El Bosque de Chapultepec ha sido un santuario, un sitio de descanso y recreación, que ha ocupado un lugar muy importante en nuestra historia desde los primeros pobladores del Valle de México. Es, además de un importante pulmón de la ciudad, el parque urbano más grande de América Latina. Tiene un total de 686 hectáreas de superficie y se compone de tres secciones de las que las dos primeras son, quizás, las más conocidas porque en ellas se ubica la mayor parte de los atractivos más visitados del bosque como la feria, los lagos, el zoológico y los museos.

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Aunque la tercera sección es la menos explorada por la mayoría de nosotros, es muy valiosa para los que vivimos en la enorme Ciudad de México y su Zona Metropolitana: casi el 60 por ciento de su superficie (141 hectáreas de un total de 244) fue declarada área natural protegida en 1992 porque se reconoce que, de entre otros beneficios que nos dan sus terrenos y barrancas, es un “eficiente sistema de captación y escurrimiento de agua de lluvia” que participa en la recarga del manto acuífero, del cual dependemos quienes vivimos el Valle de México.

Y es precisamente aquí, en la esta sección de Chapultepec, donde está el predio de casi 5 mil hectáreas motivo del conflicto ocasionado por la inmobiliaria Trepi, que pretende obligar al Gobierno de la Ciudad de México -y a las autoridades que se dejen torcer el brazo-, a que se les otorgue autorización para construir departamentos de lujo en un terreno de tan importante valor para toda la población.

Desafortunadamente, este no es un caso único ni aislado: nuestros parques y áreas verdes están constantemente bajo la amenaza de la miopía e ignorancia de la industria inmobiliaria y de la construcción, que parecen ver las áreas verdes sólo como terrenos baldíos esperando ser cubiertos con concreto y asfalto. Lo mismo pasa en otras ciudades del país, como en Guadalajara, donde el Bosque de la Primavera está constantemente bajo presión de las inmobiliarias.

Y esto es grave porque el Bosque de Chapultepec, al igual que todas nuestras áreas verdes y bosques urbanos, aportan beneficios indispensables para la salud, seguridad y calidad de vida de las personas que vivimos en las ciudades:

  • Recargan los mantos acuíferos y ayudan a mitigar las inundaciones. 

  • Capturan contaminantes del aire y producen oxígeno.

  • Regulan el clima local, y reducen el efecto de isla de calor que provocan el concreto y las áreas pavimentadas.

  • Amortiguan y reducen los niveles de ruido.

  • Proporcionan un hogar para especies locales de vegetación y fauna, y albergue para especies de aves migratorias.

  • Reducen el estrés, generan sensación de paz, y proveen espacio para el esparcimiento y la cultura.

De hecho, resultados preliminares de un estudio reciente para comprobar la efectividad de las cámaras de video vigilancia, muestran que los parques públicos tienen un impacto positivo en la reducción el índice de delitos violentos (a diferencia de las cámaras, que no mostraron tener un efecto positivo ni negativo) (1).

Por todas estas razones, es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que en las ciudades debe haber al menos 9 metros cuadrados de áreas verdes por habitante. Sin embargo, en la ciudad de México nos quedamos cortos: contamos con un promedio de 5.3 metros de áreas verdes de acceso público por habitante (y esta distribución no es equitativa: en la delegación Miguel Hidalgo, precisamente donde se encuentra el Bosque de Chapultepec hay un promedio de 12 metros cuadrados por habitante, mientras que en Iztapalapa apenas cuentan con 1 metro cuadrado por habitante).

 

No nos podemos dar el lujo de perder ni un sólo metro de áreas verdes, menos aún de zonas arboladas tan valiosas como las de Chapultepec, por ello la defensa del bosque que están haciendo los vecinos de la delegación Miguel Hidalgo es tan importante. Necesitamos apoyarlos, informarnos, organizarnos y defender también las áreas verdes que tenemos cerca en esta, y otras ciudades. Y si podemos, ir todavía más allá: recuperemos espacios, creemos nuevos espacios verdes. Sí podemos hacer la diferencia, sí podemos tener y construir juntos la ciudad que todos deseamos: una ciudad más verde, más sana, más humana, más justa. Este puede ser nuestro primer paso.

Referencias:

  1. Vilalta, Carlos y colaboradores. Presentación de resultados preliminares en el Foro: Estrategias locales de reducción de la violencia urbana, de México Evalúa, Ciudad de México, agosto 2015. (No disponible en web)