Rex Weyler cuenta nuestra historia 34

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Página - 18 julio, 2011
Rex Weyler fue el primer Director de la Fundación Greenpeace, el editor del primer newsletter de la organización, y el cofundador de Greenpeace Internacional en 1979. Fue también fotógrafo y reportero en las primeras campañas de focas y ballenas de Greenpeace y ha escrito una de las mejores y más exhaustivas historias de la organización, “Greenpeace” (Raincoast, 2004). Su libro, “Sangre de la Tierra, una historia del Movimiento Indoamericano”, fue nominado al Premio Pulitzer. “Verde profundo” es la columna mensual de Rex, donde recorre las raíces del activismo y el ecologismo, y nos cuenta acerca del pasado, presente y futuro de Greenpeace.

Capítulo 34: ¿Por qué el decrecimiento? Una entrevista.

Junio 2011

“PBI, la así llamada medida del crecimiento económico, no separa costos de beneficios.”
Herman Daly, Economista del Banco Mundial, autor de “Economía del Estado Estable.”

En 2008, economistas y científicos se reunieron en París para discutir "El decrecimiento económico para la sustentabilidad ecológica y equidad social." El movimiento del decrecimiento (Décroissance) creció a partir de esta revolución económica en Francia. En 2010, una conferencia similar se celebró en Barcelona. Durante los últimos dos años he ayudado a organizar la Conferencia sobre Decrecimiento en Vancouver, Canadá. Los periodistas y economistas tradicionales han preguntado por qué un movimiento de decrecimiento es necesario. Aquí están las respuestas a sus preguntas:

¿Por qué enfocarse en acabar con el crecimiento? ¿No es natural el crecimiento?

Sí, el crecimiento es natural, pero aún en la naturaleza, el crecimiento es limitado.

El movimiento de decrecimiento se dirige al crecimiento del consumo humano, impulsado por el crecimiento económico, crecimiento de la población, y los impactos de la extracción de recursos - derrames de petróleo, ríos contaminados, carbono atmosférico. Las retroalimentaciones del sistema, como el derretimiento del hielo polar y las emisiones de metano, se suman al impacto. Podemos llamar "rendimiento" al agregado de consumo y deshechos.

Ahora oímos hablar de “desacoplar” el crecimiento económico del rendimiento material y energético, lo cual sería deseable, pero debemos ser realistas porque poseemos muy pocos ejemplos reales de tal desacoplamiento. Históricamente, el crecimiento económico conduce a un mayor rendimiento de energía y materiales. Por ejemplo, algunas personas una vez afirmaron que las computadoras “ahorrarían papel” pero este no ocurrió. La sociedad humana hoy usa seis veces más papel que en 1960. Las computadoras aceleraron el crecimiento económico, y aunque esto produjo beneficios para ciertos sectores de la sociedad, el crecimiento requirió más consumo, devastación ecológica e injusticia social.

¿Pero no queremos que ciertos sectores económicos crezcan, como la energía renovable y las economías en desarrollo?

Sí. Pero para lograr un balance ecológico y justicia social, necesitamos respetar los límites que la naturaleza coloca al rendimiento energético y material. Una transición social puede ocurrir sin el crecimiento total del sistema, pero incluso los paneles solares y molinos de viento requieren materiales y energía, metales raros, cobre, acero, silicio y otros. No minamos el cobre o silicio con energía solar, los minamos con hidrocarburos.

Necesitamos apreciar la magnitud de las transiciones que contemplamos. Hoy, el 15 por ciento de gente rica de la Tierra consume cerca del 85 por ciento de los recursos. Mientras tanto, nuestra población crece y las naciones esperan que sus economías crezcan de 3 a 4 por ciento anualmente. Proyectando estas tasas de crecimiento al 2050, un mundo de 9 mil millones de personas con justicia social y mejor nivel de vida, impulsado con energía renovable requeriría cerca de 30 veces más recursos que los que consumimos hoy. Seríamos justos y sabios al preguntar: ¿es eso posible?

