Y la aventura comenzó, emocionante desde el primer instante: observar a las personas que serían parte de la experiencia. Luego, con los imprevistos que se presentaron durante el camino a Cuetzalan, Puebla. Dos horas más de camino que me permitieron relacionarme con mis acompañantes. Llegar al lugar, mirar el entorno y poder percibir la energía que de él emana, conocer el sitio y sus alrededores (los olores, los colores, las formas, los sabores, las entidades vivientes), el equipo de trabajo de Greenpeace, el equipo que forma parte de la cooperativa, todo hacía que mi interés creciera. Conocimos los objetivos de la campaña de selvas y bosques, la forma en que se trabaja dentro de la cooperativa, es asombroso, pues he tenido la oportunidad de mirar desde otra perspectiva, aprovechar lo que la Madre Naturaleza nos da, agradecerle, retribuirle, respetarle, cuidarle, apreciarle al observar cómo en la comunidad Tosepan Kali se genera todo esto: nos comparten la esperanza de creer en nuestras capacidades creativas, éticas para coexistir con la naturaleza en beneficio mutuo. Además, tener la oportunidad de ser parte del proyecto, aprender la importancia de la sustentabilidad, conocer a personas con iniciativa, preocupaciones e intereses comunes, niños, jóvenes, adultos, que importante y motivacional resulta para mí. Creer en el cambio, en la unión para lograr fines objetivos en pro de todos.
Mañana nos espera un gran día pues seguiremos aprendiendo de los habitantes de la comunidad sobre cómo llevan una vida digna y respetuosa con la naturaleza, de su autonomía, cooperación y su rol autogestivo con fines positivos para todos.