Preguntas y Respuestas sobre Fukushima

Preguntas Frecuentes sobre el accidente nuclear de Fukushima.

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Preguntas y Respuestas  
  • ¿Qué sucedió en la planta nuclear de Fukushima?

    El 11 de marzo de 2011, un terremoto de magnitud 9.0 golpeó la costa de Japón, seguido de un tsunami provocando el desastre nuclear más grande desde Chernobyl en 1986. El terremoto y tsunami causaron un apagón completo en la central nuclear Fukushima Daiichi que condujo a la falla de los sistemas de refrigeración.


    Como resultado, aunque los reactores se detuvieron, sólo tomó algunas horas para que el combustible se sobrecalentara y se derritiera en los reactores #1, #2, #3. El combustible sobrecalentado formó gas de hidrógeno que explotó y dañó cuatro edificios de contención los de reactores (unidades #1 a #4), abriendo un camino para una liberación masiva de radiación tanto de los reactores como de las piletas de almacenamiento de combustible gastado junto a los reactores.


    El accidente fue finalmente catalogado con el número más alto 7, en una escala internacional (INES), el mismo número que Chernobyl.

  • ¿Cuáles son las consecuencias del accidente nuclear de Fukushima?

    Se estima que las liberaciones de radiación del desastre nuclear de Fukushima a la atmósfera están en el rango del 10% a 40% de la cantidad liberada por el desastre de Chernobyl. Afortunadamente para la población japonesa, la mayor parte del daño no golpeó la tierra, sino el océano, resultando la mayor descarga de elementos radiactivos en el Océano Pacífico. La vida marina y los sedimentos siguen contaminándose a grandes distancias.


    Aunque sólo 20% de la liberación radiactiva cayó en tierra, grandes proporciones de áreas afectadas permanecerán altamente contaminadas por décadas. Aproximadamente 13.000km2 de tierra están contaminados tan fuertemente que las dosis de radiación exceden el límite internacional de 1 milisievert por año.


    Pasó casi un año desde que el terremoto y tsunami produjeron la muerte de decenas de miles de personas, sin embargo las consecuencias del desastre nuclear de Fukushima todavía se siguen desplegando para más de 150 mil personas que tuvieron que evacuar sus hogares, y muchos otros que siguen viviendo en áreas contaminadas. Ellos no han sido cuidados ni compensados adecuadamente. Japón es uno de los países más preparados en el manejo de desastres. Sin embargo, las autoridades fallaron en cada paso en su respuesta al desastre nuclear de Fukushima en curso, demostrando que ningún país puede estar preparado efectivamente para mitigar un accidente nuclear de gran escala y una liberación masiva de radiación.


    En febrero de 2012, los gobiernos de trece municipalidades afectadas certificaron 573 muertes como “relacionadas con el desastre nuclear”. Esto significa que el certificado de defunción indica que la muerte no fue causada directamente por la tragedia, pero que ésta agravó enfermedades o situaciones crónicas cuyo desenlace podría haberse evitado.

  • ¿Qué ocurre en el sitio ahora?

    El gobierno japonés y la Tokio Electric Power Corporation (TEPCO), dueña y operadora de la planta nuclear Fukushima Daiichi, declararon que habían conseguido un estado de “cierre en frío” en diciembre de 2011 aunque todavía no puedan determinar la posición o temperatura exactas del combustible de reactor derretido. La declaración fue hecha por razones políticas para cumplir una promesa anterior de alcanzar el cierre en frío antes del final de 2011.


    La realidad es que los cuatro reactores en Fukushima no están en un estado estable, y la liberación de materiales radiactivos sigue contaminando el océano así como el agua subterránea. Los niveles de radiación permanecen demasiado altos para que los trabajadores entren en los reactores. Los trabajadores siguen inyectando nitrógeno en los reactores para prevenir otra explosión de hidrógeno.


