Activistas de Greenpeace se colgaron sobre el puente Nueva Tobalaba y desplegaron un cartel de 25 metros sobre el río Mapocho con el mensaje: “Más minería en glaciares, menos agua para Santiago”, con el objetivo de alertar sobre el impacto que esta industria tiene sobre los glaciares de los Andes Centrales y cómo aquello podría afectar la disponibilidad hídrica, particularmente en la Región Metropolitana, en el marco de la expansión de la mina Los Bronces. © Greenpeace

Por Matías Asun, director Greenpeace Chile

Al revisar cómo el proyecto Los Bronces Integrado de la empresa Anglo American obtuvo su Resolución de Calificación Ambiental (RCA), nos cuestionamos la forma en la que la institucionalidad otorga estos permisos y qué tan riguroso al cuidar nuestra naturaleza está siendo el autodenominado “primer gobierno ecologista” de Chile.

Este proyecto, que incluye obras en superficie y subterráneas por debajo del Santuario de la Naturaleza de Yerba Loca, fue inicialmente rechazado por el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) el 2022, por no cumplir con los estándares ambientales que exige nuestra legislación. Sin embargo, el Comité de Ministros, instancia política que representa al Ejecutivo dentro del proceso de evaluación ambiental de proyectos, revirtió esta decisión al año siguiente.

Frente a esta inconsistencia, como organización y con el apoyo de especialistas en hidrología, realizamos un análisis del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de este proyecto. De ese trabajo surgió el informe “Análisis Crítico del EIA del proyecto Los Bronces Integrado: Impactos sobre la hidrología”. En él detectamos que en la Resolución de Calificación Ambiental  (RCA) se identificaron diez impactos ambientales relacionados con cambios en el volumen y la calidad fisicoquímica del agua, derivados de las obras de esta expansión de la mina Los Bronces.

Sobrevuelo Los Bronces Integrado © Nicole Kramm Caifal / Greenpeace

También evidenciamos que no pudieron realizar un análisis completo de estos impactos, debido a la falta de estudios integrados que permitieran evaluar los procesos hidrológicos en la montaña. Además, reportaron que hubo informes cuyos resultados no pudieron validar. Ni el SEA ni la Dirección General de Aguas (DGA) disponen de herramientas técnicas para proyectar ni evaluar impactos ambientales en la superficie de los glaciares y les queda realizar sus proyecciones y recomendaciones en base a los informes que presentan las empresas, aunque estos sean incompletos.

Uno de estos aspectos, que no fue evaluado en el caso de Los Bronces Integrado, es el impacto del Material Particulado Sedimentable (MPS) en los glaciares del área afectada. En lugar de realizar un análisis adaptado a las condiciones locales, la empresa minera se basó en estudios en glaciares de la zona central de Chile y Argentina, obtenidos entre 2013 y 2017, realizados por el Centro de Estudios Científicos (CECs). Esta metodología, superficial y poco específica, fue cuestionada por la DGA, que señaló que los datos no eran suficientes para descartar los efectos del MPS en los glaciares de la cuenca de Yerba Loca.

A pesar de estas observaciones, el Comité de Ministros desestimó esta advertencia y aceptó el informe de la empresa, contradiciendo al organismo técnico y cerrando el análisis de forma prematura, pese a los riesgos que esto conlleva.

El impacto del MPS es devastador para los glaciares. Estudios científicos comprobaron que el polvo y el black carbon (carbono negro) generados por la actividad minera se depositan en la superficie del  hielo, acelerando su derretimiento. Entre los más relevantes se encuentran los realizados por Barandun (2022) y Cereceda (2022), así como un estudio técnico aprobado por la DGA (2014). Estos trabajos identificaron que los glaciares de la cuenca río Olivares, cercanos a las minas Los Bronces y a la División Andina, tienen más polvo en superficie que aquellos situados más lejos. Farías-Barahona junto a otros investigadores (2020), en tanto, constataron que son los que han perdido más masa en comparación al resto de los ubicados en la cuenca del Maipo.

Lamentablemente, estos daños sólo podrán observarse una vez que ocurrieron.

Estos antecedentes demuestran las inconsistencias y falencias en el proceso de evaluación ambiental, y generan serias dudas sobre las prioridades de la institucionalidad chilena en materia de medio ambiente. Sobre todo, este proceso cuestiona el compromiso del gobierno con nuestras reservas de agua, particularmente con las que alimentan el Río Mapocho, que asegura el suministro potable a las comunas del sector oriente de la capital. Finalmente, la falta de criterios técnicos para aprobar este proyecto sugiere que las decisiones están más alineadas con los intereses de empresas extranjeras, que con una gestión ambiental rigurosa y responsable que garantice un futuro próspero para el país y sus habitantes.

El cuidado ambiental también se construye desde la confianza y respeto por los organismos técnicos y, sobre todo, por la institucionalidad que estos mismos organismos promueven. En este contexto, el Gobierno tiene hoy la oportunidad de agilizar la revisión de los recursos administrativos que diversas organizaciones sociales y ambientales han presentado para visibilizar los impactos que generaría el proyecto Los Bronces Integrado en el entorno. Esto no solo permitiría una mayor transparencia, participación y acceso a la justicia, sino que también fortalecería la confianza en las instituciones encargadas de velar por la protección del medioambiente.

Los Bronces

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