El transporte público es un sector que sólo con buscar ser más accesible y asequible, puede  generar enormes beneficios para personas, familias, comunidades y el ambiente en general. 

Esto es así porque al mejorar la movilidad de los individuos se mejoran las oportunidades económicas, la salud y la calidad de vida.

A continuación compartimos hechos y cifras que muestran por qué los gobiernos que afirman querer abordar la crisis climática y combatir la desigualdad, deben ocuparse del transporte.


1- El transporte accesible cambia la vida de las personas y es, a la vez, una herramienta poderosa contra la crisis climática

Un pasajero se baja del tren Mass Rapid Transportation (MRT) en Yakarta, Indonesia. © Afriadi Hikmal / Greenpeace

Incorporar mejoras tendientes a la sustentabilidad puede marcar una gran diferencia si consideramos que el transporte es responsable de alrededor del 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial. 

Además, si es cada vez más eficiente moverse en forma colectiva, puede hacer que se prefiera dejar de usar el propio vehículo. Eso sí, si los precios de los boletos son muy altos esto desincentiva a quienes quieren usar este servicio, llevando a que haya más coches en las calles, lo que deriva en más congestión del tráfico y más emisiones contaminantes.

En este sentido el ejemplo de lo hecho por Alemania durante el verano de 2022 puede mostrar un posible camino. El país redujo de manera drástica el costo del transporte, lanzando un ticket mensual de €9. 

Con esta medida, en los primeros 3 meses de esta experiencia, un estimado de 10% de los viajes de tren reemplazaron a los que se hubieran hecho en coche, según una encuesta de Deutsche Bahn y la Asociación de Compañías de Transporte. El efecto positivo fue equivalente a sacar de circulación a 1.5 millones de vehículos de circulación.

Un modelo de boletos climáticos como éste ahorrarían energía, dinero y contaminación, además de tiempo para quienes viajan. Y por esto es que la buena movilidad favorece a la justicia climática

Optimizar al sector también permite conectar a hombres y mujeres con oportunidades que hoy les son negadas. De hecho, el transporte público es la única vía de conexión que mantiene unidas a comunidades de bajos recursos, para quienes además los gastos que implica viajar se llevan gran parte del presupuesto mensual. 

Por supuesto, hacer más barato el transporte es sólo un primer paso a tomar. Luego hay que trabajar en la calidad y el alcance de esos servicios que se deben mejorar.  


2. El transporte accesible es esencial para la equidad social.

Un E-Jeepney (Jeepney eléctrico) recorre una calle de la ciudad de Makati, en el distrito central de negocios de Manila, la capital de Filipinas. © Luis Liwanag \ Greenpeace

Bajar los precios del transporte es una tarea cada vez más necesaria en un contexto global en que la energía y los costos de vida están en alza. 

Sólo con un transporte público accesible se puede evitar lo que se dio en llamar “doble vulnerabilidad energética” que afecta a muchas familias de todo el mundo. Se trata de la situación crítica de tener que afrontar los viajes cada vez más caros además de los gastos de electricidad, calefacción y cocción de alimentos. 

Es que son las comunidades más marginadas las que sufren más cada aumento, sea de tren, buses o tarifas. A la par son quienes deben usar medios de transporte más atestados y tienen menos opciones de conexión para entre los lugares que frecuentan.


3. Sólo habrá transporte accesible si tomamos en cuenta las desigualdades y la violencia contra las mujeres. 

© Anne Barth / Greenpeace

En promedio, son las mujeres las que más usan (y más dependen de) el transporte público. La contradicción es que también son quienes se sienten 10% y 6% más inseguras que los hombres cuando utilizan el metro y los buses. 

Las mujeres y la comunidad LGBTQIA+ se ven obligadas a pagar costos extras para viajar con más seguridad -en general, esa diferencia queda oculta en los registros oficiales-. Por ejemplo, suelen usar taxis o tomar rutas menos directas en el transporte público. 