    Incluso hoy, la central nuclear de Fukushima todavía libera materiales radiactivos al aire. En enero de 2012, las liberaciones estaban en una tasa de 70 millones de Becquerel (Bq) por hora. Además, TEPCO ha afrontado varias pequeñas fugas y todavía es posible una fuga mayor al océano.


    Actualmente, más de 100.000 toneladas de agua contaminada –usada para enfriar los reactores– permanece almacenada en la planta, y los esfuerzos para descontaminar el agua altamente radiactiva han fallado. Puede tomar 40 años desmantelar totalmente los reactores de Fukushima.

  • ¿Por qué Greenpeace declara que el desastre en la central nuclear de Fukushima no fue causado por el tsunami y terremoto que golpearon el área?

    El desastre nuclear Fukushima ocurrió en primer lugar porque las autoridades japonesas dejaron de proteger a la gente como su máxima prioridad; en cambio estuvieron más preocupados por la protección de la industria nuclear y sus ganancias. El tsunami y terremoto sólo desempeñaron el papel de un gatillo. Debido al sistema incorrecto establecido por el gobierno y los reguladores, un accidente era inevitable: si no fueran un tsunami y un terremoto, otro factor como un desastre natural diferente, un error humano o una falla técnica, podrían haber iniciado un desastre similar. El gobierno, los reguladores y TEPCO —el operador de los reactores de Fukushima— sabían de la amenaza de terremotos y tsunamis más fuertes de lo que la planta estaba diseñada para resistir, años antes del evento del 11 de marzo de 2011. Esto se evidencia en numerosas advertencias registradas de universidades y expertos independientes desde 1990, así como en un estudio interno de TEPCO en 2007, y un informe de JNES (Organización de Seguridad de Energía Nuclear de Japón) en 2008. Aún así, el gobierno, los reguladores y TEPCO no actuaron sobre esta información y no implementaron las medidas protectoras que podrían haber evitado o limitado el daño del tsunami.

  • Greenpeace dice que ningún reactor es seguro, todos son inherentemente inseguros. ¿Cuáles son estos riesgos inherentes de los reactores nucleares?

    Todos los reactores nucleares comerciales contienen cantidades masivas de radiactividad en sus núcleos: si una fracción de ella es liberada al ambiente, es bastante para causar una gran contaminación a largo plazo, de áreas geográficas enormes. Esto no es sólo un problema de diseños de reactor peculiares, como el tipo de Chernobyl, sino un problema aplicable a todos los reactores. La generación más nueva de diseños de reactor III, como el EPR francés, son más grandes y contienen incluso más radiactividad que los modelos de reactor existentes.


    Fukushima ilustra este riesgo bastante bien: esta vez tuvimos suerte ya que sólo una pequeña fracción de radiación escapó de los reactores y la mayor parte de ésta se fue al océano. Aún así, contaminó seriamente áreas hasta 80 kilómetros de distancia de la planta de Fukushima. Las predicciones oficiales con escenarios más pesimistas, ocultados al público en un primer momento, muestran que hasta la megalópolis de Tokio, a 250 kilómetros, hubiese tenido que ser evacuada.


    En Fukushima, las barreras múltiples que supuestamente mantendrían la radiación lejos del ambiente y la gente fallaron. Tomó sólo 24 horas para que la primera explosión de hidrógeno volara la última barrera restante entre la radiación y la atmósfera.


    Fukushima es un recordatorio de que la “seguridad nuclear” no existe en realidad. Sólo hay riesgos nucleares, inherentes a cada reactor, y estos riesgos son imprevisibles. En cualquier momento, una combinación imprevista de fallas tecnológicas, errores humanos o desastres naturales en cualquiera de los reactores del mundo, podría conducir a que un reactor rápidamente se salga de control.

  • La industria nuclear dice que el riesgo de un accidente serio en un reactor nuclear es pequeño, en el orden de uno en un millón de años. Ese es un riesgo bastante pequeño.

    El desastre de Fukushima prueba otra vez que la insistencia de la industria nuclear de que la probabilidad de un accidente mayor es muy baja está simplemente equivocada.


