Las grandes empresas del mundo -que tienen el poder económico y la capacidad para generar verdadero impacto positivo a escala- deberían haber tomado la posta en la pelea contra el cambio climático. Pero lejos de hacerse cargo y dar el ejemplo, toman atajos.
Y si de atajos se trata, el greenwashing es el más efectivo. Hablamos de greenwashing cuando las empresas invierten más tiempo en promocionarse como sostenibles que en trabajar realmente en iniciativas ambientales o de inclusión social.
¿Qué significa greenwashing?
El término greenwashing proviene del inglés green (‘verde’) y whitewashing (‘encubrimiento’ o ‘lavado de imagen’.
En concreto hace referencia a la estrategia publicitaria desarrollada por algunas empresas u organizaciones mediante la que se presentan como entidades respetuosas con el medioambiente con el fin de ocultar ciertas prácticas nocivas para la naturaleza que ellos mismos llevan a cabo.
En definitiva, se refiere a la información exagerada o falsa sobre las credenciales ambientales de un producto o servicio. Algunos ejemplos pueden ser marcas de moda con colecciones conscientes que no pagan justamente a sus trabajadores; o en los productos que tienen etiquetas como «respetuoso con el ambiente», «natural», «biodegradable», o «ecológico» sin tener realmente procesos sostenibles que las respalden.
Otro de los casos más emblemáticos de greenwashing es el de las 5 empresas petroleras que dominan el negocio. Como te contamos hace unos meses, un estudio de la organización Influence Map encontró que estas 5 gigantes invierten millones de dólares en generar publicidades engañosas y falaces para vestir de sustentabilidad sus negocios sucios.
TotalEnergies en el Mundial de Rugby, el caso más reciente de greenwashing
Mientras extraen cantidades gigantescas de petróleo, las compañías de combustible ponen mucho esfuerzo en generar estrategias que les den buena publicidad para proteger sus licencias sociales.
En este sentido, ser sponsors de algún deporte siempre es una idea efectiva. Lo demuestra lo que ocurre ahora mismo TotalEnergies patrocinando la Copa Mundial de Rugby, situación que Greenpeace Francia está denunciando a través de una campaña muy original.
No es casual que la empresa petrolera francesa haya salido con un comunicado a The Associated Press diciendo que «es erróneo afirmar que patrocinar la Copa del Mundo de Rugby 2023 se trata de greenwashing”.
Para sacar conclusiones, basta recordar el informe publicado por Greenpeace sobre los informes anuales de grandes empresas petroleras en el que expone que “el 99% de la producción energética de TotalEnergies el año pasado procedía de combustibles fósiles, lo que significa que sólo el 1% procedía de fuentes genuinamente renovables”.
En definitiva, con sus millones, las petroleras logran asociar a sus marcas con valores como la integridad, la pasión, la solidaridad, etc. Y así enmascaran sus actividades reales, que son las que calientan y destruyen a nuestro planeta.
Como expresó Edina Ifticene, activista de Greenpeace en esta nueva campaña: “Queremos una prohibición total de la publicidad de combustibles fósiles y el patrocinio de grandes eventos deportivos. No beneficia a nadie más que a las petroleras y distrae a todos de la destrucción ambiental que causan y de las comunidades a las que dañan. Para que exista un mundo más seguro y justo, debemos poner fin a la era de los combustibles fósiles”.
Otras grandes empresas mundiales que dicen más de lo que hacen
En febrero de este año, NewClimate Institute y Carbon Market Watch lanzaron el informe Monitor de Responsabilidad Climática Corporativa. En él se analiza a 24 de las mayores grandes multinacionales del planeta.
El estudio encontró que solo el gigante del transporte Maersk tiene una estrategia climática calificada como “razonable”. Los planes de otras ocho empresas (Apple, ArcelorMittal, Google, H&M Group, Holcim, Microsoft, Stellantis y Thyssenkrupp) tienen un nivel “moderado de integridad”, mientras que las 15 empresas restantes tienen una integridad baja o muy baja.
Casi todas las multinacionales cuentan con planes que prometen alcanzar las emisiones netas cero o la neutralidad de las emisiones en las próximas décadas. El tema es que se posterga el problema para el largo plazo. Se necesitan más acciones al 2030.
El colapso climático ha comenzado y no hay tiempo que perder, lo dijo hace horas el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres. Entonces, ¿qué esperan estos grandes actores para hacer lo que saben que deben hacer?
Fuente: Otra economía de Flor Tuchin