Denunciamos la destrucción de bosques nativos en la finca La Moraleja S.A. desde el 2013.

A fines de 2016 y primeros meses de 2017 desde Greenpeace enviamos dos cartas a The Coca Cola Company advirtiéndoles el daño hecho por su proveedor. La única respuesta que dio la compañía fue negar la ilegalidad de la deforestación. Mientras tanto, siguió comprándole jugo concentrado de limón para fabricar gaseosas como Sprite. Sin hacerse cargo. Sin reforestar.

Después de nuestra campaña pública (desde agosto de 2017), la empresa de bebidas publicó un comunicado en el cual desconocía nuestra denuncia sobre los desmontes de La Moraleja S.A. desde 2013. Sin embargo, con una simple búsqueda en Internet, The Coca Cola Company tenía la posibilidad de saber que su proveedor había destruido bosques en la provincia de Salta, al norte de Argentina.

Además, la multinacional declara en su sitio web que “La agricultura sostenible es uno de los principios centrales” y que “a nivel global, alienta prácticas sustentables en su cadena de suministros”. Pero no puede decir que es sostenible si continúa la relación comercial con un proveedor como La Moraleja. Destruir bosques nativos es completamente contrario a ser sostenible.

El 1 de noviembre de 2017, The Coca-Cola Company y la finca difundieron, a través de comunicados, que reforestarían 1.400 hectáreas. Aplaudimos la iniciativa, pero, obviamente, no es suficiente para los bosques.

Los bosques no se negocian y la reforestación debe ser en toda la superficie arrasada: 3.000 hectáreas.