    Más de 400 reactores operan ahora en todo el mundo, así que suponiendo la posibilidad de un gran accidente en un millón de años, la probabilidad de una fusión accidental del reactor estaría en el orden de uno en 2.500 años. Sin embargo ya hemos visto cinco reactores sufrir fusiones accidentales en los últimos 50 años, por lo que la frecuencia promedio observada es de uno cada década.


    Así que, mientras la industria nuclear hace suposiciones deseosas sobre probabilidades muy bajas, los datos empíricos muestran que las fusiones de hecho ocurren 100 veces más frecuentemente de que lo que nos piden creer.

  • Pero, ¿no es sólo mala suerte la situación de Fukushima? Seguramente nadie puede esperar un terremoto y un tsunami.

    Fukushima no es mala suerte, ocurrió debido a que las autoridades dejaron de tener la seguridad de la población como prioridad. En 1997, los sismólogos advirtieron a TEPCO sobre riesgos de tsunami, sin embargo TEPCO decidió ignorar estos riesgos .


    En un giro irónico de la historia, después de varios informes y advertencias por expertos internos e independientes, recién cuatro días antes de que ocurriera el desastre, TEPCO informó a la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial japonesa –NISA– , que la central podría ser golpeada por un tsunami mayor a 10 metros, mientras que la planta fue diseñada para resistir un tsunami de hasta 5,7 metros.


    La industria nuclear no puede afirmar que la energía nuclear es segura, y luego culpar a la “mala suerte” de una gran crisis. La industria japonesa no sólo debería estar preparada para un gran terremoto seguido de un tsunami, pero esto otra vez muestra los riesgos inherentes de la tecnología de los reactores.


    Todos los diseños de reactor también tienen sus vulnerabilidades inherentes. El problema de raíz que causó la fusión del núcleo y las explosiones de hidrógeno en Fukushima fue la dependencia de reactores de agua ligera (el tipo más común de reactor en el mundo, representando el 80 % de la flota global) en una refrigeración activa que es requerida aún por semanas después de que el reactor es detenido. Este sistema de refrigeración en los reactores de Fukushima fue devastado por el tsunami, pero otro evento —o una combinación de eventos— también podría haber conducido a una pérdida de refrigerante, sobrecalentamiento del reactor y fusión del núcleo.


    Hemos visto errores en el pasado, por ejemplo, el accidente nuclear 2006 en la central nuclear Forsmark en Suecia. No hubo tsunami ni terremoto, pero la central sufrió un apagón en toda la estación y sus generadores diesel de reserva no se encendieron. Afortunadamente se evitó la fusión del núcleo, como ocurrió en Fukushima, aunque por un margen muy estrecho.

  • Pero nadie ha muerto por radiación en Fukushima. ¿Entonces por qué Greenpeace habla de desastre?

    Primero, Fukushima ya tiene sus víctimas. Desde febrero de 2012, las autoridades japonesas han certificado 573 muertes relacionadas con el desastre nuclear de Fukushima, con otros 29 casos pendientes. Aunque esta gente no murió directamente por la radiación, no habría muerto si el desastre nuclear no hubiera ocurrido. Esto tampoco considera el gran impacto en la calidad de vida de cientos de miles de ciudadanos japoneses que fueron evacuados o quienes siguen viviendo en áreas contaminadas con radiación.


    La exposición a la radiación en los niveles que observamos en la prefectura de Fukushima es demasiado baja para tener impactos inmediatos, pero es suficiente para aumentar el riesgo de problemas de salud y cánceres en el futuro. Las dosis bajas de radiación no matan inmediatamente, pero tienen impactos a largo plazo. El cáncer y otras enfermedades toman varios años o hasta décadas en aparecer. Si usted reparte cigarrillos a niños, usted ciertamente no sería capaz de concluir después de varios meses que nadie ha muerto aún, y por lo tanto fumar no es dañino.


