Noticia - 2 abril, 2013
¿Existen más opciones energéticas para México que los hidrocarburos? Desde luego que sí, por eso Greenpeace presentó una propuesta ante este desafío al que no sólo nos enfrentamos en nuestro país sino en el mundo entero.
miércoles, 03 de abril de 2013
Estamos en buen tiempo de aprovechar de manera racional las fuentes de energía renovable –solar, eólica, geotérmica y pequeñas hidroeléctricas- para propiciar el desarrollo sostenido de nuestra economía. Esta es la única receta para garantizar la seguridad energética de México. Hoy y antes de que se haga más tarde las autoridades de nuestro país deben comprender que existen alternativas viables para desarrollar la industria energética sin depender de los hidrocarburos.
Nuestros legisladores ahora discuten la reforma energética y desde este espacio les hacemos un llamado a que vean más allá de un debate simple entre si privatizar o no Petróleos Mexicanos (Pemex) como una solución. Evidentemente la cuestión es mucho más compleja y si en verdad se quiere analizar seriamente la reforma en un sector tan estratégico es necesario que se cambien los esquemas.
“Una verdadera reforma energética debe promover el crecimiento económico, generar empleos verdes, garantizar la seguridad energética y ser palanca de desarrollo y competitividad”, dijo Beatriz Olivera, coordinadora de la campaña de Clima y Energía, al presentar el lunes pasado el documento “La reforma energética que México necesita”.
Los números son claros, bajo un escenario en el cual se incremente la participación de fuentes renovables de energía, se lograría más de 8 millones de empleos en este sector en el 2030, tres veces más de los que se generarían con un enfoque convencional.
Para transformar el sector en México y “cocinar” una verdadera reforma se tienen que considerar los siguientes ingredientes:
- Impulsar energías renovables.
- Mitigar el cambio climático. Implementar acciones de Eficiencia Energética.
- Garantizar la seguridad energética y sustentabilidad ambiental del país.
- Generar empleos y fomentar la competitividad.
- Eliminar paulatinamente los subsidios generalizados a los combustibles fósiles y focalizarlos para una redistribución efectiva.
- Asumir costos sociales y ambientales por la producción de energía sucia.
- Prohibir la explotación de petróleo en aguas profundas.
El reto es grande y hay que asumirlo porque México no necesita una transición energética ficticia o aletargada basada en combustibles fósiles que lo alejan de cumplir con los compromisos globales de reducir las emisiones de bióxido de carbono (CO2) y lograr economías limpias para enfrentar los impactos del cambio climático.
Documento
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La reforma energética que México necesita
Reportes
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