Tokio, Japón.- Mientras da inicio en Jersey, Reino Unido, la 63a reunión anual de la Comisión Ballenera Internacional (CBI); Junichi Sato, director ejecutivo de Greenpeace Japón está a la espera de que este martes 12 de julio, se de a conocer el veredicto relacionado con su apelación a la condena por robo, que le impuso un tribunal japonés cuando la organización reveló un escándalo de malversación de fondos y desfalco dentro de la industria ballenera de este país.
“Deseaba estar presente en la reunión de la CBI de este año en Jersey, pero el trabajo de Greenpeace después del desastre de Fukushima y mi juicio en curso me han mantenido en Japón. Han sido más de tres años desde que ayudé a exponer un escándalo en el que los tripulantes de un barco ballenero recibieron carne de ballena como recuerdo y después la vendieron en el mercado negro. La caza de ballenas en Japón, disfrazada como "investigación científica", es innecesaria y cada año provoca la pérdida de cientos de ballenas de nuestros océanos, así se desperdicia el dinero de los contribuyentes japoneses”, comentó Sato.
En mayo de 2008, dos activistas de Greenpeace, Junichi Sato y Toru Suzuki desataron un escándalo de corrupción dentro del programa de caza de ballenas, al exponer que la carne se vendía en el mercado negro con el conocimiento de diversos funcionarios del gobierno. Como respuesta, el gobierno japonés arraigó a los activistas, los acusó de robar la carne de ballena y allanó la oficina de Greenpeace Japón en la búsqueda de pruebas. En septiembre del 2010, Junichi y Toru fueron condenados por robo, pero ellos apelaron el veredicto.
“A pesar de que hicimos pública la corrupción en la industria ballenera, mostramos evidencias y declaraciones de testigos que apoyaron nuestros alegatos en la corte, y a pesar de la disculpa por parte de la Agencia de Pesca de Japón y de sus oficiales e inspectores en los barcos, que sí recibieron regalos de carne de ballena del operador de la flota, las autoridades de Japón han fracasado en investigar o castigar a los verdaderos criminales. El escándalo de carne de ballena debe ser investigado dentro de esta CBI, de igual forma que otras actividades corruptas de las cuales Japón ha sido acusado", agregó el director de Greenpeace Japón.
El terremoto, tsunami y desastre nuclear del 11 de marzo ha tenido un efecto profundo en Japón, y particularmente en sus comunidades costeras. Ahora, el gobierno debe redireccionar los enormes subsidios otorgados a la industria ballenera para programas que ayuden a la población y permitan reconstruir comunidades pesqueras sustentables.
“Mientras que la CBI y la industria ballenera de Japón piensan en su futuro colectivo, nosotros esperamos que prevalezca la visión de que las ballenas deben permanecer dentro de nuestros océanos y lejos de los arpones”, concluyó Sato.
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