La emotiva carta que homenajea a uno de los fundadores de Greenpeace, tras la prohibición de la caza de ballenas para Japón

Noticia - 3 abril, 2014
Luego de que la Corte Internacional de la Haya ordenara a Japón terminar con la caza de ballenas, el Director de Movilización Pública de Greenpeace Internacional, Brian Fitzgerald, le escribió una carta a David McTaggart, uno de los miembros fundadores de la organización, fallecido en 2001. Estas líneas expresan la alegría y emoción de un logro que esperamos durante casi 40 años, pero también son un homenaje a alguien que luchó por las ballenas hasta el final de sus días. Las compartimos con ustedes:

 

Julio de 1982: Sidney Holt, David McTaggart y Iain MacPhail celebran la moratoria para la caza comercial de ballenas dictada por la Comisión Ballenera Internacional

Hace casi media hora escuché que Japón canceló durante este año sus expediciones con destino al Océano Antártico para asesinar ballenas, un anuncio que seguramente te hubiese hecho tocar las estrellas de felicidad.

La primera imagen que se me vino a la cabeza fue esta fotografía de julio de 1982. Estabas celebrando la victoria de la dura batalla ante la Comisión Ballenera Internacional, cuando declararon una suspensión sobre la caza comercial de ballenas –la culminación de años de trabajo tuyo, de Greenpeace y docenas de otros grupos e individuos. En ese momento, pensaste que lo habías logrado, que habías ganado y que el programa de Japón sobre la caza de ballenas había llegado a su fin.

No fue así, por supuesto, Japón simplemente enmascararía su programa como "científico". Greenpeace y vos seguirían la batalla – vos hasta el fin de tus días, Greenpeace por años después de tu partida, junto con todo un movimiento surgido a partir de esos primeros viajes envueltos en niebla para salvar a las ballenas.

El anuncio de hoy implica que las ballenas en el Océano Antártico no serán cazadas por primera vez después de 110 años. No tenemos la certeza sobre que Japón haya renunciado definitivamente a esta práctica. Ellos informaron que ¨apelarán¨ ante la Corte Internacional de Justicia que declaró a su actual programa, en realidaduna falsedad, que no ha aportado nada a la ciencia y ha asesinado más ballenas de las que la ciencia necesita. La Agencia de Pesca de Japón podría, como lo hicieron en 1982, ingeniárselas nuevamente como para disparar un arpón, pero no podrán hacerlo este año.Los arpones permanecerán enfundados y el buque factoría Nisshin Maru permanecerá anclado, y cientos… miles…. Millones de personas que han trabajado para este día celebrarán.

Si estuvieras entre nosotros, puedo imaginar la cantidad de ron con Coca y botellas de champagne que hubiesen desfilado esta noche. Pero ahora sé que en realidad estarías en el teléfono, escribiendo cartas, y cantando victoria ante la prensa y agradeciendo. Estarías agradeciéndole a Paul Spong por convencer a Greenpeace para que lanzara la campaña Salven las Ballenas en 1973, a Bob Hunter por tener la maravillosa idea de maniobrar pequeños botes entre las ballenas y los balleneros, y de esa manera instaurar el tema globalmente como una ¨bomba de conciencia¨ en los televisores alrededor del mundo. Agradecerías a Paul Watson por el audaz coraje demostrado junto a Greenpeace y Sea Shepherd para terminar con la caza (sí, has tenido que morderte, pero lo hiciste), y mientras tus dientes rechinaban agradeciste a Pete Wilkinson y Alan Thornton que fueron grandiosos generales en la batalla a favor de las ballenas aun cuando podías sentir la resistencia que ponían a tu comandancia. Agradecerías a Rex Weyler y Fred Easton cuyos lentes atraparon las primeras figuras de las ballenas sumergiéndose en el océano y la actitud heroica de aquellos que las detectaban para que se dispersaran. Recordarías como junto a Bryan Adams repartieron volantes en un teatro lleno en Japón en ocasión de un concierto que él daba allí, donde exhortaban a la juventud japonesa para que se opusieran a los balleneros.

