Cada 3 de julio llega el Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico. Esta es una fecha necesaria porque nos recuerda que estos elementos descartables que pasan por nuestras manos a diario no son inofensivos. La velocidad en la que se producen, consumen y descartan tiene una huella ambiental enorme y, para colmo, es responsable de generar cantidades exorbitantes de basura que ahoga a nuestro planeta.

El Día Internacional se da dentro de una propuesta más grande que es el mes de “Julio sin plástico“, una iniciativa que invita a todas las personas alrededor del mundo a reducir el consumo de productos plásticos de un solo uso.
En definitiva, ambos eventos ponen sobre la mesa un hecho indiscutible: el plástico no es biodegradable sino todo lo contrario, puede tardar cientos de años en descomponerse, por lo que, cuando se desecha, se acumula en el medio ambiente hasta alcanzar un punto crítico.

Entonces, como explican desde la ONU, la contaminación que genera termina por asfixiar a la fauna marina, deteriorar el suelo, envenenar las aguas subterráneas y causar graves consecuencias para la salud humana.
Además, la producción de plástico es uno de los procesos de fabricación más intensivos en energía del mundo. Este material se fabrica a partir de combustibles fósiles, como el petróleo crudo, que se transforman mediante calor y diversos aditivos en un polímero.
Nadie puede negar la practicidad que significó la llegada del plástico a la vida cotidiana. Sin embargo, muy pronto, nuestra cultura se volvió adicta a los objetos de un solo uso, que este material permite crear a muy bajo costo y comenzamos a habitar en un mundo de desechables y descartables.
Tanto es así que desde la década de 1950, investigadores estiman que la humanidad ha producido unos 9.200 millones de toneladas de plástico, de las cuales alrededor de 7.000 millones de toneladas se han convertido en residuos.
Es por esto que un simple cambio de hábitos puede marcar una diferencia. Así que hoy recordemos por qué reducir el uso de bolsas plásticas y optar por versiones reutilizables es la mejor manera de darle un respiro a nuestro querido (y dañado) ambiente.
Reducir el uso de bolsas plásticas: menos basura, menos emisiones
La buena noticia es que las bolsas plásticas son fáciles de reemplazar o rechazar y que, por cada una que se evita, se logra una gran victoria para todos.
Se puede optar por alternativas reutilizables como bolsas de tela, cestas o carritos de compra. También se pueden rechazar las bolsas de plástico cuando compres productos que puedas llevar en la mano o reutilizar las bolsas que ya tienes. Además, es importante evitar los productos con embalaje de plástico y optar por alternativas a granel.

Bolsas reutilizables de malla de algodón y frascos de vidrio.

Sistema de préstamo y reciclaje de vasos, Taiwan.
Por un lado, se utiliza menos materia prima virgen y combustibles fósiles, lo que redunda en menos daño a la naturaleza (por ejemplo, se prescinde de los combustibles fósiles que son usados para la fabricación de objetos de un solo uso en casi la totalidad de los casos).
Al mismo tiempo, ayudamos a que baje el nivel de emisiones de gases de efecto invernadero asociado con su producción.
Por otro lado, reducimos la generación de basura y también de microplásticos (partículas pequeñas en las que se degradan los artículos y que pueden entrar al cuerpo a través de la inhalación y la absorción, y acumularse en los órganos).
El mundo está despertando al problema, y los gobiernos, la industria y otras partes interesadas están comenzando a actuar. Continuamos exigiendo un mundo sin contaminación plástica 🌎😉.

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