Tabasco: el edén deforestado

Noticia - 19 agosto, 2010
Tabasco es uno los casos más dramáticos de degradación ambiental en México, donde las políticas públicas alentaron el desmonte de bosques y selvas para transformarlos en zonas ganaderas y agrícolas; como consecuencia de esta agresiva transformación y en un contexto de incremento e intensidad de fenómenos climáticos, hoy la población tabasqueña está en un alto nivel de vulnerabilidad frente a la crisis del clima.

En 1940, la cobertura de selva tropical en Tabasco representaba 49 por ciento de la superficie del estado, para 1990 era de 8 por ciento, del cual únicamente la mitad correspondía a selvas primarias. Es decir que, en poco más de cuatro décadas se perdió alrededor de un millón de hectáreas de selva con la finalidad de convertir a este estado en un emporio agrícola que nunca llegó a ver la luz tal como se había planteado en un principio. Esta tendencia continúa hasta la actualidad, en tan sólo en 4 por ciento del estado, es decir 100 mil hectáreas (ha) que corresponden a zonas de la sierra de los municipios de Huimanguillo, Teapa, Tacotalpa, Macuspana y Tenosique, donde quedan 45 mil ha de selvas y acahuales, 40 mil ha de manglares, 10 mil ha de tintales y 5 mil ha de encinares.

De acuerdo con un análisis realizado por Fernando Tudela (actual subsecretario de Planeación y Política Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales), la expansión de la actividad ganadera constituyó el proceso socioambiental más impactante ocurrido en Tabasco entre 1960 y 1975, de tal magnitud que el hato ganadero llegó a sumar 1 millón 21 cabezas en 1970, lo que a su vez se consiguió mediante un agresivo desmonte de las selvas del estado, de tal manera que ya en 1980 más de la mitad de la superficie de Tabasco se había convertido en pastizales para ganado.

Como resultado de estas voraces políticas de desmonte, para la década de los 90 ya era muy amplio el espectro de afectaciones claras que habían tenido en el ambiente: alteraciones hidrológicas, degradación de suelos, erosión, salinización, pérdida de recursos bióticos y contaminaciones de diversa índole.

Las principales consecuencias de la deforestación en Tabasco ya eran patentes desde entonces: pérdida de riqueza biológica (estimada hasta 300 especies vegetales por hectárea), emisión de bióxido de carbono (CO2) a la atmósfera y la reducción en la capacidad de captura, modificaciones en el régimen climático, aumento de la escorrentía e incremento del potencial de las avenidas, y transformaciones en el suelo como pérdida de nutrientes, erosión, compactación, salinización e inundaciones en las planicies.

La grave degradación ambiental que se enfrenta actualmente en Tabasco y que lo hace altamente vulnerable al cambio climático se debe a una combinación de los siguientes factores:

  • la deforestación y el deterioro constante de los ecosistemas naturales;
  • los agresivos planes agropecuarios que han modificado drásticamente el régimen hidrológico (cortes, bloqueos y modificaciones de las trazas originales de los ríos);
  • la tasa promedio de precipitación en Tabasco más alta del país (1700 mm/año);
  • además del incremento y aumento en la frecuencia de fenómenos vinculados con el cambio climático.

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