- Este año la Organización de las Naciones Unidas celebra el Día Mundial del Medio Ambiente bajo el lema «Nuestras tierras. Nuestro futuro”, enfatizando en la necesidad de restaurar estos espacios, detener la desertificación y fortalecer la resiliencia a la sequía.
- En este contexto, desde Greenpeace lanzaron el quinto capítulo de su documental “Por Aquí, No” que rescata los testimonios de las comunidades afectadas por la minería en la cordillera de Los Andes.
5 de junio de 2024. Este año, la Organización Mundial de Naciones Unidas decidió conmemorar el día del Medio Ambiente bajo el lema “Nuestras Tierras. Nuestro Futuro”, con el objetivo de restaurar este espacio de la degradación ambiental, detener la desertificación y fortalecer la resiliencia a la sequía, para asegurar la preservación del planeta. Y parte de este llamado ya lo han tomado las comunidades.
“En un país como el nuestro, donde la base económica está puesta en la extracción de recursos-minería, agricultura, sector forestal, salmonicultura, etc., el crecimiento económico ha implicado, históricamente, la degradación de los territorios y la creación de zonas de sacrificio. Esto profundiza problemas graves, como la inequidad social y la desigual distribución de cargas y beneficios ambientales. Dentro de ese contexto, el aporte de las comunidades en la defensa ambiental es fundamental”, explica la vocera de Greenpeace, Silvana Espinosa.
En este escenario, desde la organización destacan cuatro casos donde las comunidades hacen un llamado para restaurar sus territorios.
1. Termoeléctricas en Quintero y Puchuncaví.
Desde la década de los 60 se comenzó a levantar en esta zona un complejo industrial enfocado en energía, químicos y combustibles, lo que a lo largo del tiempo ha generado contaminación del aire e intoxicaciones masivas, sumado a derrames de petróleo y carbón.
Esto derivó en la creación de la organización Mujeres de Zonas de Sacrificio en Resistencia de las comunas de Quintero y Puchuncaví, en la región de Valparaíso, que trabaja para promover el derecho a vivir en un ambiente sin contaminación, derecho a la salud y el patrimonio ambiental.
“Los habitantes de la zona padecen las consecuencias de estas industrias situadas en el borde costero. La instalación del parque industrial Ventanas devastó la agricultura, la bahía y el turismo, además de generar enfermedades y un entorno tóxico. Muchas personas sufren problemas respiratorios y lesiones cutáneas, mientras que otras experimentan mareos, asfixia, neumonía e incluso cáncer” detalla la vocera de Greenpeace, Silvana Espinosa.
Y agrega: “Fueron las mujeres del lugar quienes, motivadas por la defensa de sus familias, lograron instalar esta realidad en la opinión pública y conseguir el cierre de esta fundición”.
“Cada vez vemos como los casos de intoxicaciones son más elevados, sin ir más lejos, durante mayo, según la Municipalidad de Quintero, se reportaron 340 personas con problemas de salud, pertenecientes a diferentes colegios de la zona. El Estado nos abandona cuando más lo necesitamos, donde es urgente que se realicen fiscalizaciones que sancionen a la industria en vez de indicarle medidas paliativas sin sentido a las escuelas, como la instalación de purificadores de aire, además de estudiar los contaminantes y conocer qué nos intoxica. La gente que vive en Quintero y Puchuncaví merece vivir en un medioambiente sano, sobre todo los infantes que están en proceso de desarrollo”, indicó Katta Alonso fundadora de Mujeres de Zona de Sacrificio en Resistencia.
2. Proyecto minero Los Bronces en la Cordillera de los Andes
El Proyecto Los Bronces Integrado busca expandir la mina Los Bronces, dedicada a la extracción de cobre y molibdeno, con una trayectoria que abarca más de un siglo. Esta mina está situada en la zona cordillerana del nororiente de la Región Metropolitana, en las comunas de Lo Barnechea y Colina, dentro de la cuenca del río Maipo, y abarca una extensión que supera las 270 hectáreas. Su expansión, además, supone riesgos y profundiza problemáticas en las comunidades que habitan en su cercanía.
