En lago Peñuelas, uno de las principales fuentes de agua potable para Valparaíso y Viña del Mar, hoy presenta apenas un 1 por ciento de agua. © Diego León / Greenpeace

El coronavirus avanza y en plena crisis hídrica la preocupación para Greenpeace en Chile es también la situación que afronta el país con al menos 350 mil chilenos que hoy viven a diario con el peligro latente de no tener cómo protegerse de esta pandemia mundial.

¿Por qué? Porque la medida sanitaria básica promovida por la OMS para prevenir el virus indica que hay que lavarse las manos y esto para miles de chilenos está absolutamente fuera de sus posibilidades. No pueden, ni una sola vez. Todos ellos, sin excepción, no tienen acceso al agua para lavar sus manos frecuentemente.

Es por esto que para Greenpeace es deber del gobierno tomar conciencia que Chile es un país que se encuentra entre los más favorecidos del mundo en cuanto a recursos hídricos.

Por tanto, es una responsabilidad como nación garantizar el acceso al agua y un deber el implementar un plan urgente que permita la distribución de este elemento vital hacia algunos compatriotas que también son ciudadanos de este pueblo. Todos deben tener los mismos derechos y poder hacer frente a esta pandemia que, para quienes no sigan las medidas básicas sanitarias, puede ser letal.  

El agua salva vidas. Pero, en Chile, no es un derecho garantizado. Ninguna persona en Chile merece morir por falta de agua.

Por eso lanzamos la campaña www.sueltaelagua.cl Una petición para exigir al presidente Sebastián Piñera un plan nacional de emergencia urgente para abastecer de agua inmediatamente a todos los que no tienen NI SIQUIERA PARA LAVARSE LA MANOS. En una semana ya somos más de 20 mil personas que hemos firmado la petición.  

Esos chilenos que no tienen acceso garantizado ni permanente al agua, que es la primera barrera de protección efectiva al coronavirus, son personas que se abastecen gracias a pozos, ríos, vertientes y esteros que hoy no solo están cada vez más secos, sino que en muchas ocasiones se prioriza que la poca agua que disponen sea dirigida a actividades productivas. De ahí la irrupción de camiones aljibes que ahora intentan entregar lo que los ríos y esteros ya no pueden ofrecer.

El coronavirus solo ha venido a agravar esta falta de agua en Chile donde informes internacionales alertan que estamos a un paso de ingresar el triste club de las 17 naciones con mayor estrés hídrico del planeta.

Desde que se inició la crisis sanitaria mundial no se han implementado medidas gubernamentales suficientes en aquellas zonas del país donde no hay acceso al agua potable o de calidad (zonas rurales que dependen de pozos, ríos y camiones aljibes). La cantidad de agua distribuida tampoco alcanza para que puedan lavarse frecuentemente las manos e higienizar sus hogares. Cambiar esto es URGENTE.

Frente a una pandemia como el coronavirus, el agua salva vidas. Y todos los chilenos merecen estar a salvo. Todos los chilenos deben  vivir.

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