Especial “El futuro del planeta” por Rex Weyler *

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No estoy seguro de que podamos ganar con la lógica.

¿Cómo revertimos la pérdida de especies, el cambio climático, los tóxicos y la sobreexplotación del planeta en general? Tenemos el conocimiento científico pero la humanidad a gran escala no parece tener el deseo de cambiar. Vivimos en un mundo político pre-ecológico y la opinión pública parece estar cooptada por unos pocos locos que se aferran a los modelos pre-ecológicos de economía y desarrollo.

Las noticias ecológicas más destacadas de este año son perturbadoras: Dos tercios de los mamíferos condenados, sequías en Kenya, Mozambique, Estados Unidos, Sri Lakca, ríos y cataratas secas, virus como el Zika expandiéndose y matando a las comunidades de abejas, metano liberado en cantidades más altas que las permitidas y los meteorólogos obligados a reescribir constantemente las predicciones climáticas...para peor. El gran arrecife de coral colapsa y los soldados americanos protegen un oleoducto en Standing Rock mientras arrestan a indígenas y periodistas.

Sin embargo, durante estas décadas pudimos comunicar algunas buenas noticias: ríos que fueron limpiados (al menos parcialmente), la recuperación de la capa de ozono (lentamente, con algunos efectos colaterales), un santuario de ballenas, el aumento de las poblaciones de tigres en Asia, un manglar salvado en Madagascar y nuevas regulaciones a la agricultura en Brasil que preservarán parte del bosque de Mato Grosso.

Mientras tanto perdemos millones de hectáreas de bosque cada año, se acelera la pérdida de especies y se acumulan las toxinas.

Soy una persona optimista. Tengo la fuerza de seguir empujando contra lo imposible y mantener el sentido del humor, la mayor parte del tiempo. Pero a pesar de esto, algunas veces me pregunto: ¿Dónde encontrar esperanza?

¿En la política? Tengo mis dudas. El proceso político global parece estar demasiado corrupto, pre-ecológico, superficial y lento para resolver los problemas ecológicos profundos que tenemos.

¿En las conferencias climáticas? Después de 30 años de conferencias climáticas, tenemos el Acuerdo de París que no menciona a los combustibles fósiles ni la necesidad de dejarlos en el suelo y no extraerlos. El acuerdo no compromete a ningún país a cumplir promesas de reducción de emisiones y -en caso de hacerlo- las promesas no son suficientes para mantener la temperatura del planeta por debajo de los 3°. Aquí es donde comienzo a dudar si efectivamente podremos ganar esta pelea a través de la lógica. Entonces: ¿Dónde encontrar la esperanza?

Time’s First Breath © Lisa Gibbons

La primera respiración del tiempo. © Lisa Gibbons

Emergencia de larga duración

La historia demuestra que transformar las estructuras sociales puede ser dolorosamente lento. El trabajo ayuda a ejercitar la paciencia, que puede ser un buen lugar para encontrar esperanza. En la paciencia. En permanecer calmado sintiendo al mundo lenta y cuidadosamente.

También podemos encontrar consuelo en los registros históricos de cambio de la Tierra. Por ejemplo, transformar las instituciones fue relativamente rápido pero las grandes campañas raciales, religiosas o de igualdad de género necesitaron generaciones y aún están sin resolverse en todo el mundo. A pesar de todo esto sabemos que la sociedad puede cambiar.

Sentimos una especie de reloj biológico en relación a la ecología y esto puede llevarnos a la desesperación. Escuchamos constantemente que solo tenemos cinco años, o una década o que tenemos que cambiar antes de 2050 o para mañana. Y, sin embargo, la naturaleza se mueve durante millones de años, millones de generaciones, se producen desastres y al final encuentra nuevamente la homeostasis, el equilibrio.

Tampoco busco la esperanza en la creencia de que la humanidad resolverá nuestras crisis ecológicas mientras yo esté vivo ni siquiera durante la vida de mis hijos o mis nietos. La naturaleza es larga.

La globalización y el capitalismo neoliberal están muertos. No vamos a salir de la crisis con las fuerzas del mercado, la mano invisible y las máquinas. El alquiler de la naturaleza se agotó.

La lógica nos lo dice, la ciencia también y unas pocas instituciones globales están comenzando a notar la evidencia ecológica mientras que la opinión pública dominante utiliza a la ciencia para hacer marketing.

De alguna manera las comunidades tendrán, una vez más, que hacer todo el trabajo pesado: crecer localmente, con sus talentos y sus recursos. Encuentro esperanza en la gente común, que vive de manera simple: trabajan juntos y reconstruyen sus hábitats.

James Kunstler proporciona el término “emergencia de larga duración” para ayudar a comprender el lapso de tiempo que en el que ocurre un cambio ecológico y social.