Además, los sistemas de energía –molinos de viento, paneles solares, presas – tienen vida útil fija; aunque construyéramos bastante energía renovable para impulsar un mundo de 9 mil millones de personas, esa infraestructura tendría que ser construida otra vez, y otra vez, para siempre, para ser “sustentable”. En la naturaleza, el deseo no iguala la capacidad. Nosotros tenemos que comenzar con la capacidad de la Tierra y diseñar nuestra transición cultural basada en esa capacidad.

Por lo tanto, la política clave de cualquier plan energético ecológico debe ser la conservación, la única solución que no requiere crecimiento material. La conservación tiene que comenzar con las naciones ricas. Si los consumidores ricos redujeran el consumo de energía a la mitad – lo cual es posible ya que las economías ricas gastan tanta energía – entonces el resto del mundo podría duplicar el uso de energía, y todavía podríamos reducir el uso de energía mundial total. Pero si intentamos alimentar la dispendiosa cultura de consumo a base de combustibles fósiles para las 9 mil millones de personas, encontramos algunas inconvenientes leyes de física, termodinámica, y ecología.

¿Pero no nos podemos volver más eficientes con la innovación?

Sí, pero tendremos que cuestionar nuestras suposiciones. Históricamente, los humanos han hecho millones de aumentos de eficiencia industrial sin reducir el consumo. Cuando la sociedad logra la eficacia con un recurso, se hace más barato, entonces tendemos a usar más, no menos. Este fenómeno, documentado por William Jevons durante la era de carbón, es conocido en la economía como el efecto rebote. La eficacia podría reducir el consumo, pero la humanidad muy pocas veces lo ha hecho así. Históricamente, los aumentos de eficacia ampliaron las ganancias o redujeron los costos del consumidor, pero no ahorran recursos. Podemos cambiar esto pero no deberíamos ser ingenuos.

Pero el crecimiento es un impulso biológico y evolutivo natural.

Sí, el crecimiento no es innatamente malo. Sin embargo, el crecimiento tampoco es innatamente “bueno”, y puede volverse destructivo hasta en la naturaleza. Cuando nuestras células no dejan de crecer, tenemos cáncer; si nuestros cuerpos no dejan de crecer, eso es obesidad. Las especies exitosas crecen hasta que sobrepasan la capacidad de su hábitat. El crecimiento puede volverse una carga.

A lo largo de la historia, ciertas sociedades dominantes crecieron hasta que agotaron sus hábitats. Unos cuantos aprendieron a simplificar, decrecer y durar. Los defensores modernos del decrecimiento no están contra la diversidad social o innovación. El movimiento de decrecimiento es simplemente advertir a la sociedad sobre el vínculo histórico entre crecimiento económico y destrucción de ecosistema. Las ilusiones no cambiarán esto.

La diversidad y complejidad crecer continuamente. ¿Realmente tiene la naturaleza un límite para el crecimiento?

La palabra “crecimiento” no significa lo mismo en contextos diferentes. Las cualidades no materiales – diversidad de especies, innovación, ideas humanas – pueden “crecer”, pero esto es muy diferente del crecimiento de cosas materiales como poblaciones, teléfonos celulares o centrales eléctricas.

Incluso las cualidades no físicas – belleza, amor – requieren fundamentos físicos con límites. La naturaleza puede producir cinco especies de pinzones o cincuenta especies pero la naturaleza impone límites a la biomasa total de pinzones o bosques, humanos o artefactos técnicos humanos. Los bosques alcanzan un límite que llamamos “madurez”, en cuyo punto el bosque alcanza la homeostasis dinámica, biomasa casi estable con diversidad cambiante.

