La crisis por el COVID-19 nos da la oportunidad de transformar nuestra economía y sociedad, hacernos más resilientes y exigir que nuestros alimentos sean sanos, ecológicos y accesibles para toda la población. Dejemos atrás modelos de producción y consumo que enferman nuestro planeta y nuestro cuerpo con agrotóxicos, plaguicidas y transgénicos e incrementan la deforestación y la pérdida de biodiversidad. ¡Hagamos que esto cambie!
Garantizar el derecho a decidir un sistema alimentario y productivo, que brinde alimentos sanos, ecológicos y accesibles a toda la población.
Enfocar recursos públicos a abrir mercados de comercio justo, creando medios de distribución y producción local libres de agrotóxicos, transgénicos y plásticos.
Impulsar la transición hacia una producción agroecológica que asegure un medio ambiente sano y trabajo digno a campesinas y campesinos.
Alejarnos de los combustibles fósiles y priorizar energías renovables, transporte eléctrico y solarización de hogares con respeto a derechos humanos.
Garantizar el derecho a decidir un sistema alimentario y productivo, que brinde alimentos sanos, ecológicos y accesibles a toda la población.
Enfocar recursos públicos a abrir mercados de comercio justo, creando medios de distribución y producción local libres de agrotóxicos, transgénicos y plásticos.
Impulsar la transición hacia una producción agroecológica que asegure un medio ambiente sano y trabajo digno a campesinas y campesinos.
Alejarnos de los combustibles fósiles y priorizar energías renovables, transporte eléctrico y solarización de hogares con respeto a derechos humanos.