
¿Sabes cuántas personas en el mundo dependen de la pesca en pequeña escala para su sustento? Según investigaciones recientes, cerca de 492 millones, y la pesca en pequeña escala proporciona empleo a 60 millones de personas, lo que representa el 90% del empleo pesquero a nivel mundial. Además, cuatro de cada diez personas que participan en la pesca en pequeña escala son mujeres. Las y los pescadores artesanales desempeñan un papel crucial en el mantenimiento de la seguridad alimentaria y los medios de vida, pero también en la protección del océano y del clima. Basadas en prácticas sostenibles y conocimientos tradicionales, las pesquerías en pequeña escala alimentan al mundo mientras cuidan las poblaciones de peces y la biodiversidad marina. También protegen ecosistemas vitales en la lucha contra el cambio climático, como los manglares, que capturan carbono.
Sin embargo, las mismas comunidades que sostienen el océano están siendo empujadas a la primera línea de su destrucción.
Desde la Patagonia hasta Senegal, Tailandia y el océano Índico, las comunidades costeras enfrentan presiones cada vez mayores. En la Patagonia chilena, la rápida expansión de las salmoneras contamina las aguas, daña los ecosistemas locales y desplaza a la pesca artesanal, mientras impulsa una demanda global de harina y aceite de pescado. En Senegal y en toda África Occidental, las plantas industriales de harina y aceite de pescado están vaciando las aguas costeras de peces silvestres, empujando a las comunidades a una creciente inseguridad alimentaria y erosionando medios de vida históricos. En Tailandia, la sobrepesca y las prácticas ilegales están agotando las poblaciones costeras de peces, justo cuando las comunidades luchan contra megaproyectos industriales destructivos. Y en Sri Lanka e India, incidentes marítimos reiterados han provocado graves daños ambientales y un profundo impacto social y económico a largo plazo. El cambio climático también está teniendo efectos devastadores en las regiones más vulnerables, golpeando con más fuerza a las comunidades costeras a través del aumento del nivel del mar, olas de calor cada vez más intensas, ciclones y pérdida de zonas de pesca y oportunidades de turismo.

Al abordar las amenazas que enfrentan sus comunidades, representantes costeros de todo el mundo señalaron:
“La destrucción de especies marinas en peligro y el agotamiento de ecosistemas oceánicos esenciales están aumentando a un ritmo alarmante. Esto amenaza tanto la sostenibilidad del mar como la supervivencia de las comunidades costeras que dependen de él”, afirmó Selvaratnam Dilaxan, fundador de Happy Voice Hub y miembro de la comunidad de Mannar Pesalai, Sri Lanka.
“Los animales acuáticos pertenecen a todas las personas. Todas las personas tienen derecho a acceder a los recursos acuáticos, pero nadie tiene derecho a destruir el futuro de esos recursos: los peces juveniles y los animales acuáticos jóvenes”, dijo Piya Thedyam, presidenta de la Federación de Asociaciones de Pescadores de Tailandia.
“La situación es crítica: si no hacemos nada, el mar corre el riesgo de convertirse en un desierto líquido”, señaló Abdou Karim Sall, presidente del Comité de Gestión del Área Marina Protegida.
Se trata de una explotación industrial del océano que daña tanto a las personas como al planeta.
Estas amenazas no son incidentes aislados, sino piezas distintas de un mismo sistema. En todos los países, las y los pescadores en pequeña escala y los movimientos costeros demuestran que son parte esencial de la solución, al reafirmar su control sobre las aguas, proteger las zonas de pesca de la presión industrial, exigir una gobernanza transparente y fortalecer medios de vida resilientes que salvaguardan el futuro del océano. Los conocimientos de las comunidades costeras y sus prácticas sostenibles son fundamentales para conservar la riqueza del océano, un océano del que todas las personas dependemos: proporciona la mitad del oxígeno que respiramos, regula el clima y alimenta a miles de millones de personas en todo el mundo.


