Residentes de South Sulawesi evacúan la zona tras inundaciones y deslizamientos de tierra causados por deforestación masiva, en 2020.

Es hora de que hablemos sobre desplazados climáticos porque nuestro continente está cuarto en el ranking de migraciones internas forzadas por eventos climáticos en la última década. Y sólo en 2022, 2 millones de americanos debieron migrar por este motivo.

No podemos seguir mirando para otro lado. Una realidad signada por el cambio climático modifica, de manera inevitable, la vida de todos los habitantes del planeta. La propia experiencia diaria y la misma ciencia lo comprueban día a día.  Sin embargo, no todos nos vemos afectados de la misma manera. 

Existen personas (mucho) más vulnerables que otras a las consecuencias del calentamiento global. Son ellas las que tras un evento climático extremo (inundaciones, huracanes, sequías, incendios, etc.) no sólo quedan desprotegidas sino que, al momento de rehacer su vida, se encuentran con una encrucijada: ¿relocalizarse o subsistir en zonas cada vez más hostiles?

¿Quiénes son considerados desplazados o refugiados climáticos?

El término “desplazados o refugiados climáticos” se utiliza para denominar a quienes han tenido que dejar sus hogares y la zona en la que habitualmente viven forzados por el cambio climático y los desastres naturales asociados a éste. 

Durante 5 años la comunidad de El Bosque, en Tabasco, ha estado experimentando las consecuencias del cambio climático. Su hogar fue engullido por el océano y por inundaciones causadas por lluvias intensas. Más de 30 familias se han visto desplazadas, en tanto toda la comunidad está en peligro de desaparecer.

Se trata, claro, de una una migración forzada que por lo general se da dentro del propio país. Es decir que suele generar desplazamiento interno antes de alcanzar niveles que obligan a las personas a cruzar fronteras.

Otro punto clave es saber que toda migración, incluso los desplazamientos climáticos, son complejos e implican un proceso de decisión en las que influyen varias cosas. Por eso, en la literatura científica se dividen en dos grupos: los de inicio súbito y los de inicio gradual

Como El Bosque, vemos con mayor frecuencia la aparición de personas desplazadas climáticas.

Las primeras son más fáciles de identificar porque serían, por ejemplo, las generadas luego de huracanes, inundaciones, terremotos o incendios. En cambio, cuando hablamos de inicios graduales como la sequía, el deshielo de glaciares o el incremento del nivel del mar, tienden a ser más difusos. 

Una muestra de la dificultad para identificar estos casos es el dado en el diario El País en el que se cita que se encontró un fuerte vínculo entre las migraciones y la agricultura. Con sequías, no hay cultivos. Y sin cultivos, no hay ingresos, por lo que las personas eligen moverse de su lugar.

Vale sumar acá este dato para comprender la magnitud de este fenómeno: tan solo el año pasado en el mundo, la sequía fue la tercera razón de desplazamiento interno relacionada al clima.

Las cifras del desplazamiento climático en 2022

En alza. Es lógico que a medida que el cambio climático se hace sentir con más fuerza, crezcan los números de desplazamientos forzosos de personas dentro de las fronteras de sus países debido a desastres como inundaciones, tormentas, incendios forestales y sequías.

Así lo determinó un nuevo informe del Centro de Monitoreo de Desplazamientos Internos (IDMC) difundido por Diálogo Chino. En total, se contabilizaron 31,8 millones de desplazamientos internos por fenómenos meteorológicos extremos. América es una de las regiones más golpeadas, con 2,1 millones.

Estos números duplicaron los valores con respecto a 2021, en gran parte debido a las devastadoras inundaciones de Pakistán. Además, los desplazamientos relacionados con catástrofes durante el año también fueron un 41% superiores a la media de la última década.

Edificios y calles cubiertas de arena en la costa de Nueva Jersey tras el Huracán Sandy.

Las inundaciones fueron responsables de la mayoría —seis de cada diez— de estos desplazamientos forzosos, seguidas por tormentas, sequías, deslizamientos de tierras y, por último, temperaturas extremas.

Para finalizar, si bien los especialistas remarcan que se ha avanzado en materia de atención ante los desplazamientos climáticos en América Latina y destacan los avances de Colombia y México liderando leyes específicas en el tema, lo cierto es que aún hay mucho por mejorar.