Cecilia Moraga es voluntaria del equipo de Concepción y en esta nota te cuenta su experiencia de intercambio de voluntarixs en Estados Unidos.

Hola, mi nombre es  Cecilia Moraga, voluntaria del equipo de voluntarios Concepción en Chile. Durante los meses de junio a septiembre de este año tuve la oportunidad de viajar a Washington DC, EEUU, como voluntaria a la warehouse (Bodega-Taller) de Greenpeace USA. Era la primera vez que tenía la posibilidad de trabajar como voluntaria fuera de Chile, y en este tipo de instalaciones, ya que a diferencia de muchas oficinas de Greenpeace acá no tenemos warehouse, por lo tanto las expectativas y ansias por el viaje eran muchas.

Cecilia en la Casa Blanca, en Washington D.C.

Allá tuve la oportunidad de vivir en la warehouse al mismo tiempo que trabajaba en las campañas que en EEUU se desarrollan. Las jornadas de trabajo podían ser muchas veces intensas y otras mucho más relajadas, dependiendo del proyecto en el que se estuviera trabajando. Hay mucho en que hacer, como el mantenimiento de botes y espacios que se ocupan para el desarrollo y entrenamiento de acciones y demostraciones, la confección de banners, equipos de escalada y materiales que se usan en la creación de arte aplicado al activismo entre otros.

Durante mi estadía también tuve la oportunidad de participar en la elaboración de una ballena de 6 mts. de alto confeccionada para ser instalada en la plaza principal de la sede central de las Naciones Unidas en Nueva York, lugar donde se desarrollaría durante dos semanas una de las reuniones que busca crear un Tratado Global de los Océanos que proteja el 30% las aguas internacionales para el 2030, las que actualmente se encuentran totalmente desprotegidas. Este evento contó con la presencia inaugural del actor y activista español Javier Bardem.

Aprovechando además que nos encontrábamos en Nueva York, y ante la expectación de los medios y la gente por la llegada de la activista sueca Greta Thurnberg a la ciudad, se nos pidió colaborar en la logística y su seguridad personal, por lo que tuve la oportunidad de estar dos días cerca de ella y presenciar personalmente la convicción y seguridad con que ha contagiado y llevado a miles de jóvenes en el mundo para luchar por el cambio climático. Ambas experiencias que de seguro no olvidaré jamás.

Sin embargo para mi lo más importante fue conocer a gente de otras partes del mundo, con otras perspectivas de vida y que aún así luchan por los mismos ideales en cualquier parte del mundo, lo que deja en claro que la lucha por el cambio climático, los ecosistemas y la protección del planeta no tiene fronteras, sino un único gran objetivo global por el que debemos luchar y que es responsabilidad de todos.