Greenpeace repudió que la Comisión del Océano Antártico (CCRVMA) no llegara a un acuerdo para la protección de la Antártica, a través de lo que hubiese sido el santuario más grande del mundo, con un tamaño de 1.8 millones de km2.

A pesar de que la mayoría de los países, entre estos Argentina y Chile, estaban a favor del santuario antártico junto a casi 3 millones de personas en todo el mundo, China, Noruega y Rusia bloquearon la discusión para avanzar con la protección del continente blanco.

Según Estefanía González, Coordinadora de la campaña por la protección de la Antártida, “las innumerables pruebas científicas que proponen una protección urgente de esta región en el Océano Antártico fueron ignoradas, incluso los gobiernos participantes de China, Noruega y Rusia  se permitieron descarrilar por el lobby corporativo, atrasando la discusión del acuerdo”.

Sin embargo, las intenciones de Argentina y Chile se destacaron por lo positivo. “Presentaron una propuesta sólida para crear un área marina protegida en la península Antártica, lo que es un paso importante para proteger esta zona, una de las más afectadas por el cambio climático. Ambas delegaciones han sido un ejemplo y su trabajo refleja sus intenciones de conservar y resguardar la fauna de la Antártica”, destacó González.

La desprotección de la zona propuesta como santuario implicaría que cualquier industria extractiva (como la pesquera, la petrolera y la minera), pueda saquear el hogar  de las especies marinas de la región, así como dejar sin alimento a los pingüinos, ballenas y focas, los cuales ya están expuestos a los efectos del cambio climático.

Según la organización ambientalista, un paso positivo hacia la protección de los océanos fue la aprobación de la protección de los pequeños ecosistemas marinos vulnerables identificados por Greenpeace en su última expedición a la Antártida.

Durante 2009, la CCRVMA acordó un mandato para crear una red de santuarios, pero desde entonces parece que sus esfuerzos diplomáticos apuestan a la expansión de la pesca y no a la conservación del océano. La Comisión debería ser apta para cumplir con su propósito, siendo parte de la solución y no del problema. Hoy no  existen argumentos que sustenten no avanzar en su aprobación, incluso hay delegaciones que hicieron un trabajo serio y científicamente fundado sobre la creación del santuario”, señaló González.

Según Greenpeace para proteger la vida silvestre, garantizar la seguridad alimentaria de miles de millones y ayudar a combatir el cambio climático, para 2030 al menos el 30% de los océanos deben estar protegidos, entre estos el Océano Antártico.

Este año la Comisión le dio la espalda a la creación de un Santuario Antártico. Sin embargo, la voz de las casi 3 millones de personas que piden por la protección de la Antártida no va a callarse, y seguiremos defendiendo sin descanso al continente blanco, su biodiversidad y a todos los océanos del mundo”, dijo González.

En septiembre, los gobiernos de la ONU iniciaron negociaciones hacia un Tratado Global del Océano que abarcaría todos los océanos más allá de las fronteras nacionales. Las negociaciones son el resultado de un proceso de una década y podrían concluir en 2020. Este tratado podría proporcionar el marco para la creación de una red de santuarios, llegando al porcentaje esperado.

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