    Aún así, esto es exactamente lo que los promotores de la energía nuclear tratan de sugerir en el caso del desastre de Fukushima y la radiación que liberó. Los niveles de radiación a los que cientos de miles de personas fuera de la zona de evacuación siguen estando expuestos son muy elevados, excediendo altamente la radiación natural de fondo.


    La dosis máxima internacionalmente aceptada de radiación artificial, puesta para miembros del público, es un milisievert por año. Aún así, las autoridades japonesas ahora permiten a los ciudadanos recibir 20 milisieverts por año, incluyendo niños y mujeres embarazadas que son mucho más vulnerables a la radiación. La ciencia dice que en el futuro se pueden esperar graves impactos a la salud, incluso fatales.

  • Greenpeace realizó pruebas de radiación en Japón varias veces, ¿qué encontraron?

    Poco después de que el desastre comenzó, el monitoreo extenso de Greenpeace de los niveles de radiación y contaminación de alimentos en el área fuera de la zona de exclusión de 20 km que rodea el complejo nuclear de Fukushima mostró que eran necesarias medidas de evacuación adicionales, incluso en zonas de alta radiación en varios pueblos y la evacuación de mujeres embarazadas y niños de las áreas de alto riesgo en Fukushima y Koriyama. Se encontraron niveles considerablemente elevados de radiación hasta 60 o 70 kilómetros de distancia de los reactores.


    Se encontraron niveles de radiación encima de los límites oficiales en vegetales colectados en jardines revisados por los expertos. Tomó más de un mes para que el gobierno reconociera la seriedad del problema y evacuara a la gente en varios puntos de alta radiación.


    Más tarde, en mayo, Greenpeace llevó su barco insignia, el Rainbow Warrior II, a la línea costera de Fukushima y exhortó a las autoridades japonesas a emprender pruebas integrales de radiación en algas a lo largo de la costa de Fukushima después de que nuestras pruebas iniciales de muestras de alga, mostraron niveles considerablemente altos de contaminación radiactiva, mucho más altos que los límites aceptables para el consumo de alimentos. El alga es común en la dieta japonesa. Aún así, el monitoreo del gobierno de la radiación marina fue muy limitado e insuficiente para proteger la salud pública.


    En agosto de 2011, más de cinco meses después del desastre, Greenpeace encontró dosis de radiación que excedían los estándares internacionales de seguridad en varias escuelas y muchas áreas públicas en Ciudad de Fukushima y pidió al Primer Ministro retrasar la apertura de escuelas en la ciudad después del descanso de verano.


    Más de siete meses después del desastre, Greenpeace encontró contaminación radiactiva en más de la mitad las muestras examinadas de pescado y marisco de cinco cadenas de supermercados en siete ciudades japonesas. Los niveles estuvieron debajo del límite oficial en Japón, pero cerca del límite establecido en Ucrania después del desastre nuclear de Chernobyl. Estos mariscos contaminados todavía representaban un riesgo de salud, en particular para mujeres embarazadas y niños.

  • ¿Cuáles son las credenciales de la gente de Greenpeace que hace las pruebas de radiación en Japón?

    Greenpeace tiene un equipo de especialistas en radiación que aprobaron con éxito cursos universitarios y tienen sus certificados. Ellos también se someten a entrenamientos prácticos regulares. Muchos de ellos tienen experiencia previa en trabajo de campo en la región de Chernobyl y otras numerosas misiones, incluyendo Irak, para investigar independientemente la contaminación radiactiva.


    Hemos estado usando una amplia variedad de equipo para monitorear la radiación durante los viajes de estudio, como monitores de contaminación, monitores de Becquerel y gamaespectrómetros portátiles – aparte, por supuesto de dosímetros personales. En los casos donde hemos tomado muestras, éstas se enviaron a analizar a laboratorios independientes.