Los humanos pueden crear estilos musicales virtualmente ilimitados, pero sólo un número limitado de violoncelos de arce con diapasones de ébano. Una cadena de suministro biofísica hace posible la innovación social “no material”. Soñar innovaciones puede requerir cerca de cero rendimiento material, pero la aplicación práctica de esas innovaciones requiere energía y materiales.

La infraestructura del conocimiento – educación, libros, Internet, conferencias – que nutren un ambiente de ideas, requiere rendimiento. Por esta razón, las culturas que han dominado en la innovación técnica también dominaron en el consumo de recursos. El Internet puede parecer información “gratis”, pero requiere materiales masivos, energía y sumideros de desechos. El crecimiento de la diferencia (diversidad) no es lo mismo que el crecimiento de las cosas. Necesitaremos ser precisos sobre declaraciones de que el crecimiento económico puede evitar el crecimiento de rendimiento.

Pero la biosfera ha cultivado su energía y rendimiento material durante billones de años sin señales de detenerse.

Esto tiene que ser evaluado por dos razones: Tasas de crecimiento y acontecimientos naturales de colapso.

Las tasas de crecimiento de la naturaleza son diminutas comparadas a la economía humana. Las naciones típicamente intentan aumentar sus economías de 3 a 4 por ciento anualmente. Aproximadamente desde 1750, este se equipara a duplicar el consumo humano cada 20 años. Por otra parte, en los pasados 500 millones de años, la biomasa de la Tierra se ha duplicado cada 50 millones de años, 2 millones de veces más despacio que el crecimiento económico y de consumo humano. El crecimiento es natural, pero no a la tasa que los banqueros y economistas neoclásicos quieren que las economías crezcan.

En segundo lugar, el colapso aparece con frecuencia en el registro fósil y en la historia humana. La diversidad biológica alcanzó límites de capacidad no sólo durante las famosas “cinco extinciones”, sino en miles de extinciones menores. Hace aproximadamente 600 millones de años, el oxígeno libre permitió a las células extraer más energía del ecosistema, liberando un tremendo crecimiento de diversidad. Sin embargo, este crecimiento alcanzó límites de hábitat muchas veces entre 550 y 200 millones de años atrás, mientras la diversidad de especies se estrelló, se recuperó, y se estrelló otra vez. El crecimiento sí se para en naturaleza, y se invierte. La tasa de diversidad biológica alcanzó su máximo durante la era Cámbrica, 550-500 millones de años atrás, y no ha sido igualada desde entonces. La diversidad no es una progresión de dirección única; crece, tartamudea, se colapsa y se recupera con base en la capacidad y condiciones ambientales.

Hoy, el ataque humano reduce la diversidad biológica de la Tierra. Los humanos ocupan e impactan hábitats, sustituyendo y borrando especies. Si el crecimiento natural fuera ilimitado, entonces estas otras especies podrían sobrevivir a la expansión humana, pero la expansión humana llena y agota los ecosistemas, exponiendo los límites de la naturaleza.

Igualmente, atestiguamos el crecimiento de la diversidad cultural y la simultánea pérdida cultural. El crecimiento industrial ha disminuido la diversidad cultural así como diversidad de especies. El antropólogo histórico Joseph Tainter ha mostrado que cuando las sociedades crecen, inevitablemente afrontan problemas relacionados con la capacidad de hábitat. Para solucionar estos problemas, desarrollan nuevas tecnologías, pero estas soluciones tienden a crear nuevos problemas (la irrigación causa salinización, la energía nuclear causa leucemia, etcétera). Las sociedades muy complejas eventualmente experimentan la “disminución de ganancias” en sus innovaciones, que Tainter explica en El Colapso de las Sociedades Complejas. Pocas sociedades superaron este dilema simplificando sus sistemas, pero la mayoría rebasaron su hábitat y se colapsaron. El crecimiento no es una solución para sociedades rebasadas. Mejor dicho, las soluciones al rebasamiento implican el consumo reducido, la simplificación y un regreso a las reglas fundamentales de la ecología.

