, hoy haremos trabajo de terreno.

Crew members of the Esperanza Ship along with scientists sails near the Pio XI glacier in Magallanes region to make measures and take photographs. Pio XI is one of the biggest Glacier of southamerica. Magallanes, Chile. 16th december, 2015

Hacemos el brief de la actividad y nos preparamos para bajar. Nos ponemos los trajes especiales para evitar el frío y nos subimos al African Queen y a Daysi. Yo voy en el African Queen junto a los científicos, es uno de mis botes favoritos. Renato junto a Rolf el periodista, y los dos camarógrafos Cristian y Claudio y el fotógrafo Cristóbal van en Daysi. Nos acompañan Andrés Soto, mecánico de botes chileno, Ana y Pablo marineros argentinos y mi querida Mariona. Todavía me impresiona el talento que tienen para manejar estos botes, esta vez, entre pedazos de hielo.

Estamos cada vez más cerca del frente del glaciar y algo falla, Andrés tiene cara de preocupación, nos acercamos a Daysi y Ana nos dice que tenemos que dejar el African Queen. Sin discutir, nos empezamos a cambiar de bote, y Andrés y Mariona se alejan, van a reparar el bote que tuvo fallas mecánicas, espero que no sea el hielo ya que mañana debemos llegar a tierra atravesando un mar congelado.

Crew members of the Esperanza Ship along with scientists sails near the Pio XI glacier in Magallanes region to make measures and take photographs. Pio XI is one of the biggest Glacier of southamerica. Magallanes, Chile. 16th december, 2015

Estamos frente a frente con Pio XI ¡Es inmenso!, tiene más de 10 tonalidades diferentes de blancos y celestes en su frente. Desde arriba, pareciera haber una cascada de hielo que lo alimenta. No soy capaz de diferenciar donde termina el hielo y comienza el cielo. No puedo hablar ni quiero que me hablen, mis ojos se empiezan a hinchar y me dan unas ganas de llorar incontrolables, no sé qué palabra podría describir la emoción que siento. Al estar aquí, me conecto con esa esencia profunda de amor a la naturaleza que es la me tiene coordinando una campaña de glaciares. En el día a día, buscamos miles de explicaciones para defenderlos: “nos dan agua, son nuestra seguridad hídrica ante el cambio climático, cumplen funciones ecosistémicas irremplazables, etc, etc.” Pero en este momento nada de eso me importa, no hay ciencia ni discurso que explique el real sentido que tiene para mí el resguardarlos, - ¡Los glaciares no se tocan porque son glaciares! ¿Acaso no lo ven? ¡¿Cómo podemos ser capaces de destruir esto?! – grito en mi mente.

El periodista de CNN y nuestro camarógrafo me empiezan a entrevistar, no recuerdo qué dije ni tampoco si me comporté como una buena campañista. Sólo sé que las palabras de ese momento salieron desde lo más profundo de mi sentir y de aquello que me mueve y me da energía para seguir con la defensa del medio ambiente hasta las últimas consecuencias, el amor y valoración inexplicable por nuestra naturaleza.

Crew members of the Esperanza Ship along with scientists sails near the Pio XI glacier in Magallanes region to make measures and take photographs. Pio XI is one of the biggest Glacier of southamerica. Magallanes, Chile. 16th december, 2015

Recorrimos el glaciar de punta a punta, medimos su extensión con GPS especializados, sacamos cientos de fotos, paramos a poner nuestros lienzos para las campañas de Detox Outdoor y Glaciares, cumplimos lo que fue la primera de 3 grandes misiones.  Regresamos al barco y está Dani, el cocinero, con el Pio XI en su espalda. Está contando su sensación al volver luego de 11 años al mismo glaciar, lo escucho y me vuelvo a emocionar. Miro lo gestos de su cara al hablar sobre su experiencia, la expresión de sus manos y vuelvo a comprender por qué estamos en Greenpeace, cientos de personas de diferentes países y culturas, con distintas expectativas y trabajos, pero con la misma mirada al apreciar un glaciar.

Members of Greenpeace along with two Chilean scientists explore the Amalia glacier in the Magallanes region making measurements and installing  time-lapse cameras to follow the melting of this glacier, one of the most affected in Chile. Magallanes, December 2015

Members of Greenpeace along with two Chilean scientists explore the Amalia glacier in the Magallanes region making measurements and installing  time-lapse cameras to follow the melting of this glacier, one of the most affected in Chile. Magallanes, December 2015

 

La expedición

Hoy el frío me despertó, abro mis ojos y por la ventana de la cabina se ve el mar repleto de trozos de hielo de diferentes tamaños. Este debe ser el Amalia - Pienso. Subo a la cubierta rápidamente y no puedo creer el espectáculo que estoy presenciando.  Al lado de nosotros se ve este glaciar, al ser más pequeño que el Pio XI nos deja ver todos sus detalles. Alrededor miles de pedazos de hielo viajan al ritmo del viento. Por momentos el barco está rodeado, pero minutos más tarde los pequeños trozos se van a otras zonas ¡es impresionante!. No hay tiempo que perder, un primer bote de exploración que partió para elegir la ruta y el tipo de bote más adecuado, creemos será el novy.