    En el sitio web de Greenpeace Internacional se han publicado regularmente los resultados obtenidos (en inglés): http://www.greenpeace.org/fukushima-data

  • Puede haber riesgos de los reactores nucleares, pero el mundo necesita electricidad nuclear para mantener en marcha nuestras economías y luchar contra el cambio climático, ¿no es así?

    La energía nuclear, que cubre sólo un porcentaje mínimo del consumo de energía total del mundo, estaba en decadencia incluso antes de Fukushima, y posible que sea reemplazada por medidas de eficiencia energética y generación de energía renovable dentro de una década o dos.


    Durante los últimos cinco años, se construyó 22 veces más capacidad de generación eléctrica basada en el viento y sol (230.000 MW) comparado a la nuclear (10.600 MW). Incluso cuando consideramos la tasa de utilización inferior, las centrales eléctricas renovables construidas sólo en 2011 son capaces de generar tanta electricidad como 16 reactores nucleares grandes.


    También hemos visto en el último año los ejemplos de Japón y Alemania donde incluso un retiro nuclear rápido no ha generado apagones o colapso económico. Alemania ha cerrado permanentemente ocho reactores – la mitad de su flota y aún sigue exportando electricidad. Durante el frío de febrero, la electricidad solar de Alemania ayudó a la nuclear de Francia a satisfacer la demanda extrema de electricidad.


    Del mismo modo, Japón tiene actualmente sólo dos reactores conectados a la red, comparados a los 54 reactores que tenía hace un año, y sin embargo funciona normalmente gracias a los ahorros de energía y mejor uso de otros tipos de centrales eléctricas existentes. Las cifras disponibles muestran que las emisiones de gases de efecto invernadero del país no aumentaron en 2011, cuando la mayor generación de energía térmica fue compensada por medidas de eficiencia en otras partes del sector de energía. Japón todavía puede alcanzar sus objetivos de Kyoto de reducciones de gases de efecto invernadero aún si no reanuda ninguno de sus reactores.


    Greenpeace publicó un escenario de [r]evolución energética que muestra como el mundo puede retirar gradualmente la energía nuclear hacia 2035, y evitar construir nuevos reactores, haciendo inversiones inteligentes en mejor eficiencia y generación de energía renovable. Estas medidas sólo no nos ayudarían a evitar los riesgos inherentes a los reactores nucleares, sino que también alcanzarían objetivos ambiciosos de reducción de gases de efecto invernadero, además de mejorar la seguridad energética, controlar los costos de la energía, y generar millones de empleos sostenibles y de calidad.

  • ¿Greenpeace piensa que debemos apagar de inmediato todas las estaciones nucleares?

    Nos encantaría pero no sería práctico. En la [r]evolución energética de Greenpeace, un escenario describe un retiro nuclear progresivo, donde los reactores existentes se cerrarían al final de su vida operativa de 35 años y no se construirían nuevos reactores.

  • Los reactores nucleares generan carga de base; la solar y eólica son intermitentes - ¿cómo pueden reemplazar a los reactores nucleares?

    La demanda nacional de los países fluctúa entre el día y la noche, y estacionalmente. Las fuentes de energía renovable son realmente más apropiadas para seguir la demanda con una mezcla de tecnologías diferentes, manejo de la demanda de la electricidad y un poco de almacenaje de energía renovable en centrales hidroeléctricas, por ejemplo. Al contrario, los reactores nucleares tienen que funcionar las 24 horas del día, los 365 días del año porque no son suficientemente flexibles, y para conseguir costos de generación bajos.


    La mayoría de las fuentes de energía renovable son fáciles de encender y apagar; son flexibles y pueden ser usadas para satisfacer una demanda variable de energía. La solar fotovoltaica y la eólica dependen por supuesto de cuánto sol y viento están disponibles pero a menudo se equilibran entre sí con el tiempo a través de áreas geográficas más grandes; también la bioenergía, hidráulica y geotérmica (Japón tiene gran potencial en geotérmica) y las estaciones de energía solar de concentración puede ser encendidas o apagadas según la necesidad.