La complejidad social humana ha crecido durante los últimos 100,000 años, divididos por colapsos y decadencia de ecosistemas. El éxito humano claramente incurre en costos ecológicos y sociales. El economista Kenneth Boulding llamó estas pérdidas ecológicas y culturales “costos metabólicos” del crecimiento. Donella Meadows y otros simplemente indicaron los “Límites al Crecimiento”. Ya que el impacto humano ahora amenaza el balance del ecosistema global, no sabemos si la complejidad humana seguirá creciendo.

Los defensores del decrecimiento sugieren que la mejor estrategia para asegurar la diversidad humana máxima es estabilizar nuestro consumo y expansión. La homeostasis dinámica, la sustentabilidad genuina de la naturaleza, pone exigencias a las cosas que crecen y la simplicidad demuestra ser tan importante como la complejidad. La noción de decrecimiento no intenta destruir la sociedad humana, sino preservarla.

Si nuestra economía de crecimiento se recicla como lo hace la naturaleza, ¿no somos más sustentables?

Sí, por supuesto, pero necesitamos entender los costos y límites de la naturaleza con respecto al reciclaje. Las economías humanas deben intentar acercarse al 100 por ciento de reciclaje, pero el reciclaje por sí mismo requiere energía y materiales. En la naturaleza, el reciclaje es un costo de la vida, no sólo una solución. Las leyes de la transformación de energía nos enseñan que no existe el reciclaje al 100 por ciento, hasta en la naturaleza, debido a estos costos de rendimiento.

Atacar el crecimiento es contraproducente porque la gente espera crecimiento y quiere encontrar esperanza.

En el otoño, cuando caen las hojas y el aire se vuelve frío, esto no es “pesimismo” para indicar que el invierno viene. Si la esperanza es ilusoria, es fútil.

El movimiento del decrecimiento no “ataca” el crecimiento, que tiene su lugar apropiado en la naturaleza. El movimiento del decrecimiento simplemente expone la pretensión de celebrar los beneficios del crecimiento económico sin hacer caso los costos. Las naciones ricas típicamente ignoran los gastos de crecimiento exportando aquellos costos a naciones pobres y a la naturaleza: Enviando la basura urbana al campo, tirando residuos tóxicos al mar, explotando a los trabajadores para hacer productos baratos y devastando el paisaje en la extracción de recursos. Una porción grande de las emisiones de CO2 de China, por ejemplo, son realmente emisiones de CO2 de Europa y Estados Unidos, porque aquellas naciones consumen los productos de esa contaminación.

Naturalmente, la gente se resiste a la idea de límites en su consumo. Los instintos de crecimiento fueron forjados en la evolución natural, pero aquellos instintos no hacen a los límites desaparecer. Incluso en la naturaleza no humana, los instintos pueden volverse contraproducentes. La agresión, por ejemplo, existe porque era valiosa para la supervivencia, pero en ciertos contextos la agresión se vuelve destructiva. Cuando el contexto cambia, los instintos pueden ser dañinos. Una vez que una especie alcanza sus límites de hábitat, los instintos de crecer y expandirse se vuelven una carga.

¿No son destruidos los ecosistemas tan ampliamente en las naciones pobres como en las ricas?

Sí, pero usualmente porque aquellas naciones son pilladas y explotadas por las ricas. Números escarpados de habitantes en cualquier lugar pueden agotar un ambiente, pero las expansiones industriales de las naciones ricas son la causa principal de la destrucción ecológica global. Muchas culturas fueron sustentables por miles de años, y podrían haber durado muchos miles más, hasta que fueron colonizadas por naciones industriales, que tomaron sus recursos, tomaron esclavos, emprendieron la guerra, practicaron genocidio, etcétera. En la era industrial, las naciones ricas exportan la extracción destructiva, la eliminación de residuos y los costos sociales a las naciones pobres. África no está ecológicamente agotada y pobre porque los africanos consumieron demasiadas cosas; está agotada y pobre porque Europa y Norteamérica la pillaron para abastecer su crecimiento económico. Ahora, China, Japón y otras naciones industrializadas se han unido al pillaje de las naciones pobres y la gente del mundo. La naturaleza limita el crecimiento demográfico, pero para la humanidad, el consumo rico y el crecimiento económico siguen siendo las causas primarias de la destrucción ecológica.

