En unos días, Greenpeace cumplirá 25 años de trabajo ininterrumpido en México en favor de la protección ambiental. La celebración viene acompañada de nuevos y grandes retos para enfrentar amenazas como el cambio climático y la pérdida de nuestra biodiversidad, pero también a mantener el dedo en el renglón en temas no resueltos como el de la mala calidad del aire.

La primera acción de protesta pública realizada en Greenpeace México ocurrió en mayo de 1993 cuando una decena de activistas colocaron una máscara y tanques de oxígeno a la escultura de la Diana Cazadora para exigir a las autoridades -del entonces  Distrito Federal- medidas más estrictas para disminuir la contaminación del aire, que en ese momento colocaba a la capital mexicana como la metrópoli más contaminada del mundo.

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En 1994, con el laboratorio móvil Pedro Tompa se realizaron mediciones de la contaminación al nivel que respiraban los niños y niñas en la Ciudad México. Acciones como ésta permitieron divulgar información y argumentos sólidos como parte de una intensa campaña que también incluyó protestas creativas y pacíficas, con lo que conseguimos que las autoridades reconocieran que la concentración de contaminantes era mucho mayor de lo que se admitía e incorporó la cuantificación de otros compuestos contaminantes, como el benceno.

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Hoy, 25 años después de aquella primera protesta pacífica en la Diana Cazadora se han dado avances pero no son suficientes. La Ciudad de México dejó de ser la urbe más contaminada pero el problema de la mala calidad del aire se ha extendido a otras urbes del país. Es momento de levantar la voz para decir #QuieroAireLimpio.

Desde noviembre de 2017, Greenpeace apoya la demanda de niñas y niños para que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios modifique las normas de salud ambiental y ajuste los límites máximos permitidos de contaminantes a los valores que sugiera la Organización Mundial de la Salud a fin de que sean más protectoras para la salud de todos y todas.

Cofepris aire limpio

Ganar este proceso legal significa lograr cambios en las Normas Oficiales Mexicanas que se aplican en todo el país y avanzar en tener aire más limpio para respirar. Pero el tema no termina ahí, pues si bien necesitamos un marco legal más eficiente también requerimos acciones para mejorar la movilidad.

Durante todos estos años, Greenpeace ha ido de la mano de otras organizaciones para impulsar que haya más transporte público, eficiente y de calidad así como infraestructura ciclista como la solución para transformar el sistema de movilidad y reducir la contaminación del aire que afecta el medio ambiente y la salud de la población.

Como resultado de este trabajo se aprobaron 150 millones de pesos para la construcción del carril compartido trolebús-bicicleta en el Eje Central, obra que no ha iniciado debido a un retraso administrativo en la Secretaría de Movilidad, mismo que hemos denunciado y seguiremos haciendo hasta que se materialice.

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25 años de exigir aire limpio y continuaremos haciéndolo.