En la costa Norte de Noruega, justo por encima del Círculo Ártico, descansa una pequeña isla en la que están ocurriendo cosas increíbles. Las famosas islas Lofoten son conocidas como un destino de ecoturismo y pesca de bacalao.

Sin embargo, ahora que el gobierno noruego está ansioso por meter las manos en el sucio petróleo de sus aguas árticas, Lofoten se ha convertido en un campo de batalla clave en la política de protección del Ártico en Noruega.

Esa es la razón por la que la semana pasada se reunieron en Lofoten más de 400 jóvenes activistas desde distintas partes del mundo y de distintas agrupaciones de acción climáticas, con el fin de acudir a un campamento de verano convocado por la organización ambiental noruega NaturogUngdom (Naturaleza y Juventud).

El objetivo de este encuentro fue compartir experiencias sobre todos aquellos que han sido fuertemente afectados por la industria petrolera –desde el Delta del Níger hasta las arenas bituminosas de Canadá-. Mientras tanto, crece la sensibilización sobre los más recientes intentos para abrir esta región a la perforación costa afuera.

En apoyo a la lucha que estas comunidades están enfrentando, el barco de Greenpeace, Arctic Sunrise, navegó hasta llegar al campamento que se llevó a cabo el fin de semana con cuatro personas extraordinarias a bordo de nuestro equipo.

Luby, Olly, Daniela y Thomas fueron seleccionados gracias a su arduo trabajo y determinación para proteger el Ártico. Luby y Olly ganaron el viaje mediante su participación; el año pasado, en la plataforma de activistas online “Arctic Rising”, mientras que Daniela y Thomas se subieron al barco por haber ganado una competencia entre el personal de Diálogo Directo, los chicos reclutadores de socios de Greenpeace.

Daniela Lima y Lubomira Trnková

Daniela, mexicana, nunca antes había salido del país ni había puesto un pie en un barco, sin embargo, ella sola fue capaz de reunir más de 9,000 firmas por la petición para Salvar el Ártico. “Este viaje ha cambiado mi vida”, escribió en una nota. “Cambió mi perspectiva para bien. Trabajando juntos podemos lograr cualquier cosa”.

Su colega, Thomas, de Suecia, fue este año el suertudo ganador de la rifa de Diálogo Directo. Luby, de Eslovaquia, ha sido parte del movimiento para salvar el Ártico desde su comienzo. Cuando la petición para crear un santuario global en el Ártico alcanzó el millón de firmas, tan sólo un mes después de su lanzamiento, Luby ya había reclutado a más de 1,500 personas para la campaña.

El recuerdo más grande que tiene del viaje es cuando miró la puesta de sol, a medianoche, desde el puente del Arctic Sunrise. “Nunca había visto antes algo tan bello”, dijo, “cuando volteabas, alrededor sólo estaba el océano, era lo único que podías ver. Fue una sensación asombrosa. Mi momento ‘una vez en la vida’”.

Oliver Tyler ganó un viaje en el Arctic Sunrise tras participar en la plataforma online de activistas Arctic Rising.

El otro ganador del Arctic Rising, Olly, de Reino Unido, tenía sólo 16 años cuando ganó. Debido a su edad vino acompañado por su madre. Ambos explicaron esa euforia que sentían tras pasar el campamento de protesta de Lofoten. “¿Hay alguna duda de que esta pasión vencerá a cualquier tipo de política y ganará el apoyo público para lograr la protección de este frágil entorno como se lo merece?”, preguntó Emma.

Inspirados por sus encuentros con los jóvenes embajadores de Lofoten, Emma  y Olly se comprometieron a difundir el mensaje para proteger el Ártico cuando regresen a su país de origen.

De la misma manera en que Lofoten se ha convertido en un campo de batalla determinante para la protección del Ártico en Noruega, el Ártico por sí mismo es la lucha medioambiental clave de nuestra era, la piedra angular en la carrera contra el cambio climático que se incrementa y afecta a todo el planeta.

Aún hay tiempo –pero no mucho- apenas hace un año Daniela, Olly, Luby y Thomas eran como tú. Súmate a ellos y levántate por el Ártico, de la forma que sea.

¡Firma la petición y conviértete en parte del movimiento!