Comienzo a limpiar los baños, para luego hacer un par de sándwich que desayunaré en el camino. No puedo más de la emoción. Me visto con todo el equipo de montaña, el mismo equipo que se usó para la expedición a las Torres del Paine para la campaña de Detox Outdoor, y veo con preocupación que mis zapatos son 5 números más grandes que mi talla. Me pongo 6 pares de calcetines y ya estoy lista para comenzar esta travesía. Iremos en Daysi lo más cerca posible del glaciar, en la orilla no esperará un novy que nos llevará hasta las rocas que conforman la playa de glaciar. Parte el primer equipo, Glaciólogos más los guías de montaña Seba y Claudio son los primeros. La primera parada es en unas rocas frente al glaciar donde instalan con éxito la primera cámara, que estará un mes haciendo time laps para registrar los desprendimientos. Hasta esas mismas rocas llegaba el glaciar en 2004, sentimientos encontrados al saber que somos testigos del dramático retroceso del Amalia.  Me subo al segundo viaje que hará Daysi, sigo sin poder creer dónde estoy.

El paisaje acá es más íntimo, el glaciar está en una gran cuenca rodeada de pequeños cerros que hacen el entorno muy acogedor. Los cientos de trozos de hielos me asustan un poco, no sé cómo llegaremos a la orilla. De pronto, esa preocupación de desvanece cuando veo a mi lado un delfín saltando y acompañado nuestro recorrido, no lo dudo – Esto es un mensaje, estamos haciendo lo correcto- Le digo a mis compañeros de travesía, se ríen y comenzamos a grabar videos de mala calidad con nuestros mojados celulares. Sin darnos cuenta, ya estamos llegando al novy, que será el encargado de dejarnos en tierra firme. Saco fotografías como loca hasta que me doy cuenta que ni una sola de ella logra captar lo que estoy viviendo, me rindo y guardo el celular, dejo la fotografía en manos de los profesionales y me siento en una roca a la que le da el sol y desde donde puedo mirar mitad glaciar y mitad montaña con sus bosques. Estoy sin aliento, unos lentes de sol me ayudan a cubrir las lágrimas de emoción y me prometo a mí misma que vamos a ganar esta campaña, que de cualquier modo vamos a transmitir este sentir que te hace saber que es inaceptable dañar un glaciar, cualquiera sea su tipo, grande, pequeño, blanco, azul, café. Estoy planeando la próxima estrategia, cuando el guía Seba, me interrumpe y nos dice que ya es hora de partir. Empezamos a caminar.

Members of Greenpeace along with two Chilean scientists explore the Amalia glacier in the Magallanes region making measurements and installing  time-lapse cameras to follow the melting of this glacier, one of the most affected in Chile. Magallanes, December 2015

“Jamás imaginé que el camino sería así”comentábamos con Cristóbal, el fotógrafo y Cat, una marinera italiana que nos acompaña y nos ayuda a cargar el peso. Llevábamos sólo 10 minutos de caminata y no podíamos creer en lo que estábamos. El paisaje no solo era lindo, sino que también difícil. No había sendero ni nada que se le pareciera. Íbamos trepando cerro arriba como gatos, unos con más problemas que otros. Yo no podía creer como los guías y glaciólogos cruzaban ríos, saltaban quebradas y caminaban derechos con tanta pendiente. Esto se estaba poniendo duro para aquellos que no teníamos experiencia de alta montaña. Ninguno de nosotros había estado en ese lugar antes, íbamos abriendo camino según la ruta que nos trazamos con google earth en la sala de campañas del barco. Como extrañé las comidas del barco en esos minutos, hasta que el mantenerse de pie no dejó espacio a ningún otro pensamiento que no fuera “de donde me sostengo para seguir”.

El sol penetraba fuerte, y la vegetación típica de montañas con puntas afiladas, nos jugaba malas pasadas para buscar sostén. – En qué me metí- Pensaba, mientras rabiaba porque los pies me bailaban de un lado a otro, ya que los seis pares extra de calcetines no me ayudaron lo suficiente.  Hasta que por fin dejamos de subir, no más pendiente, sin embargo lo que venía era un irregular terreno repleto de hielo. No te podías confiar de lugar donde pisabas, se veía como tierra firme, pero era una pantanosa mezcla de tierra con hielo derretido o una resbalosa capa de hielo firme. Acá saltamos un río pequeño, pero profundo. Si caías, no había vuelta atrás, más de 4 metros de precipicio te esperaban si dabas un paso en falso.