    Numerosos estudios de expertos ya han mostrado que cuando se planean correctamente y se integran inteligentemente a la red de electricidad, el suministro de electricidad renovable puede ser tan confiable como la energía convencional. El modelaje detallado y las simulaciones de un sistema de energía basado en una mezcla de energía renovable han sido realizados por ejemplo para Europa, y confirman que la red puede funcionar de forma confiable las 24 horas del día, incluso bajo condiciones meteorológicas extremas.


    Las energías renovables son la opción más barata y técnicamente mejor para conseguir un suministro de energía seguro y para ganar independencia energética para un país como Japón.

  • ¿Cómo está lidiando Japón con el vacío de producción eléctrica ya que perdió permanentemente algunos reactores y la mayor parte de su flota nuclear no funciona actualmente? ¿Cuáles son las implicaciones para su seguridad energética y emisiones de carbono?

    Japón logró evitar apagones durante el pico de demanda del verano pasado aun cuando, si bien los consumidores fueron impulsados a reducir su consumo energético el 10%, las restricciones obligatorias en el uso de energía para negocios, corporaciones y otros usuarios grandes de electricidad fueron incrementadas el 9 de septiembre de 2011, dos semanas antes de lo planeado.


    Mucho más interesante es que el país no haya sufrido escasez de electricidad durante el último invierno frío y nevoso, cuando la mayor parte de la economía se ha repuesto del terremoto y tsunami mientras sólo tres reactores estaban funcionando, comparado a los 54 reactores operacionales en el invierno de 2010. Japón cubrió aproximadamente el vacío de suministro nuclear con ahorros de energía y mejor eficiencia, así como aumentando la operación de sus centrales eléctricas térmicas existentes, sin necesidad de construir nuevas centrales eléctricas. Esto fue hecho sin aumentar las emisiones totales de carbono del país: las emisiones de CO2 del sector de energía en Japón permanecieron iguales al año fiscal 2011 fiscal comparadas con 2010, y para el periodo de abril a diciembre de 2011 fueron incluso ligeramente inferiores.


    El consumo de electricidad cayó 5%, hasta 892 terawatts hora (TWh) en 2011. La generación de electricidad con base en combustibles fósiles de abril hasta noviembre de 2011 aumentó en 57 TWh (16.5%), pero las emisiones adicionales fueron compensadas por ahorros energéticos en las otras partes de la economía. Las importaciones de combustible fósil a Japón también han permanecido iguales en volumen, aunque sus costos aumentaron en 3 billones de yenes japoneses debido a los precios más altos de las materias primas. El siguiente desafío será durante el pico de consumo de electricidad en el verano de 2012: si no se permite que se reanude ninguno de los reactores nucleares, Japón tendrá un verano totalmente no nuclear. Mientras la industria nuclear y sus defensores han estado tratando de sugerir que hay un riesgo de apagones, documentos previamente ocultos fueron divulgados este enero, mostrando que el Ministerio de Economía, Comercio e Industria japonés (METI) predice que incluso sin reactores funcionando, no habrá escasez de energía en el verano 2012. En cambio, METI proyecta un exceso de 6% en generación, incluyendo producción de fuentes de energía renovable equivalentes a siete reactores.


    Las dinámicas a largo plazo, por supuesto, dependen mucho de las nuevas políticas del gobierno. Tiene caminos realistas para lograr un apagón nuclear en 2012 y además alcanzar sus compromisos de reducción de gases de efecto invernadero (GEI) para 2020.


    Un escenario posible para abandonar la nuclear, fue publicado por Greenpeace en su escenario de [r]evolución energética para Japón, el año pasado. El escenario combina ganancias de eficiencia y generación escalada de energía renovable para permitir a Japón alcanzar su objetivo de reducción de GEI en 25 % para 2020 comparado con el año de referencia 1990, completamente con medidas domésticas, y sin el uso de compensaciones. Esta es una reducción de emisión doméstica más ambiciosa que el plan del gobierno antes del desastre.

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