Greenpeace denunció la grave situación de falta de agua que enfrenta la zona de El Melón, comunidad de 9.000 habitantes ubicada a 128 kilómetros de Santiago, cuyos habitantes enfrentan desde hace años la presencia de la industria minera y de las paltas, actividades que se han convertido en enormes demandantes de agua, dejando en una situación crítica el consumo humano y la sobrevivencia de los ecosistemas.
“En la práctica se trata no de uno, sino de enormes gigantes contra los cuales se hace muy difícil pelear. La situación es tan crítica que en esta zona ha sido necesario levantarse y exigir a través de medidas de presión ciudadana, como la toma del pozo de agua de la minera Anglo American para intentar obtener algo de la abundante agua que ellos usan, para así poder suplir nuestras necesidades básicas. La realidad es insostenible, ya que mientras en nuestras llaves de las casas no sale agua ni para lavarse las manos durante la pandemia y los pozos comunitarios y esteros están casi secos, por los ductos de Anglo American el agua corre a un flujo de 25 a 40 litros por segundo”, explica Ximena Gallardo, ingeniera ambiental y vocera de la agrupación medioambiental Poyewn, entidad conformada por vecinas y vecinos de El Melón.
La acción de presión por parte de la comunidad, que se concentró en el pozo 9 de la transnacional, logró el “compromiso” de la minera para “inyectar” algo del agua que utilizan a los mermados pozos de los lugareños. Pero los temores y desconfianza de la comunidad persisten.
“Mientras el agua ya ni siquiera sale de las llaves de nuestras casas y día a día se devasta nuestro territorio, la mina a tajo abierto El Soldado de Anglo American continúa sus operaciones sin que les falte agua. De hecho, los relaves fueron autorizados para expandirse todavía más. Esto pone en riesgo no sólo a las personas, sino que a todo el ecosistema ya declarado como zona de catástrofe por sequía prolongada. Lo que estamos seguros es que la mina siempre va a necesitar más agua para asegurar su funcionamiento y expansión. Así las cosas, el único destino que tenemos como comunidad es tener cada vez menos agua para el consumo humano y el medio ambiente”, advierte Ximena Gallardo.
Enfrentados en una dura batalla judicial por el uso de la escasa agua disponible en la zona -juicio que está a la espera de una resolución por parte de la Corte Suprema-, hasta ahora Anglo American ha basado su defensa en que el problema de la falta de agua en la zona no pasa por ellos y que la situación tiene dos explicaciones: la sequía y un exceso en la entrega de derechos de agua para fines agrícolas.
“Pero Anglo American se olvida que, de acuerdo a los registros de la Dirección General de Aguas del Ministerio de Obras Públicas, ellos aparecen con 19 permisos, los que, en conjunto, les permiten el uso y aprovechamiento de 453 litros de agua por segundo. Nadie tiene más derechos legales a usar agua que ellos. No se entiende que el Estado permita que la minería y las actividades productivas vulneren los derechos de acceso al agua de las personas y el medio ambiente”, dice la dirigente de El Melón.
En efecto, los 19 permisos de Anglo American se contraponen a los seis que posee la comunidad, uno de los cuales, en realidad, pertenece a la Municipalidad de Nogales, que dispone de 14.4 litros por segundo. Para entender la desigualdad de disponibilidad de agua de la comunidad con la transnacional minera y sus 453 litros de agua por segundo, por ejemplo, la agrupación local Los Caleos tiene derecho a un escuálido flujo de 1.4 litros por segundo.
En medio de este conflicto se ha sumado el actuar de la industria de las paltas, cuyas plantaciones han copado extensas áreas de la zona y cuyo uso intensivo de agua ha sido expuesto internacionalmente a través de extensos reportajes como uno de los detonantes de la sequía que enfrenta la región.
De hecho, la responsabilidad de las paltas en la sequía y la cantidad de agua que insisten en entregar las autoridades a los habitantes de la V Región fue planteada la semana pasada por Naciones Unidas en una dura declaración que critica a la forma en que el gobierno chileno ha enfrentado el tema de la crisis por falta de agua y pone como ejemplo de la crisis esta zona del país.
“Llama la atención que Anglo American y los productores palteros de la zona coincidan en deslindar responsabilidades en la falta de agua y señalen que la situación de sequía se debe única y exclusivamente al cambio climático y falencias de infraestructura hídrica. Por cierto que estos elementos han agudizado la situación, pero ninguna de estas industrias puede escudarse en el cambio climático cuando la poca agua disponible está siendo destinada de manera preferente a sus actividades productivas y no al consumo humano. A esto se suma la postura del gobierno, el cual, a través de su autoridad sanitaria, insiste en entregar montos mínimos de agua y no los sugeridos por organismos internacionales. Hay por parte de las empresas y la autoridad una suerte de colusión para que las personas sean los últimos beneficiarios de la poca agua disponible”, dice Matías Asun, director nacional de Greenpeace.
La denuncia de Greenpeace y la situación que enfrenta El Melón se genera en el contexto de la campaña Suelta el Agua que lleva adelante la ONG, la cual busca garantizar el acceso y priorización del agua para consumo de las personas, iniciativa que hasta la fecha suma casi 80.000 adherentes.