Desde Sinaloa, Greenpeace dice "no" al maíz transgénico

Noticia - 5 febrero, 2008
Para alertar a los agricultores sobre los riesgos de sembrar maíz transgénico en Sinaloa, Greenpeace presentó en Culiacán, dentro de la Expoagro 2008, el documento “Las incómodas verdades del maíz transgénico”.

Portada del documento "Las incómodas verdades del maíz transgénico" presentado por Greenpeace en Culiacán.

“El maíz transgénico no elevará la producción ni la calidad de las cosechas de Sinaloa, por el contrario, contaminará los cultivos y provocará que los agricultores sean dependientes de las semillas patentadas por empresas como Monsanto, que desinforman a los agricultores. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos ya demostró que el maíz transgénico no garantiza un mayor rendimiento de la cosecha, y que esto depende del clima, la adaptación de la semilla al medio ambiente, el tamaño de la propiedad, el riego, el tipo de cultivo, etc.”, explicó Aleira Lara coordinadora de la campaña de Agricultura sustentable y transgénicos de Greenpeace México.

Sinaloa es reconocido mundialmente por la calidad de su maíz blanco. En la entidad se cultivan 442,079 hectáreas con semillas convencionales y el rendimiento es de aproximadamente 9.753 toneladas de maíz por hectárea, cuatro veces mayor que el promedio nacional.

“El reto para Sinaloa es qué hacer con los excedentes de su producción de maíz: en 2007, uno de los agricultores con mayor índice de productividad obtuvo 12 toneladas por hectárea, pero sólo pudo colocar ocho de ellas en el mercado, el resto está en almacén debido a la falta de  mercado para su distribución, el caso se repite con otros agricultores de la zona. Las autoridades federales deben abrir los canales de distribución para que los excedentes de la cosecha sean comercializados y que no se queden toneladas de granos en las bodegas”, comentó Gustavo Ampugnani, director de campañas de Greenpeace México.

Como se sabe, la empresa trasnacional Monsanto tiene el 90 por ciento de las patentes de semillas transgénicas, y para su uso exige que los agricultores firmen un contrato mediante el cual están obligados a pagar regalías cada vez que las usen en sus cosechas, lo que crea una dependencia de este tipo de granos. Además, al sembrar maíz transgénico es alto el riesgo de que otros cultivos se contaminen, ya sea por polinización o por intercambio de semillas, práctica común entre los agricultores para mejorar la siguiente siembra.

Ninguna empresa biotecnológica ha creado algún transgénico con características genéticas para adaptarse a los cambios del clima, para sobrevivir sin agua o para producir su propio insecticida, útil para todo tipo de plagas.

Greenpeace exige que las autoridades federales detengan la promoción de los transgénicos en México y exhorta a los agricultores de Sinaloa a continuar la producción de maíz con semillas convencionales y bioinsecticidas para mantener la calidad de las cosechas sin mermar la biodiversidad de nuestro país.

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