“La minera genera una importante contaminación de aire, agua y suelo sobre el área que nosotros habitamos. Nosotros tenemos que tomar el agua que viene de la alta cordillera, incluida la que viene desde la minera. Y tenemos que respirar el aire de las tronaduras, que se ha ido generando con las chimeneas, y con el black carbon que genera el petróleo de esta mini central termoeléctrica que está en Los Bronces”, explica Claudio Rojas de la Corporación Camino a Farellones.
“También afecta al medio ambiente en su conjunto, flora, fauna y especies protegidas que están invisibilizadas, entre ellas, el gato andino. Para la minera esta especie no existe, pero sí se han encontrado y se han visto ejemplares en esta zona”, agrega Rojas.
Sobre este tema trata el último episodio del documental “Por Aquí No”, de Greenpeace, que se estrena este Día del Medio Ambiente, disponible en el canal de Youtube de la organización
3. Salmoneras en la Patagonia chilena.
Desde finales de la década de los noventa, las salmoneras se transformaron en un rubro industrial que se instaló en nuestro país a un ritmo muy acelerado, esto ha generado numerosos impactos ambientales que han devastado nuestro mar patagónico, sumado a diversas consecuencias sociales.
“En la actualidad, tanto empresas chilenas como extranjeras mantienen gran parte de la zona austral de Chile industrializada con instalaciones de salmones, que suman más de 1.300 concesiones otorgadas entre las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes, causando gran daño al territorio ancestral que ahí existe. Esto derivó en una fractura de la organización cultural y social, además de generar impactos en nuestra soberanía alimentaria”, indica Leticia Caro, de la comunidad Kawésqar Grupos Familiares Nómades del Mar.
Desde este escenario viene todo el trabajo que realizan las comunidades, para proteger su historia y territorio para las generaciones futuras.
4. Proyectos inmobiliarios y contaminación de las aguas en el Humedal de Los Molles.
Como una forma de proteger este importante ecosistema amenazado principalmente por el desarrollo de áreas residenciales y la contaminación de las aguas, un grupo de vecinos de la localidad, agrupados en el movimiento Cabildo Ciudadano Los Molles, realizaron acciones legales contra la declaratoria del Ministerio de Medio Ambiente del año 2021, que definió al Humedal Urbano “Estuario Los Molles”, excluyendo una superficie relevante del perímetro del humedal, además de dividirlo en dos.
“En relación a este caso, existe una medida cautelar de paralización de toda actividad de construcción dentro del polígono del humedal. El Tribunal determinó mantenerla mientras no finalice el nuevo procedimiento de declaratoria del humedal urbano Los Molles. Sin embargo, la compañía RD Constructora S.A, intentó revertir esta situación en la Corte Suprema, lo que fue rechazado”, explica Espinosa, de Greenpeace.
“Hay que proteger en toda su extensión el único humedal que tiene nacientes en el bosque relicto del santuario de Santa Inés. Entre el Choapa y el Aconcagua no hay caudales que vengan de nieves de Los Andes, son todos arroyos y esteros pluviales. Cuando hay sequía, no traen agua, pero en la cima del Santa Inés llueve más de 200 días al año. Este humedal no solo debe declararse y protegerse, sino que por sus características únicas, debería ser sitio prioritario. Es un reservorio precioso de agua dulce en una zona afectada por la catástrofe hídrica”, indica Marjorie Apel, integrante del Cabildo Ciudadano.
Comenzando el año 2023, el Segundo Tribunal Ambiental le ordena al MMA delimitar nuevamente el área del humedal, para lo cual deberá tomar en consideración las observaciones planteadas por los reclamantes. “Los humedales son espacios fundamentales para el cuidado del medio ambiente. Son ecosistemas donde habitan múltiples especies de aves, además de ser reservorios de agua, tan importantes en el contexto de crisis climática y ecológica que vivimos a nivel mundial. Por eso es importante protegerlos y destacar los hitos que han logrado los vecinos y vecinas del cabildo”, añade Silvana Espinosa.
Finalmente, Silvana Espinosa sentencia que: “Como sociedad nos urge una visión país que nos muestre la posibilidad de mejorar la calidad de vida de las personas y los territorios, pero sumando la comprensión de la naturaleza. No es posible concebirla como mero depositario de recursos a explotar para el beneficio de unos pocos. Debemos recordar que es la economía la que debe estar al servicio de las personas, y no al revés”.