Noticia - 6 mayo, 2011
Greenpeace considera una buena noticia que Japón haya decidido cerrar la central nuclear de Hamaoka, una de las más peligrosas de este país, ya que se localiza en una zona de gran sismicidad donde confluyen 3 placas tectónicas.
La medida se tomó después de la crisis nuclear en los reactores de la central nuclear de Fukushima, que se espera sean controlados hasta finales de este año.
La planta de Hamaoka, que opera la empresa Chubu Electric Power, se localiza en Tokai, en una duna elevada frente a la costa del Pacífico y no tiene una barrera contra tsunamis. Actualmente sólo tenía en operación dos rectores ya que uno está en revisión y dos más están en vías de desmantelarse.
Esta es la primera vez que el Primer Ministro, Naoto Kan solicita directamente que una central nuclear en Japón sea cerrada, sin embargo, no puede ser la última. Fukushima es un claro recordatorio de las consecuencias de la energía nuclear, y hay muchos otros reactores peligrosos todavía. El gobierno japonés debe seguir adelante hasta cerrar y desmantelar las instalaciones nucelares existentes, además de cancelar todos los nuevos reactores para dar paso al impulso de fuentes renovables de energía. Sólo entonces el pueblo japonés sentirá que su gobierno realmente está dándole prioridad a la seguridad de la gente.