En un espacio de 4 mil 500 metros en el Zócalo capitalino, activistas de Greenpeace y otras organizaciones de la campaña Sin maíz no hay país, colocan 32 toneladas de maíz para formar un gran mapa de México y exigir que el gobierno cumpla con las leyes ambientales
Micrositio: Transgénicos... ni maíz
La Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) intentará establecer el estado de los transgénicos en el país por medio de una Red Mexicana de Monitoreo de Organismos Genéticamente Modificados, como un paso adelante en el impulso de la siembra experimental de maíz transgénico, denunció Greenpeace.
Con esta red se pretende "dar seguimiento a las solicitudes de siembra, permisos, ubicaciones y transparencia, sin embargo el establecimiento de una red de monitoreo en este momento
obedece a las presiones y modificaciones ilegales realizadas al
reglamento de la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente
Modificados (LBOGM), por eso llega a destiempo y es a todas luces
insuficiente para proteger las 59 razas y por lo menos 200 variedades
de maíz nativo”, señaló Aleira Lara, coordinadora de la campaña de agricultura sustentable y transgénicos.
La secretaría anunció que las primeras siembras de maíz transgénico sucederán en octubre o noviembre. “Alberto Cárdenas debe seguir el ejemplo de los países europeos y
como responsable de la política agraria del país, atender al llamado de
los científicos y reconocer los impactos negativos para la agricultura
y para el medio ambiente con la siembra de transgénicos. La
sociedad mexicana hemos
exigido al gobierno la protección de nuestra diversidad
de maíces y las autoridades federales no ha sido capaces
de dar un informe público del estatus de la contaminación, qué
variedades transgénicas han contaminado nuestro campo y qué
empresa es la responsable. Aún así pretenden
autorizar ilegalmente varias solicitudes de siembra de maíz transgénico
para el periodo otoño-invierno”, continuó Lara.
Hasta hoy, se ha detectado la presencia de transgénicos en Tamaulipas, Sinaloa, Puebla, Chihuahua y las delegaciones Magdalena Contreras y Milpa Alta, en el Distrito Federal aun cuando en México no se ha autorizado la liberación de organismos
genéticamente modificados (OGM) al medio ambiente.
En la semilla de maíz que ingresa a México para fines de siembra convencional se ha detectado, a través de estudios de laboratorio, la presencia de variedades transgénicas de la transnacional Monsanto (NK603, MON810 Y MON863). Estudios científicos recientes han demostrado que estas variedades no pueden coexistir con las convencionales y orgánicas, además de que afectan a la biodiversidad que se desarrolla de forma natural en los cultivos del maíz. Estos resultados científicos han sido razón suficiente para que los gobiernos de Francia, Grecia, Austria, Hungría, Luxemburgo y Alemania decreten moratoria al maíz transgénico de Monsanto.
"Diez años con casos de contaminación demuestran la falta de capacidad
de las autoridades federales y también que México no cuenta con las
condiciones óptimas para implementar un estricto protocolo científico
sobre el uso de transgénicos en nuestro país”, concluyó Lara.
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