Cristian D’ Alessandro, uno de los Arctic 30 y hoy marinero del Esperanza, nos cuenta su experiencia antes, durante y después de aquel episodio en el que él junto con otros 29 valientes activistas fueron detenidos en Rusia durante dos meses y medio por elevar la voz y exigir salvar el Ártico. Millones de personas en el mundo, celebridades como Paul McCartney y Café Tacuba, gobiernos como el alemán y el italiano y hasta 13 Premios Nobel de Paz se sumaron a la campaña para exigir su liberación.
 
El napolitano de 32 años se acercó por primera vez a Greenpeace hace cerca de 7 años. Primero fue voluntario en el grupo local de Nápoles, tiempo después se convirtió en su coordinador. Posteriormente pensó en cómo juntar sus mayores pasiones en la vida, defender el medio ambiente y navegar. Fue así que comenzó su búsqueda por formar parte de la tripulación de los barcos. Uno, dos y hasta tres viajes de tres meses realizó de forma voluntaria en las embarcaciones hasta que finalmente llegó su oportunidad para convertirse en un marinero “hecho y derecho” de la organización internacional ambiental más grande del mundo.
 
Sentado en una banca en el Esperanza, en medio del Mar de Barents, en el Ártico noruego, Cristian nos platica, entre broma y broma, cómo vivió esos días de lucha y de defensa del Ártico detrás de las rejas de una prisión en Murnmansk, Rusia, y cuáles fueron los aprendizajes más grandes de aquellos días.
 
GPMX ¿Cuál se la situación más positiva que te quedó después de la detención en Rusia?

C. Primero que nada que todo el mundo comenzó finalmente a hablar del Ártico y de su protección, antes no le importaba a tanta gente. Fue un gran éxito. Personalmente, me probé a mí mismo,  probé que podría rebasar mis límites. Nunca imaginé qué podía ser tan fuerte y resistir ahí en prisión.
 
GPMX ¿Cómo fue ese momento cuando fuiste liberado y volviste a casa?

C. Imagina que en tu vida cotidiana revisas tu correo, tu Facebook diariamente. Luego de dos meses casi incomunicado llego a casa abro mi correo y me doy cuenta que tengo miles de correos de familia y amigos, lo mismo en Facebook. Después, me tomó varios meses darme de la cantidad de eventos que hicieron alrededor de nosotros. Eran muchísimos, no había forma de que poder verlo todo en un día. Eventos en Italia, en Nápoles, en todo el mundo, me tomó tiempo para decir ¡no jodas, esto en verdad fue enorme! En casa de pronto el primer ministro de Italia llamó a mi madre, el Alcalde de Nápoles quería una reunión conmigo…
 
GPMX ¿Cómo te sentiste de ver este apoyo global?

C. Fue increíble. Lo más importante es que muchísima gente se unió para apoyarnos.  La fuerza de millones de personas y la presión que ejercieron sobre las autoridades rusas fue insostenible para ellos.
 
GPMX. En México, 65 mil personas firmaron la petición para que exigir su liberación, cientos de personas, entre activistas, voluntarios, activistas, de diálogo directo acudieron en tres ocasiones a hacer una velada y una cadena humana frente a la Embajada rusa, además, también llamaron durante tres días al embajador para reclamarle su liberación ¿Qué opinas de este apoyo en México?

C. Gracias, por supuesto. La razón por la que estamos aquí, haciendo acciones es por ellos y de ellos dependemos también. Sin todos ellos seguiríamos hoy en prisión. Muchas gracias.  
 
GPMX ¿Qué le dirías a las personas para motivarlas a que pasen a la acción y se involucren en causas como la de Greenpeace?
 
C. Sólo tenemos un planeta y hay que defenderlo, del cambio climático, de la deforestación de que contaminen el agua. Todos tenemos que hacer algo al respecto, no puedo vivir mi vida pensando que estas cosas no importan, sabes, la sociedad empuja a la gente a solo pensar en cómo hacer dinero, comprar cosas, cuando realmente si algo le ocurre al planeta todos seremos afectados. En mi país o en el tuyo, todos estamos siendo afectados por el calentamiento y porque el Ártico se está derritiendo.  No digo que la gente se acueste a llorar en su cama y a lamentar, sino que todos pueden hacer pequeñas cosas para ayudar, con eso es suficiente.
 
GPMX Después de todas estas situaciones, ¿tienes miedo?
 
C. Ja, ja, no para nada. De hecho ya me volvieron a encarcelar hace unas semanas en Francia cuando entramos a una planta nuclear para denunciar sus sucias operaciones. Fuimos a la planta, realizamos nuestra acción y al final, ¡diablos! volví a terminar ahí 48 horas detenido.  Entonces la respuesta es no, no tengo miedo.
 
GPMX ¿Algún último mensaje para México?

C. Dile a las chicas que pronto iré a visitarlas, ja, ja. No, ya en serio, muchas gracias a todos.