Greenpeace denuncia la venta no informada de Alimentos Transgenicos.

No a los transgénicos

Mientras el progreso científico en biología molecular tiene un gran potencial para aumentar nuestro entendimiento de la naturaleza y proporcionar nuevas herramientas médicas, no debería ser usado como justificación para convertir el ambiente en un experimento genético gigante por intereses comerciales. La biodiversidad y la integridad ambiental del suministro de alimento mundial son demasiado importantes para nuestra supervivencia, como para ser puestas en riesgo.

¿Qué hay de malo con la ingeniería genética (IG)?

La ingeniería genética permite a los científicos crear plantas, animales y microorganismos manipulando genes de una manera que no ocurre naturalmente.
Estos organismos genéticamente modificados (OGMs), conocidos comúnmente como transgénicos,  pueden propagarse por la naturaleza y interrelacionarse con organismos naturales, contaminando así los ambientes sin 'IG' y las futuras generaciones de un modo imprevisible e incontrolable.

Su liberación es 'contaminación genética' y es una amenaza mayor porque los transgénicos no pueden ser retirados una vez liberados en el ambiente.

A causa de intereses comerciales, al público se le está negando el derecho a saber sobre los ingredientes IG en la cadena alimentaria, y por lo tanto pierden el derecho de evitarlos a pesar de la presencia de leyes de etiquetado en ciertos países.

La diversidad biológica debe ser protegida y respetada como la herencia global de la humanidad, y una de las claves fundamentales de supervivencia de nuestro mundo. Los gobiernos están intentando atender la amenaza de IG con reglamentación internacional como el Protocolo de Bioseguridad.


Nosotros creemos:


Los transgénicos no deben ser liberados en el ambiente ya que no hay un entendimiento científico adecuado de su impacto en el ambiente y salud humana.
Abogamos por medidas interinas inmediatas como el etiquetado de ingredientes IG, y la segregación de cosechas y semillas diseñadas genéticamente, de las convencionales.

También nos oponemos a todas las patentes en plantas, animales y humanos, así como patentes en sus genes. La vida no es un bien industrial. Cuando obligamos a las formas de vida y al suministro de alimento mundial a adaptarse a modelos económicos humanos en vez de sus modelos naturales, lo hacemos bajo nuestro propio riesgo.

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