Hace décadas se sabe que las reservas mundiales de agua dulce están disminuyendo. Ahora, se suma un nuevo dato preocupante: desde mayo de 2014 a la actualidad se registró una caída abrupta de la cantidad total y estos números no se han recuperado. Por el contrario, se han mantenido bajos desde entonces. 

Activistas de Greenpeace protestan en la Laguna de Aculeo y muestran imágenes del lago cuando aún estaba lleno de agua.

El dato se desprende de las observaciones a través de satélites alemanes de la NASA realizadas por un equipo internacional de científicos. Así, los especialistas confirmaron que entre los años 2015 y 2023 hay 1.200 kilómetros cúbicos menos de agua almacenada en nuestro planeta que en el período anterior (2002 a 2014). Esto equivale a haber perdido dos veces y media de uno de los grandes lagos de Norteamérica, el Erie. 

Pancarta “¿Dónde está el río que pasaba por aquí?” en el lecho seco del río Solimões, Manacapuru, Amazonas. Se trata de un paisaje árido, donde antiguamente fluía uno de los ríos más grandes de la cuenca del Amazonas.
Vista aérea de barcos en tierra seca.

A esto hay que sumar el hecho de que una vez que esas reservas se pierden, ya no se regeneran. No importa cuánto llueva o nieve, esto no es suficiente para restablecer todo lo que se consume. En particular ocurre con las precipitaciones que al ser tan fuertes se escurren en vez de empapar el suelo y alimentar a las napas. 

Crisis hídrica: ¿qué más dice la investigación al respecto?

La investigación se basó en los datos que recaban los satélites Gravity Recovery and Climate Experiment (GRACE), que son parte de una misión conjunta entre la NASA y el Centro Aeroespacial Alemán. Los satélites GRACE detectan las variaciones en la gravedad terrestre, lo que permite seguir las alteraciones en la cantidad de agua, tanto en la superficie como en el subsuelo.

Al comparar esta información, se comprobó la disminución en las reservas mundiales de agua dulce. Tal conclusión lleva a pensar que los continentes de la Tierra han pasado a un estado cada vez más seco

Entre las causas de esta nueva (y crítica) situación pueden señalarse el crecimiento de las ciudades -cada vez son más y más grandes en todo el globo-, la extensión de la agricultura de regadío, la proliferación de granjas, entre otros. Cada factor está llevando al agotamiento de los suministros de agua, sobre todo en las épocas de sequía.

Activistas de Greenpeace en el acueducto de Cigüela, en Cuenca, despliegan una enorme pancarta con el lema “no hay agua para tanto regadío” con la que denuncian la insostenible política hidráulica del país.

Hablando de lo cual, también las sequías juegan un rol central en la pérdida de las reservas de agua dulce según comprobó el estudio. Es que 13 de las 30 sequías más intensas registradas por los satélites ocurrieron desde 2015. Por tanto, los científicos sospechan que el cambio climático es el que puede estar impulsando el agotamiento continuo del agua dulce.

Amazonía, Brasil, 2015.

En conclusión, el informe advierte que este fenómeno podría ser un indicador temprano de una crisis hídrica global. Y un cuadro de situación impulsado por la escasez de agua es un problema que no viene solo. Según un reciente informe de la ONU, lleva al aumento de los riesgos de hambruna, pobreza, conflicto y enfermedades.

Es tiempo de entender (y atender) que el recurso natural más importante que tenemos, y que es el que sustenta la vida misma, está en peligro

Aculeo: Humedal Urbano

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