Cuando la compañía British Petroleum derramó 4.9 millones de barriles de petróleo en el Golfo de México en el 2010, el mundo entero se conmocionó con la noticia. La industria petrolera rusa derrama 30 millones de barriles en tierra cada año -siete veces la cantidad volcada en el desastre de la plataforma Deepwater Horizon-, y el derramamiento se encubre con un manto de secretos y corrupción. Además, cada 18 meses más de 4 millones de barriles de crudo se vierten al fondo del Océano Ártico, convirtiéndolo en un problema que implica y afecta al mundo entero.
Derrames petroleros en la región de Komi
Después de analizar imágenes satelitales para identificar los sitios alcanzados por los derrames petroleros, el personal de Greenpeace se trasladó a ésta y a otras regiones árticas y subárticas para investigar y documentar los vertidos de crudo y exponer el impacto ambiental. Todas las fotografías fueron tomadas durante un periodo de tres días en sólo uno de tantos puntos críticos en Rusia.
El ciclo del petróleo: corrupción y contaminación.
El intenso trabajo de desarrollo llevado a cabo por la industria de petróleo y gas va acompañado, generalmente, de grandes campañas de Relaciones Públicas enfocadas a los residentes locales, a fin de convencerlos que la perforación petrolera y la producción son absolutamente inofensivas y que contribuyen positivamente al desarrollo global de la región y su infraestructura.
¿Cuánto petróleo se ha derramado en Rusia este año?
Las condiciones climáticas extremas, junto con la falta de mantenimiento han dado lugar a una filtración lenta, pero constante, de petróleo por las grietas de las tuberías. Además, sigue siendo “ilegal” la quema de gas asociado (60% del cual es metano- emanación de poderoso efecto invernadero-). Rusia quema anualmente alrededor de 40 billones de metros cúbicos de este gas.
Daño a las comunidades
Grupos indígenas del norte de Rusia, Siberia y el lejano oriente ruso, que suman en total unas 250.000 personas, son algunos de los sectores más vulnerables de la sociedad rusa. Su economía y estilos de vida tradicionales dependen directamente de la pesca, la caza, cría de ciervos y recolección, con lo que el desarrollo de las industrias de extracción, la pesca privada y la industria forestal afectan de manera negativa sus territorios tradicionales, y su derecho a sustentarse de manera tradicional.
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D
esde los 12 años hasta que se jubiló a los 72, Kanev Vyacheslav Vaselyevick crió renos en la alea Komi de Ust’-Usa.
Los renos necesitan tierras amplias y libres. Hoy las tierras Komi tienen más de 3000 perforaciones para extracción, miles de kilómetros de cañerías, y múltiples rutas, caminos y edificios de la industria del petróleo. Kanev dice que tuvo que llevar a sus animales cada vez más al sur para que pudieran alimentarse en pastizales vírgenes. Los renos se negaban a comer el musgo y líquenes de las regiones contaminadas. El avance de la industria del petróleo hace que no se pueda criar renos, y ésta ha dejado de ser una manera viable de ganarse la vida.
V
alery Bratenkov trabaja como capataz en los campos de petróleo en las afueras de Usinsk. En su tiempo libre, es miembro de un grupo ambientalista. Bratenkov les advertía a sus jefes sobre los derrames que ocurren bajo sus narices y les pedía que arreglaran las tuberías. “Se mostraron ofendidos y dijeron que el costo era demasiado alto”. (Fuente: AP y Greenpeace).
En el área de desarrollo, el petróleo derramado forma lagos tóxicos, sofoca a la vegetación, se filtra en el suelo y en las napas. En la pequeña aldea de Ust’-Usa las personas viven con las consecuencias de esto todos los días.
L
os jóvenes de la aldea de Kolva no tienen mucha esperanza para el futuro. Sufren de una alta tasa de desempleo; muy pocos consiguen trabajo con las petroleras y las alternativas son muy limitadas. El alcoholismo también es un problema..
La tasa de suicidios en Rusia ya es considerada una crisis nacional. En la República Komi, estas cifras ya casi duplican el promedio nacional y entre las comunidades indígenas los suicidios lo triplican.
U
pescador en Kolva muestra su pobre pesca: “llegaron hace 40 años, perforaron y dejaron que el petróleo se filtrara al terreno y los ríos, hasta que los peces comenzaron a nadar con el estómago hacia arriba. Entonces supimos cómo sería el futuro”. La pesca, la caza, el cultivo y la cría de animales eran profesiones tradicionales de los Komi, pero hoy en día nadie puede vivir de eso. Pruebas imparciales muestran que los peces están contaminados con residuos tóxicos de petróleo que superan los límites aceptables para la salud.
D
urante el largo invierno ártico, el petróleo se escapa sin ser detectado de las cañerías subterráneas. Con el aumento de las temperaturas en verano, grandes cantidades de petróleo se filtran a los ríos llevadas por el agua de deshielo. “Durante la primavera es lo peor”, dicen los habitantes de Ust’-Usa. “Ahí es cuando aparece petróleo en el agua, el aire, en la comida, en todas partes. Todo apesta a petróleo. La primavera es una de las peores estaciones”.
El reclamo de Rusia en el Ártico
Lecciones para aprender
Según un representante del Ministerio de Recursos Nacionales de Rusia, “el desarrollo de la plataforma continental de Rusia se caracteriza por tener condiciones de trabajo muy complejas y requiere el uso de nuevas y únicas tecnologías. Al mismo tiempo, las dificultades son: condiciones climáticas y geológicas extremadamente complejas, falta de infraestructura, lo alejado de las zonas de extracción de las bases de apoyo en la costa, y la falta de tecnología para el desarrollo de campos de petróleo y gas en el océano en el Ártico”.
Si la industria del petróleo y el gas rusa no pudo respetar las reglamentaciones en sus campos existentes – a pesar de tener la capacidad técnica necesaria - ¿por qué deberíamos creer que va a ser más responsable con el medioambiente expandiéndose al Ártico?
Documentos del gobierno que antes eran confidenciales dicen que lidiar con un derrame en las aguas congeladas sería “casi imposible” y que los errores inevitables quebrarían el frágil medioambiente en el Ártico. Para perforar en el Ártico, las petroleras tienen que remolcar témpanos de hielo y sacarlos del camino para sus plataformas, y usar mangueras gigantes para derretir el hielo flotante con agua caliente. En estas condiciones, un derrame catastrófico es sólo cuestión de tiempo.
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