En ese momento aprendí que cuando emprendes un desafío importante, no hay espacio a la duda y al miedo, tienes que buscar dentro de ti la seguridad y dar el salto con la máxima confianza, y lo di con éxito. Ese mismo salto es que debemos dar con cada acción que emprendamos en nuestro trabajo, conectarnos con esa energía vital que nos da la fuerza para luchar con los más grandes enemigos.

Members of Greenpeace along with two Chilean scientists explore the Amalia glacier in the Magallanes region making measurements and installing  time-lapse cameras to follow the melting of this glacier, one of the most affected in Chile. Magallanes, December 2015

Por fin nos detuvimos a comer algo. Llenamos nuestras caras de la fría agua que viene directamente del deshielo. No alcanzamos a sentirnos descansados cuando había que partir nuevamente, el desafío era grande: Llegar a la cima hoy mismo, para mañana viernes poder instalar la segunda cámara, medir el glaciar y emprender el retorno a la playa inicial. No había más tiempo, no podíamos darnos el lujo de descansar y continuar a paso lento, debíamos seguir, seguir y seguir hasta lograr el objetivo.  Y seguimos, llegamos al “Amalia chico” un glaciar atrapado entre montañas, que alguna vez fue parte del Amalia grande. Nos encordamos y pusimos crampones, porque había que atravesar el Amalia chico para llegar a destino.

Este glaciar, es maravilloso y hermoso, entre montañas como no llega al mar, se deja explorar con más facilidad. Este tipo de glaciares es el que gobierno de Chile no quiere proteger, estando acá más sin sentido suena no protegerlos a todos, más criminal se ve utilizar estas reservas como botaderos de estériles. Mientras subía este glaciar, con dificultad y agotamiento, no me conecté con ese sentimiento puro de  admiración, me conecté con la rabia que me genera saber que en ese mismo momento, un glaciar idéntico, está siendo destruido a manos de la minería por el sólo hecho de estar en la zona norte y centro del país, y no en la Patagonia.

Cruzamos el glaciar y llegamos a punto de gran dificultad. Emprender el viaje hacia la cima sólo Sebastián con Guisella y Leo para instalar la cámara dos y evaluar la factibilidad de bajar al Amalia al día siguiente. Los otros, bajamos de regreso y armamos campamento a los pies del Amalia chico. Cerca de las 22.00 hrs, gracias a que el sol se pone cerca de las 23.00 hrs en la Patagonia, vuelven Guisella, Leo y Seba con misión cumplida: La cámara 2 está instalada. Sin embargo, requiere de una expedición de al menos 3 días más bajar a medir al Amalia. Dormimos profundamente y ya el viernes despertamos para medir el Amalia chico. Va el equipo de científicos con el radar y durante más de 3 horas realizan las mediciones.

Son las 15.00 hrs. y la misión ya está cumplida, no lo podemos creer. Estamos encabezando un trabajo de exploración científico del más alto nivel en glaciares inexplorados y este trabajo estará a disposición de la defensa de glaciares y no se empolvará en una biblioteca con el paso de los años.

Members of Greenpeace along with two Chilean scientists explore the Amalia glacier in the Magallanes region making measurements and installing  time-lapse cameras to follow the melting of this glacier, one of the most affected in Chile. Magallanes, December 2015

Agotados y satisfechos regresamos, en un camino que fue menos duro de bajada, pero con lluvia constante y un sol esquivo. Al llegar a la playa estaba Novy esperándonos, pero debía llegar Daysi. La lluvia no cesó y el frío y el cansancio se hacían más intensos. El viento comenzó a cubrir de hielo cada vez más comprimido la zona por la cual debíamos salir y cuando llegó Daysi no me imaginaba saliendo de ese lugar. Estuvimos 1 hora y media tratando de salir, bajo la lluvia y con el viento que traía más y más hielo. Ana y Andrés, los conductores, nos transmitían la confianza de que todo estaría bien aunque no por momentos los botes no pudieran moverse ni encontráramos lugar por el cual transitar. Pablo y Mariona no daban espacio a la preocupación y en la proa del bote remaban para sacar los hielos y abrir paso.

A pesar de la adversidad, nunca dudé que saldríamos con éxito de ahí. Andrés me confesó que ya tenía un plan preparado en caso que nos quedáramos atrapados, pero no fue necesario. El coraje y experiencia de estos marineros, es más fuerte que cualquier temporal.