Esta es la realidad aún en países centrales. Por caso, un estudio realizado en la Universidad Rudin de Nueva York encontró que las mujeres y disidencias gastan entre 26 y 50 dólares más en promedio por mes que los hombres para transportarse de manera más segura y llamó a este extra “impuesto rosa”, 

En India se han logrado avances en el transporte al tomar en cuenta la desigualdad de género. Siguiendo una campaña de Greenpeace India, el nuevo gobierno electo de Karnataka sumó buses gratuitos para que las mujeres puedan moverse en todo el estado. 

Con esto buscan aumentar las oportunidades de trabajo para este grupo, que es bajo (32,8% de la fuerza laboral del país.)

27 de mayo de 2023: Greenpeace desplegó una pancarta LED frente a la Vidhana Soudha, que decía “Autobús para mujeres, Autobús para todos”. © Greenpeace India

Esta medida permitió aumentar el 23% la movilidad en las primeras 2 semanas. El éxito de este programa, y de otros en toda India, muestra los enormes beneficios económicos que puede generar abordar las necesidades de movilidad de las mujeres.


4. El transporte público accesible beneficia a 1 de cada 6 personas con discapacidad en todo el mundo.

Miriana Schröder-Warnke espera con su perro en una silla de ruedas en la estación de Hamburgo-Harburg y utiliza el billete de 9 euros. © Gesche Jäger / Greenpeace

Se estima que son 1.3 mil millones de personas con alguna discapacidad significativa en todo el planeta. Esto representa 16% de la población total o 1 de cada 6 de nosotros, por lo que dar mejor servicio es vital.

Londres suele usarse como ciudad modelo para la accesibilidad del transporte público. Tal vez porque un tercio de las estaciones de metro no tienen escalones y porque todos los buses son amigables para quienes se mueven en sillas de ruedas. Sin embargo, aún queda mucho para lograr que sea 100% accesible para todas las personas.

Japón también ha hecho su aporte en este sentido. Tokio, por ejemplo, tiene una flota de buses de piso bajo y las estaciones en la mayoría de las ciudades se renovaron para ser accesibles. En 2020, todos estos avances fueron mostrados en los Juegos Paralímpicos.  

Con todo, aún quedan muchas realidades por atender para que los transportes públicos logren ser amigables para personas con otras discapacidades, como pueden ser ciegos o con disminución en la visión o sordos. Y esto corre también para adultos mayores que pueden encontrar dificultades para moverse en estaciones e incluso para subir a buses, trenes, etc.

En definitiva, mejorar la accesibilidad del transporte para las personas con discapacidad es esencial porque si un sistema no es apto para todos por igual, entonces no es realmente sustentable.


5. Las áreas rurales también merecen transporte público. 

En un precario camino de terracería, este autobús se estrelló contra un puente de madera improvisado en el sur del Amazonas. © Bruno Kelly / Greenpeace

En muchas zonas rurales de todo el mundo, las personas no tienen acceso a redes de transporte público en absoluto. Mientras que aquellas en las que sí lo hay, los usuarios pagan más que sus conciudadanos en zonas urbanas (además de tener tiempos de viaje más largos).

Por todo esto, mejorar el acceso a las redes de transporte público en áreas rurales no solo reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también conecta a las personas con servicios clave, como la atención médica.

En definitiva, es tiempo que gobiernos y empresas trabajen para llevar al transporte público a un nivel superador que utilice fuentes de energía renovables y que esté pensado para que todas las personas puedan usarlo, sin que sus precios sean una traba. 

Se trata de pensarlo como una estrategia para crear ciudades más sustentables, con menos coches y más conectadas. Y mientras eso sucede, se van disminuyendo emisiones contaminantes, se crea empleo, se incrementan los niveles de actividad física, se mejoran las conexiones sociales y se reduce la soledad.

Nota original: Por Mehdi Leman para Greenpeace International