En 1971, un grupo de personas preocupado por las pruebas nucleares que Estados Unidos planeaba desarrollar en Amchitka, una pequeña isla de Alaska de gran valor ecológico por las colonias de aves que alberga,  decidió hacer algo más que protestar en contra de estas pruebas.  Esos activistas, los fundadores de Greenpeace, creían que un grupo de individuos puede hacer la diferencia.

Alquilaron un viejo barco pesquero -el Phyllis Cormak- y pusieron proa hacia Alaska. El objetivo era interponerse entre la armada americana y la isla y, de ese modo, evitar que se llevaran a cabo las pruebas.

El grupo estaba integrado por Dorothy e Irving Stowe, Marie y Jim Bohlen, Ben y Dorothy Metcalfe y Bob Hunter; ellos pensaron en unir dos palabras que demostraran su preocupación por el planeta y su oposición a las armas nucleares y de ese modo surgió el nuevo nombre del grupo: Greenpeace. Uno de los tripulantes declaró a la prensa antes de zarpar: “queremos paz y queremos que sea verde”, ése sería el espíritu de la organización.

Si bien el barco y su tripulación nunca llegaron a destino –la guardia costera los detuvo antes- y la bomba fue detonada, la difusión de sus actividades a través de la prensa fue tan importante que, ese mismo año, el gobierno estadounidense anunció el cierre de su plan nuclear.

Durante los años siguientes distintos grupos, sin conexión entre sí, en Estados Unidos, Canadá y Europa, tomaron el nombre de Greenpeace. La instalación de oficinas en el Reino Unido y Holanda fue determinante para unir a todos los grupos existentes en el mundo bajo ese nombre y crear, en 1978, Greenpeace Internacional, unificando la forma de trabajo.

En la actualidad, Greenpeace es una de las organizaciones ambientalistas más importantes del mundo, cuya oficina central se encuentra en Amsterdam, Holanda y cuenta con oficinas en 41 países en todo el mundo.



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