Volvimos al barco, mojados, cansados pero sobre todo felices. Cumplimos la misión, pero por sobre todo hasta esta etapa del viaje a ninguno nos queda duda sobre lo que estamos haciendo, esta experiencia nos ha hecho encontrarnos en lo más esencial de la defensa del medio ambiente que lideramos. Ya no tenemos excusa para flaquear y seguimos con la convicción de que lograremos proteger a cada uno de los 24.133 glaciares de Chile. Aprendí que no hay glaciar igual a otro, que  cada trozo de hielo te ofrece una experiencia distinta y que este maravilloso ecosistema cumple funciones y roles que aún ni imaginamos. 

Members of Greenpeace along with two Chilean scientists explore the Amalia glacier in the Magallanes region making measurements and installing  time-lapse cameras to follow the melting of this glacier, one of the most affected in Chile. Magallanes, December 2015

 

Isla Riesco y el regreso a tierra


Sábado y ya estamos camino a Isla Riesco, la cuarta isla más grande del país. Escucho una alarma en el barco junto al grito “whale, whale”. Corro a cubierta, llego a la proa y busco a la ballena. Nunca he visto una en mi vida, cuando de pronto veo salir ese majestuoso chorro de agua, no lo creo. Estoy frente a una ballena, a esas que salen en las películas, a esas que jamás pensé ver.
Sigo mirando y ahora son dos chorros de agua y una aleta. Me doy por satisfecha: hoy conocí a las ballenas. Se alejan y continúan su camino.

Crew members of the Esperanza ship are seen on differents activities during the Chilean tour. Chile.December, 2015. A tonina sails along with the Esperanza crew.

Son las 19.00 hrs. y ya está todo preparado para bajar. Llevamos un bote de multimedia y otro con Roberto, el coordinador de acciones, Javiera la activista y Seba el guía de montaña que nos ayudará con los lienzos. Hay viento, el oleaje se mueve y hay que bajar el bote mientras éste sube y baja por las olas. Agradezco haber participado del On Board Campaign Training semanas atrás ya que practicamos muchas de estas cosas.  Ya estamos arriba del African Queen pero falló nuevamente, de vuelta al barco gracias al remolque que nos hizo Daisy.

Iremos en un novy, así es que uno tiene que bajar, me ofrezco yo y me quedo fuera de la foto oportunidad en Isla Riesco. El plan es parar frente a la mina y poner nuestros banners y luego acercarnos a la playa donde estará la comunidad con su mensaje. Subo al barco y pienso que tendré tiempo para descansar y disfrutar de la vista, mientras veo como el novy salta y salta en uno de sus viajes más entretenidos. Los botes se acercan a la mina, y desde lo lejos veo los tradicionales banners amarillos en medio de un gran barco que está en plena operación.

Greenpeace Esperanza crew members place banners against the coal effects in the enviroment in front of the "Invierno" Coal Mine, Isla Riesco. December 19th, Magallanes Region. Chile.

- El capitán te busca- Dice Mariona. Subo al puente y Daniel Rizzotti, capitán del Esperanza me dice que uno de los pilotos está haciendo problemas por nuestra actividad, al parecer no le gustó que fuéramos a la mina misma a decir ya basta de carbón. Él maneja la situación, mientras yo intento con binoculares encontrar el punto exacto donde está la comunidad, sin embargo no se ve nada. Un poco de señal llega a mi celular y llamo a uno de los habitantes de Isla Riesco – Soy Estefanía, desde El Esperanza, los estamos buscando-le digo. Me responden 3 voces a coro gritando - ¡¡Los vemos, los vemos!! Gracias, gracias, nos vamos a subir arriba del auto para que nos vean, gracias por estar aquí-. Vemos la camioneta y por radio les comentó a mis compañeros hasta donde deben ir. Ahora ya se ve el banner blanco de la comunidad y son nuevamente los delfines los que reciben a nuestros botes que entre olas y saltos logran llegar cerca de la orilla. Emoción absoluta de nuestro equipo y de la comunidad con este encuentro. Un abrazo fraterno nos damos entre todos, ellos desde la playa, nuestro equipo desde los botes y yo desde el barco, todos lo sentimos.

Ya es sábado por la noche y agotamiento se nos nota. Llevamos un mes de tour en Chile y  es indescriptible todo lo vivido. El lunes temprano llegaremos a Punta Arenas y el domingo será mi última noche embarcada. De este viaje me llevo miles de experiencias, muchos aprendizajes. Llevo solo  6 meses en Greenpeace y hoy me siento como si llevara largos años. Me quedo con la determinación de Mariona, el talento y valentía de Andrés, la inmensidad de los glaciares y el codo a codo con mis compañeros de equipo, pero más que todo con la motivación que a todos nos tiene aquí, cumplir nuestros sueños a través de la defensa del medio ambiente. 

 

 

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