Las cifras del desastre ambiental en México

Noticia - 3 junio, 2009
Greenpeace presenta la segunda edición del documento "La destrucción de México", justo antes de celebrarse en nuestro país el Día Mundial del Medio Ambiente: ¿el resultado? las tendencias no mejoran

Portada del documento "La destrucción de México".

A 48 horas de conmemorarse el Día Mundial del Medio Ambiente, Greenpeace presentó la segunda edición del documento "La destrucción de México: la realidad ambiental del país y el cambio climático", en el que a la luz de datos oficiales y trabajos académicos revisa el estado de los ecosistemas del país, el impacto que las actividades económicas tienen sobre el patrimonio natural y el vínculo de esto con el cambio climático.

“Las tendencias no mejoran. En 2003 el costo anual de la destrucción ambiental del país equivalió a 10 por ciento del PIB, que en dinero representaba 754 mil millones de pesos. Para el 2006 el porcentaje es menor (8.8 por ciento), pero, hablando en pesos, la cifra en bruto aumentó en un 19.85 por ciento, pasando de 754 mil millones de pesos a 903 mil 724 millones, es decir 149 mil 724 millones de pesos más que en 2003”, declaró Patricia Arendar, directora ejecutiva de Greenpeace México.

Ninguno de los procesos de degradación de ecosistemas y agotamiento de recursos se han detenido, por el contrario, continúan agudizándose. Esto es grave de por sí, pero a la luz de los impactos del cambio climático global se vuelve alarmante. Los ecosistemas bien conservados mitigan los impactos del cambio climático, pero los ecosistemas degradados los agudizan.

“El gobierno federal sigue planteando una política ambiental que atenta contra los recursos naturales, que privilegia los intereses privados e ignora el bien común. Además, el congreso y los gobiernos estatales tienen cada día menos interés en preservar el medio ambiente, apuestan a un desarrollo económico de corto plazo y no contemplan los impactos futuros del cambio climático”, denunció Arendar.

Uno de los datos más importantes que "La destrucción de  México..." presenta se refiere a nuestra vulnerabilidad frente al cambio climático: “Hasta hace pocos años las autoridades señalaban que había 25 millones de mexicanos en condiciones de vulnerabilidad frente al cambio climático. Hoy, las propias autoridades advierten que 68.2 por ciento de la población es vulnerable a los impactos de este fenómeno (más de 70 millones de mexicanos)”, señala el documento.

“Le demandamos al gobierno de Felipe Calderón que sea congruente; no es posible que en el discurso internacional se pregone que México es un ejemplo  en la defensa del medio ambiente y en el combate al cambio climático y en los hechos esté propiciando la destrucción sistemática de ecosistemas con políticas ambientales que no frenan la deforestación, que depredan los manglares, que incentivan el uso de energías sucias como el petróleo y el carbón y que promueven la siembra de transgénicos en nuestro territorio”, agregó Arendar.

Estos son algunos de los datos duros más importantes que el documento recoge:

-- Bosques. De 2000 a 2007, la superficie bajo manejo forestal sustentable se redujo de 8.6 a 6.1 millones de hectáreas, debido a que la política ha privilegiado la reforestación sobre el buen manejo. La pérdida de bosques y su deterioro contribuyen con 14 por ciento de las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero del país o GEI. México permanece en el quinto lugar mundial en deforestación. Cada año pierde alrededor de 600 mil hectáreas de bosques y selvas, lo que equivale a perder cada año una superficie equivalente a cuatro veces el Distrito Federal.

Un aumento de 2°C y una disminución del 10 por ciento de la precipitación en el país provocarían que más de la mitad de la superficie del país cambiara sus condiciones de temperatura y lluvia, de tal forma que los bosques de pinos y encinos serían afectados ya que no toleran las condiciones cálidas y no podrían adaptarse. Este cambio en la temperatura tendría efectos drásticos en la vegetación y su distribución se vería dramáticamente reducida e incluso desaparecería.

-- Los recursos marinos están siendo arrasados por el crecimiento descontrolado del sector pesquero, el incremento en la capacidad de captura de las embarcaciones y las capturas ilegales y no reguladas.

En 1950 había 44 especies de mamíferos marinos en México. Hoy todas están en alguna categoría de riesgo y dos se consideran extintas. México ocupa el primer lugar del mundo por especies en peligro de extinción y el primero en América Latina por especies amenazadas, con 510 especies en total en esas categorías; 63 por ciento está en peligro de extinción y 37 por ciento son vulnerables.

