Prensa - 1 marzo, 2016
Islandia – Recientes reportes confirmaron que no se realizará la caza de ballenas planeada para este verano en Islandia. La persona que lleva adelante esta actividad afirmó que se ve obligado a cancelarla debido a obstáculos en la exportación de carne. Esto representa una importante noticia, no solo para las ballenas sino también para todos los que activamente se opusieron al desarrollo de esta innecesaria y cruel práctica.
Durante los últimos cinco años, Islandia ha desafiado la opinión pública internacional y le ha permitido a un hombre, Kristian Loftsson, cazar ballenas de aleta. Sin embargo, los activistas de Greenpeace en Europa no dejaron de exponer públicamente la actividad de barcos balleneros ilegales, bloqueando puertos en Holanda y Alemania y movilizando a muchas personas para que apoyen el bloqueo del comercio de carne de ballena a través de Sudáfrica.
“No hay lugar para la caza comercial de ballenas y el mundo está advirtiendo que las ballenas, los delfines y las marsopas enfrentan varias amenazas por parte de los seres humanos: el cambio climático, la contaminación y la pesca industrial. Si detenemos la caza de ballenas podremos avanzar con el resto de los problemas que enfrentan las especies marinas“, sostiene Willie Mackenzie, integrante del equipo de Biodiversidad de Greenpeace en Reino Unido
“Cuando Loftsson dice que se detiene a causa de obstáculos, es una manera diplomática de cuidar su imagen. Pero tengamos la esperanza de que la cancelación de la cacería de ballenas de este año sea el fin definitivo de esta horrible actividad.”
Las ballenas de aleta son el segundo animal más grande de nuestro planeta y puede medir hasta 27 metros de largo. Estos mamíferos se encuentran en la lista de las especies consideradas en peligro, porque fueron uno de los primeros objetivos de los arpones de las “fábricas balleneras” del siglo 20 y su población fue prácticamente aniquilada en muchas zonas.
Dado que las ballenas y otras especies en el norte del Océano Atlántico han demostrado tener muchas toxinas, las personas fueron alertadas sobre la importancia de abolir el consumo de grasa de ballena o porciones muy grandes de pescado grasoso. Estudios recientes demuestran que algunas poblaciones de ballenas en el norte del Océano Atlántico van en camino a la extinción solamente a causa de la contaminación.
Para Greenpeace esta es una buena noticia para Islandia. La caza de ballenas es inadmisible, ya que no representa ningún aporte medioambiental, económico ni social para el país. No hay mercado para la carne en Islandia, la grasa se descarta como “no apta para consumo humano” y el comercio tentativo a Japón no tiene sentido, desde que tienen un amplio stock de carne de ballena no deseada y están preocupados acerca de la contaminación tóxica.