Por Luz Le Dantec, Coordinadora de Loyalty
Ya llega un nuevo Dieciocho. Tal vez en estos días te ocurra lo mismo que a mí, en que la emoción me embarga y me lleva a la reflexión.
Hace más de 200 años, en 1810, se conformó la Primera Junta Nacional de Gobierno y nos sacudimos el yugo de la Corona española. Así, dimos nuestros primeros pasos como nación y comenzamos un largo camino de autonomía.
Con el transcurso de la historia, aprendimos que tanto la independencia como la libertad no son valores que se ganen de una vez y para siempre. Por el contrario, deben enarbolarse en cada acción y defenderse a cada momento. En especial ante el embate de nuevas y sutiles formas de dependencia que van apareciendo.
El aporte de Greenpeace a la lucha por la independencia
Desde Greenpeace sabemos muy bien lo que significa la independencia, pues está en nuestro corazón. Jamás aceptamos aporte de empresas, gobiernos ni partidos políticos, y eso es lo que nos permite actuar de manera libre.
En este sentido, este Dieciocho es un buen momento para recordar todo por lo que hemos luchado (y conseguido) juntos:
- Después de años de impulsar las campañas #ChileSinPlásticos y #ExigeAlternativas logramos la aprobación de la ley que prohíbe las bolsas plásticas y de la ley que regula e impide la entrega de artículos de plástico de un solo uso.
- Junto a miles de personas pudimos detener el proyecto HidroAysén y evitar la construcción de cinco mega represas en la Patagonia chilena.
- Conseguimos el cierre definitivo de Mina Invierno luego de 10 años de lucha junto a la comunidad local de la Región de Magallanes.
- Logramos detener diferentes proyectos salmoneros en la Región de Magallanes.
- Junto a diversas organizaciones conseguimos en 2008 que el Congreso aprobara por unanimidad el proyecto de ley que declara a Chile ¨Zona Libre de Caza de Cetáceos¨.
Celebrar nuestra esencia
Quiero compartirte una guía con recetas chilenas típicas. Hay platos y también algunos tragos, porque para cuidar al planeta hay que cultivar la alegría ¿y qué mejor que tener la panza llena y el corazón contento?
Una ciudadanía despierta e independiente para elegir su futuro
Hoy más que nunca, en este mundo es importante recordar lo mucho que costó conformarnos como nación libre e independiente. Lo digo porque desde hace ya varias décadas un grupo concentrado de hombres poderosos y transnacionales, que hacen negocios explotando a la naturaleza, parecen ser los únicos capaces de dictar el rumbo del planeta.
De esta manera, el destino de la humanidad está atado al 1% más rico y a su desenfreno codicioso. Nuestros territorios y mares son zonas de sacrificio si así lo quieren y la autodeterminación de los pueblos y las licencias sociales quedan como meros conceptos que los poderosos pasan por alto.
Pero esto no tiene por qué ser así. Aunque nos nublen con desinformación y negacionismo, no debemos olvidar que existe una solución. La salida es colectiva y nace de reconstituir nuestra relación con el entorno natural, de volver a sus ritmos y dejar atrás la aceleración de una economía que devora todo a su paso.
Otra sociedad es posible si nos reconocernos como parte de la trama viva compleja y maravillosa de este mundo que nos cuida y a la que debemos cuidar. Mostrar respeto por la tierra en la que habitamos es una de las mejores formas de empezar a ver las cosas desde este nuevo lugar.
El ecopoeta que nos inspira a seguir luchando
Hablando de estos temas, siempre viene a mi un poema del admirado Nicanor Parra, (quien también fue profesor, físico e intelectual) que dice así:
ESTIMADOS ALUMNOS
adiós estimados alumnos
y ahora a defender los últimos cisnes de
cuello negro
que van quedando en este país
a patadas
a combos
a lo que venga:
la poesía nos dará las gracias (1983: 158).
Nicanor, con su sensibilidad, se anticipó a los tiempos y a los problemas que esos poderosos trajeron a nuestro ambiente/hogar. En este caso particular, estas líneas vaticinaron -20 años antes- el desastre ecológico del río Cruces en Valdivia, en el 2005, que provocó la muerte masiva de cisnes de cuello negro.
Pero sin dudas, lo que más me moviliza de toda la obra del poeta es que apela a algo que puede denominarse como “conciencia de especie” (a entendernos unidos como tribu.) Además de que nos habla del planeta como un lugar finito que debe preservarse.
Desde fines de los años 70, Parra nos alertaba que nuestra casa estaba en peligro, mucho antes de que sonaran las alarmas.
Mi deseo es que la independencia, que defendemos día a día, nos guíe para tener la visión clara y la voluntad fuerte para hacer lo que dijo Nicanor: defender lo que va quedando en este país/planeta, “que la poesía nos dará las gracias.”
¡Disfruta de estas Fiestas Patrias!
Nos seguimos encontrando para construir la nación (y el mundo) que soñamos.