También le hubieses agradecido a músicos, desde Leonard Bernstein hasta Paul McCartney, Peter Gabriel, los Waterboys, Midnight Oil, U2 y Steve van Zandt. Hubieses apreciado el apoyo hacia esta causa emergido de la sociedad, desde personas en las calles hasta la realeza como el Príncipe Carlos y el Príncipe Saddrudin Aga Khan, aventureros comoJacques Cousteau y Sir Peter Scott. Le hubieses dado las gracias a Kieran Mulvaney y Sara Holden y Dave Walsh y John Bowler y Karli Thomas y Frank Kamp e Irene Berg y Grace O’Sullivan y Andrew Davies y Black Bob y Pete Bouquet, así como a todos los que alguna vez estuvieron a bordo del barco de Greenpeace navegando las frías aguas del Antártico para jugar al gato y al ratón con los barcos de caza, a cada persona que alguna vez firmó una petición o envió una postal o donó para las causas de IFAW o WWF o Greenpeace o para cualquiera de las ONG que trabajaron desde las trincheras para Salvar a las Ballenas.Le hubieses pedido a la gente que levante su copa por Sidney Holt y Campbell Powden y Michael Nielsen y Leslie Busby y Remi Parmentier y John Frizer, que dedicaron gran parte de su vida a esta causa y pasaron horas interminables en salas de reuniones contando votos y alineando apoyo político ante las movidas parlamentarias con la intención de contrarrestar los sobornos y artimañas deshonestas que la Agencia de Pesca de Japón interponía para comprar los votos que no podía ganar. Te hubieses sacado el sombrero ante Steve Sawyer, Kelly Rigg, Patti Forkan, Cassandra Phillips, Domitilla Senni, Michi Matias, Anne Dingwall, Elaine Lawrence, Cornelia Durrant, Lyall Watson, a los científicos que clasificaron la población de ballenas, a los políticos que ganaron la discusión y realizaron fuertes declaraciones, a los cineastas que realizaron filmaciones y a los escritores que escribieron libros y a los artistas que dieron su arte. Hubieses cubierto bien tus espaldas de todos los nombres que olvidaste mencionar por el simple hecho que hubieses necesitado una enciclopedia para llenar los nombres de todos los que hicieron su parte, por cada uno que caminó por las ballenas, se ató por las ballenas, fue a prisión por las ballenas, cocinó por las ballenas, hizo karaoke por las ballenas, nadó por ellas.

Le otorgarías un lugar de privilegio a la dedicación y sacrificio de Junichi Sato y Toru Suzuki de Greenpeace Japón que padecieron arresto, incomunicación y ridículo en su propio país por dejar al descubierto el robo de carne de ballenas que llenaban los bolsillos de los funcionarios corruptos, todo eso para ser acusados de ladrones cuando presentaban una evidencia. También le hubieses dado las gracias al gobierno de Australia o a Mark Rudd por haber tenido las agallas de presentarse ante los Tribunales en contra de Japón, y la inteligencia legal para ganar la dura apuesta.

Por último, le pedirías a todos ellos que hagan exactamente lo que muestra esa foto de 1982: Celebrar.

Celebrar la victoria a favor de un planeta amenazado, y la esperanza que sugiere que si podemos salvar a las ballenas, podemos salvar al mundo. Celebrar el poder de los movimientos a nivel mundial, y la paciencia que debemos tener para ver el arco de la historia inclinarse hacia la justicia. Celebrar el activismo, la desobediencia, la denuncia y la participación. Celebrar el coraje y la creatividad, la poesía y la canción.

Ésta sería aproximadamente la carta que hubieses escrito, o me hubieses dictado para que te escribiera. Descansa en paz, David, y digamos que vos la escribiste. Ahora, vayamos por un trago, sabiendo que hay un montón de personas levantando la copa hacia vos y hacia la obstinada dedicación con la que has trabajado para este día.

Salud, Viejo cascarrabias. Ganamos.

Con admiración,

Brian.

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