Los plásticos están presentes en la mayoría de nuestros hábitos cotidianos (cuando comemos, nos vestimos, en los lugares que habitamos, etc.) En este sentido, acercan una solución a la vida moderna. Sin embargo, la alerta de que su presencia se está convirtiendo en un problema cada vez mayor para la salud de las personas no para de crecer.
Mientras el uso que hacemos de este material sintético crece cada año, los residuos que genera están inundando el mundo. Está a la vista que sólo con el reciclaje y la escasa gestión a nivel global no es posible neutralizar la contaminación.
Como el plástico no desaparece, los fragmentos pequeños en que se descompone se depositan en los suelos, los cursos de agua y el estómago de animales, para terminar su viaje en nuestros cuerpos.
¿De qué manera llegan los plásticos al organismo de las personas?
Esto ocurre de dos formas:
Al comer alimentos y tomar agua
Como mencionamos, a través del tiempo, los plásticos que quedan en ambientes naturales van desintegrándose en partículas microscópicas -conocidos como microplásticos y nano plásticos– contaminando el suelo y el agua para luego quedar asimilados en alimentos. De esta manera, desde su misma producción, nuestra dieta llega con plásticos sin que nos demos cuenta.
También los envoltorios y envases de alimentos así como las botellas de bebidas desprenden partículas y sustancias químicas que luego ingerimos.
Al respirar aire contaminado
Esta es otra manera en que los plásticos entran en nuestro cuerpo. Al encontrarse microplásticos en la atmósfera cuando se inhala estamos absorbiendo fibras de plástico. Parece increíble pero es real y ocurre tanto al aire libre como en ambientes cerrados.
Debido a su pequeño tamaño, los microplásticos transportados por el aire pueden pasar por nuestras fosas nasales directamente y presentar riesgos para la salud de los humanos, en particular para los trabajadores de la industria.
En definitiva, al día de hoy distintos estudios científicos han encontrado microplásticos en la sangre, pulmones, hígado, placenta y leche materna. Y esto tiene incidencia en el buen funcionamiento de nuestro organismo.
Si extrapolamos esta evidencia de lo que ocurre en las personas a todos los seres y los sistemas naturales del planeta entenderemos por qué este tipo de contaminación representa una amenaza para la vida en su conjunto.
Pero no es imposible revertir esta situación. Podemos frenar la marea si se crean y fomentan medidas que abarquen desde la producción hasta el consumo.
Por eso, conseguir un Tratado Mundial sobre los Plásticos continúa siendo la mejor estrategia. Seguiremos luchando para que se haga realidad 🌎💪.
Fuente: Unplastify