¡Ni nuclear ni gas!

Noticia - 3 noviembre, 2011
Noviembre 3, 2011. Dejar de apostarle a la energía nuclear para invertir prioritariamente en el aprovechamiento de gas shale (o gas no convencional) para generar electricidad requiere costosas inversiones y distrae al gobierno mexicano de la verdadera respuesta a nuestras necesidades energéticas que es el uso de las energías renovables, señaló Greenpeace.

La organización ambientalista aplaude las declaraciones del titular de la secretaría de Energía, Jordy Herrera, quien afirmó que abandonan el plan de construir hasta 10 nuevos reactores nucleares. Es una buena noticia porque la energía nuclear es altamente costosa, sucia y riesgosa. Lo grave es que se tome esta decisión a partir del descubrimiento de reservas de gas no convencional en el país, perfilando a este combustible fósil como un combustible prioritario para la matriz energética del país.

“Greenpeace ve con agrado las declaraciones del secretario de energía respecto a dejar de lado a la energía nuclear, por ser una de las opciones más caras e inseguras para generar electricidad, (Chernobyl, Tres Millas, y Fukushima son prueba de ello), además de que no resuelve el problema del cambio climático. Sin embargo debemos decir que el gas no convencional también implica severos riesgos de contaminación del agua debido a su proceso de obtención y nunca será más seguro, barato ni limpio que las energías renovables, de las cuales México tiene un gran potencial que no está siendo aprovechado” señaló Beatriz Olivera, coordinadora de la campaña de energía y cambio climático de Greenpeace México.

De acuerdo con la Energy Information Administration de Estados Unidos (U.S.-EIA), las reservas de gas shale son diez veces superiores a las reservas convencionales conocidas de gas natural en el país. Por ello, Pemex planea un ambicioso programa de exploración en México, proyecta invertir 200 millones de pesos en estudios y en 3 pozos más antes de 2013 y esto es absurdo cuando en México, el promedio de irradiación solar es de 5 kilowatts hora, por día, por cada metro cuadrado de superficie. Nuestro país es considerado uno de los que tienen más posibilidades de aprovecharla. Bastaría un cuadrado de 25 km por lado en el desierto de Sonora o Chihuahua para generar toda la energía eléctrica que requiere el país.

“De cara al final del sexenio, el desafío consiste en invertir para detonar las renovables de una buena vez. Es ingenuo pensar que el gas shale es la solución a nuestras necesidades energéticas. Si las inversiones que se están destinando a combustibles fósiles se destinaran a energías renovables, se podrían detonar empleos, promover el desarrollo regional e integrar cadenas productivas. En Latinoamérica, con las políticas necesarias para impulsar energía renovable, habría para 2030, más de 11 millones de empleos por lo que no debemos esperar otro sexenio para considerar seriamente a las renovables” abundó Olivera.

Izquierda: pozo de gas convencional; derecha: pozo de gas no convencional perforado horizontalmente. Fuente: U.S. Energy Information Administration

 

Además hay una gran incógnita acerca de los impactos ambientales del proceso de extracción del gas shale, éste se encuentra en una piedra arcillosa denominada lutita, que es fracturada para liberar el energético a través de un proceso conocido como fracking. Este proceso implica realizar perforaciones a más de 2 mil  metros e inyectar agua mezclada con ácidos y arena.

Un estudio de la Universidad de Duke, encontró que los niveles de metano en pozos de agua potable, ubicados a un kilómetro de los sitios donde se realizó el proceso de fracking, era 17 veces mayor que en pozos más lejanos.

“Ni nuclear, ni gas shale; las energías renovables son la solución”, reiteró Olivera.