Noticia - 9 marzo, 2012
Internacional, 9 de marzo de 2012 -La organización recordó esta semana la tragedia nuclear de Fukushima, Japón, la peor en la historia después de Chernobyl, en la que 150.000 personas fueron evacuadas, se registraron 573 muertes relacionadas al desastre, se produjo la mayor descarga de elementos radiactivos al Océano Pacífico y 13.000km2 de tierra quedarán contaminados por décadas
El costo estimado, incluyendo el cierre de la planta y la limpieza del lugar, asciende a US$ 650 mil millones de dólares. Meses después del desastre, el gobierno japonés dio a conocer un estudio en el que consideró como un escenario posible la evacuación de la ciudad de Tokio, a 250km de la central.
Ike Teuling es experta en radiación de Greenpeace Internacional y realizó trabajos en Fukushima después del desastre: "La catástrofe nuclear en Fukushima afectará la vida de los japoneses durante décadas. En mis viajes a Fukushima y Chernobyl, he visto cómo la gente vive preocupada sobre su salud y la salud de sus hijos. Estos desastres y sus consecuencias sociales y ambientales son más que suficientes para abandonar la energía nuclear para siempre", afirmó.
Para alertar al mundo sobre los más de 400 reactores nucleares que hoy están activos en el planeta y que constituyen una amenaza constante para cientos de millones de personas; activistas de Greenpeace en 19 países, participaron esta semana en un Día de Acción Global para recordar el primer aniversario de la crisis nuclear en Fukushima y decirle a los gobiernos pro-nucleares que la próxima catástrofe será su responsabilidad. Cabe destacar que, después del desastre en Japón, países como Alemania, Suiza, Bélgica e Italia decidieron abandonar la opción nuclear.
Acompañando estas acciones Greenpeace también presentó la exhibición fotográfica Tierra de Sombras (Shadowlands) en la que se muestran imágenes de cómo vive la gente de Fukushima, Japón, a un año del terremoto que desató el desastre nuclear. En la muestra, se destaca la difícil situación de los desplazados por la crisis y se plasma cómo persisten los impactos al medio ambiente y a las vidas de las personas en una amplia área alrededor de la nucleoeléctrica Fukushima Daiichi.
Desde el comienzo de la crisis, el 11 de marzo de 2011, especialistas en radiación de Greenpeace han estado documentando los efectos de este tipo de contaminación en el medio ambiente, alimentos y productos del mar, para demostrar que las autoridades japonesas han subestimado consistentemente las consecuencias de la radiactividad en torno a Fukushima.
Grenpeace sostiene que la energía atómica ha demostrado ser cada vez más costosa, peligrosa e impredecible. Accidentes como los de Chernobyl y Fukushima evidencian que la opción nuclear puede tener consecuencias letales para el medio ambiente y para la salud de las personas. A un año de la catástrofe, Greenpeace exige el abandono de la energía nuclear y propone una transición hacia energías limpias y renovables como la eólica.