The Messenger © Lisa Gibbons

El Mensajero © Lisa Gibbons

Despertando en el mundo salvaje

Encuentro la esperanza en los artistas que sacuden la cultura dominante. Los artistas juegan un papel esencial en la transformación social, le dan voz a los sentimientos más profundos. Los artistas no tienen que explicar las cosas. Aprovechan la oportunidad y van directamente al corazón de los acontecimientos.

Rachel Carson trabajó como científica pero sus grandes regalos para la humanidad vinieron de la mano de su poderoso lenguaje y su capacidad de contar historias. En 1965 escribió El sentido de lo maravilloso y allí decía: “El mundo de un niño es fresco, nuevo y hermoso. Lleno de maravillas y expectativas. Es una lástima que esa visión tan transparente y clara de lo que es hermoso e inspirador se pierda cuando alcanzamos la adultez. Ella se refería, por supuesto, al mundo salvaje que incluye lo salvaje dentro de cada uno de nosotros que nos recuerda que pertenecemos al mundo de la naturaleza y estamos relacionados unos con otros: “con cuatro piernas, alas y aletas” como nos recuerdan nuestros parientes indígenas.

“Es completamente necesario que volvamos a la Tierra y en la contemplación de su belleza encontremos ese sentido de maravilla y humildad.”

Allí es donde yo busco la esperanza. La encuentro en lo salvaje que está presente en el mundo y en el corazón de las personas. Los instintos de amor y vida. Encuentro esperanza en la eterna danza de las plantas, los animales, los hongos, las bacterias...Incluso en el funcionamiento de la vida, en las moléculas de hidrógeno, los nutrientes minerales, azúcares, proteínas y la luz del sol que se transforma en vida. Encuentro esperanza en esta magia y en la creatividad de la evolución natural.

Ebb and Flow © Lisa GibbonsFlujo y reflujo © Lisa Gibbons

La esperanza que podemos encontrar en el mundo natural es amplia, no está en la transitoriedad de una vida más simple o una victoria política. Es la esperanza de un milagro que incluya y sobrepase a los individuos, las sociedades, las especies y los hábitats.

En el reino humano encuentro personas pequeñas con grandes instituciones, gobiernos, corporaciones, economías globales o conferencias. No encuentro demasiada esperanza en la idea de que la humanidad va a “gestionar” el ecosistema. “Controlar la Naturaleza” es una frase arrogante.

Nuestro trabajo es, creo, controlarnos a nosotros mismos, nuestros propios apetitos, miedos e inseguridades. Y la mayoría de esto no puede ser organizado a gran escala. Una humanidad duradera probablemente pasará de la arrogancia de la gestión globalizada y volverá a las estructuras sociales construidas alrededor del lugar y la comunidad, en torno a la modestia y la decencia común.

Creo que debemos localizar, volver a comprometernos con la protección de los ecosistemas en los que vivimos. Los pueblos dispersos que perdieron conexión con la Tierra se volverán indígenas. Encuentro esperanza en las comunidades que se han comprometido con el medio ambiente y su cuidado, en la gente valiente y perseverante.

“Él encontró satisfacción en el sentimiento de su propia pequeñez,” escribió Yasunari Kawabata en las Historias en la palma de la mano. “Él incluso simpatizaba con la idea de que la especie humana, junto con los varios tipos de minerales y plantas, no era más que un pequeño pilar que ayudaba a sostener una vasta cantidad de organismos a la deriva en el cosmos - y con la idea de que no era más importante que el resto de los animales y las plantas.”

Tomo la esperanza de la modestia, de las personas que pueden trabajar sin llamar la atención sobre sí mismos, tratando de alcanzar beneficios personales.

Veo muchas parejas jóvenes que esperan para tener hijos, tienen menos o adoptan. Esas son respuestas sanas a la expansión humana y me dan esperanza.

El escritor Wendell Berry escribió hace algunos años: “La esperanza no debe depender de sentirse bien;” y sugiere que uno debe buscar la esperanza “en el suelo debajo de tus pies.”

Cuando siento desesperación vuelvo a este suelo. Y me siento afortunado de vivir en una zona que aún mantiene algo de lo salvaje. Caminé por el bosque la semana pasada con algunos amigos y llegamos a una catarata que cae al mar de Salish que termina en el Océano Pacífico. Y cerca de la costa vi algunos salmones exhaustos, luchando contra la corriente y avanzando a pesar del cansancio. Esta imagen alimenta mi idea: empujar una y otra vez, nunca darse por vencido en la vida.

Una gran artista bohemia, Rainer Maria Rilke escribió: “Una vez más algunas personas en la multitud se despiertan y emergen. El futuro habla sin piedad a través de ellos.”

 

  *Rex Weyler fue el director de la Fundación Greenpeace, editor  del primer newsletter de la organización y co-fundador de  Greenpeace Internacional en 1979. En este especial Weyler  reflexiona sobre el ambientalismo, el pasado, el presente y el futuro  del planeta.

 

No te pierdas la entrega anterior de este especial. Lee: ¿Y EL CANTO DE LOS PÁJAROS?