--Fuentes renovables de energía. México tiene potencial para emplear el viento, la irradiación solar, la geotermia y las plantas minihidráulicas para obtener energía. Todos estos recursos se encuentran subutilizados. Para cumplir con las metas establecidas de reducción de emisiones de GEI, el gobierno tendría que desarrollar los mecanismos, normas y políticas públicas necesarias para el desarrollo de las energías renovables.

En cuanto a las actividades que propician la destrucción del patrimonio natural, cabe señalar que el problema no son las actividades por sí mismas, sino que se llevan a cabo sin medidas de mitigación de impactos ambientales y sin visión de largo plazo. Esto no sólo afecta al patrimonio natural, sino que eventualmente, puede llevar al colapso de las actividades productivas.

-- Pesquerías. Un 45.75 por ciento de los mexicanos vive en estados costeros, lo que genera una considerable presión en el manejo sobre los recursos que diariamente extraemos de océanos y costas.

De 99 pesquerías habilitadas en México (que comprenden 636 especies), ya sólo tienen potencial de desarrollo el 5 por ciento (5 pesquerías con 31 especies), entre las que destacan la jaiba y el calamar. El resto han llegado a su límite máximo o se encuentran sobreexplotadas.  Entre las pesquerías en las cuáles es necesario permitir la recuperación del recurso están el atún, la corvina, el pargo y el robalo

-- El turismo representa 8 por ciento del PIB y debido a su importancia económica se le ha permitido tener un crecimiento desordenado, que no respeta las leyes, las líneas de costa ni las zonas de manglar y por ello ha propiciado un grave deterioro ambiental.

Un tema que en breve será un gran problema para el turismo de playa es la disponibilidad de agua. Los estados más vulnerables a esta problemática son Quintana Roo, Baja California Sur, Baja California, Chiapas, Tabasco, Campeche, Jalisco.

A pesar de ello, la demanda de agua en esas entidades sigue en aumento, debido a la construcción de hoteles y campos de golf. En 2007 operaban 43 campos de golf en las entidades del Golfo de California, no obstante que son zonas desérticas o semidesérticas y con pocos acuíferos. Cada campo de golf utiliza en promedio 10 mil litros de agua al día.

--Actividades agrícolas y pecuarias. La destrucción ambiental incide directamente en la crisis del campo, en tanto que las malas prácticas agropecuarias a su vez contribuyen a degradar aún más los ecosistemas y la calidad de vida de los campesinos.

A nivel global, la agricultura contribuye de manera directa con 14 por ciento a las emisiones de GEI, debido a que los suelos agrícolas y el ganado emiten grandes cantidades de gases a la atmósfera. De manera indirecta contribuye con entre 17 y 20 por ciento, debido al uso de combustible fósil para las operaciones agrícolas, la producción de agroquímicos y la conversión de tierras para cultivo. No existen datos precisos de medición de emisiones de GEI provocados por la agricultura en México.

Más de 80 por ciento de los suelos agrícolas de México presenta algún grado de erosión, debido a los monocultivos y la deforestación, promovida esta última para la ganadería extensiva y la producción de pasturas.

Los transgénicos son uno de los aspectos más críticos del modelo actual de la agricultura, dado que representan un intento de control de la producción de alimentos por parte de las corporaciones biotecnológicas y agroquímicas sin precedente, lo cual supone una amenaza de contaminación irreversible de México como centro de origen del maíz y un desmantelamiento del campo mexicano y, por ende, de mayores índices de migración de campesinos e indígenas.

-- Transporte. Este sector emite 18 por ciento de los GEI en México. En la Ciudad de México esta proporción llega al 43 por ciento, y los principales contribuyentes son los autos particulares. Las entidades con más alta concentración de emisiones provenientes de fuentes móviles son Estado de México, DF, Jalisco, Nuevo León y Veracruz.

Sobre el tema del cambio climático, destaca el hecho de que en México, un 97 por ciento del territorio es susceptible, de grado moderado a alto, a la desertificación y la sequía, en tanto que hasta 15 por ciento del territorio, 68.2 por ciento de la población y 71 por ciento del PIB se encuentran altamente expuestos al riesgo de impactos catastróficos atribuibles directamente al cambio climático.

En conclusión, señaló Greenpeace que la destrucción de los recursos ambientales en México y la urgencia del cambio climático no pueden seguir siendo relegados por los tomadores de decisiones. Es necesario que el cambio climático en particular y el medio ambiente en general se conviertan en un eje transversal para la toma de decisiones.

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