De Jalisco a Yucatán, la ruta del derrame del día

En este momento, dos derrames petróleo aquejan a diferentes áreas geográficas del país. El primero en el Aeropuerto de Puerto Vallarta, Jalisco, la información alude a un incidente en un ducto de turbosina durante los trabajos de mantenimiento en la terminal aérea. La fuga de combustible alcanzó un canal fluvial, con el riesgo de llegar al área natural del Estero del Salado.⁽¹⁾

El segundo derrame se suscitó el pasado 20 de octubre en un ducto submarino bajo los arcos del muelle fiscal de la ciudad de Progreso, en Yucatán. Al respecto, Petróleos Mexicanos guarda silencio pero el rastro que deja un derrame de diesel habla por sí mismo, por lo que pescadores de la zona constataron el brote constante de combustible desde hace algunos meses, el cual fue más evidente desde el pasado viernes. Además, la movilización por de la Administración Portuaria Integral y de la Secretaria de Marina Armada de México hacia el lugar del siniestro no deja lugar a dudas sobre la situación. ⁽²⁾

Demandamos a Pemex una atención inmediata y eficiente para atender estos derrames y alto total a la exploración de hidrocarburo en aguas Profundas en el Golfo de México. Es evidente que si derrames en lugares accesibles escapan del control de la paraestatal será incapaz de contener un derrame de mayor magnitud.

Los derrames de hidrocarburos generan un impacto ambiental sobre los seres vivos y el ecosistema en general, lo que ha desencadenado en impacto negativo en las características físicas, químicas, biológicas del aire, tierra y el agua de muchas regiones del país, afectando la vida de las comunidades. Después de un derrame de petróleo ya nada es igual.