¿En vez de decrecimiento, no deberíamos concentrarnos en preservar ecosistemas?

Si nuestros planificadores sociales, políticos, y económicos realmente entendieran los ecosistemas, podríamos evitar muchos de los problemas que afrontamos.

Pero el decrecimiento no es sólo un grito o una idea trivial. El Decrecimiento es un concepto importante y natural que nuestra sociedad necesita entender, ya sea que lo llamemos Decrecimiento, Límites al Crecimiento, Costos de la Complejidad, Rebasamiento, Capacidad de Carga, Costos Metabólicos, Disminución de Ganancias en Innovación, Límites Entrópicos, “El Manso Heredará la Tierra,” o “Vidas más ricas, medios más simples” como dijo Arne Naess.

El problema para nuestra sociedad no es que estas ideas son demasiado complejas o incorrectas, sino que ellas son molestas e inconvenientes para los ricos y poderosos. Todos quieren más. Los millonarios quieren ser billonarios. Mientras más agarran y acumulan los individuos, menos hay para todos. Por otra parte, a medida que aprendamos a compartir y vivir modestamente, nuestros ecosistemas pueden recuperarse y proveernos de la generosidad de la naturaleza. La mejor manera para que las naciones pobres eviten una pobreza más profunda es proteger sus ecosistemas del pillaje.

El movimiento del Decrecimiento aboga por vidas más ricas y provechosas con menos cosas materiales. Nuestros esfuerzos económicos deben concentrarse en suministrar las necesidades básicas a todos en la familia humana, más que enriquecer a unos cuantos, mientras otros pasan hambre. Más allá de las necesidades básicas, la felicidad no viene de consumir más cosas. La felicidad viene de amigos, familia, comunidad, creatividad, ocio, amor, compañerismo y tiempo dedicado a la naturaleza. Estas cosas pueden crecer sin mucho rendimiento material. Estas son las cualidades de la vida que deberíamos ayudar a hacer crecer.

Este puede ser el diálogo público más importante de este siglo. Y más nos vale acertar, porque la humanidad podría no tener muchas oportunidades más.

 

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Recursos útiles:

Investigación sobre Decrecimiento: Recherche & Décroissance

Albert Bartlett sobre Crecimiento Exponencial: “Arithmetic, Population, and Energy” conferencia en video

William Catton, Overshoot

Donella Meadows, et. al., Limits to Growth (D. H. Meadows, D. L. Meadows, J. Randers, W. Behrens, 1972; New American Library, 1977)

Herman Daly, Steady-State Economics (1977, 1991)

Mark Anielski: Genuine Wealth

Lourdes Beneria, Gender, Development and Globalization: Economía como si la gente importara

Kenneth Boulding, The Economics of the Coming Spaceship Earth, 1966

Ivan Illich, Energy and Equity, 1973, Le Monde también discute el impacto negative social y ecológico de la sociedad de alta energía.

Nicholas Georgescu-Roegen, The Entropy Law and the Economic Process, (1971).

T. Gutowski, et. al. (“Thermodynamic Analysis of Resources Used in Manufacturing Processes,” Environ. Sci. Technol. 43(5) pp1584-1590, 2009).

K. De Decker, (2009) “The Monster Footprint of Digital Technology” rastrea la energía embebida y recursos materiales de la tecnología basada en silición.

Arne Naess, Ecology, community and lifestyle

Wendell Berry, Solving for Pattern, on appropriate solutions

 

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