La simple prohibición de incendios, sin medidas concretas para proteger el Amazonas, no será suficiente para poner fin a los incendios que amenazan los bosques.

En respuesta a la quema en el Amazonas, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, firmó el 28 de agosto el decreto que prohíbe el uso del fuego en Brasil durante 60 días. Sin embargo, los datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial (Inpe) muestran que en las primeras 24 horas después de la firma, el número de brotes de incendios aumentó en un 106% en la región.

La prohibición de quemar es importante, pero la medida por sí sola no es suficiente para resolver el problema del fuego en el Amazonas. “Estas cifras son la evidencia más concreta de que no será por decreto que Bolsonaro controlará la ola de fuego que arrasa el Amazonas“, dice Danicley de Aguiar de la campaña de Greenpeace Brasil en el Amazonas. “El decreto debe ir acompañado de medidas reales y efectivas de comando y control en la región y asociado con una estrategia consistente de supervisión y monitoreo coordinada por Ibama e ICMBio“, agrega.

También según los datos de Inpe, entre enero y julio de 2019, se quemaron 1,862,900 hectáreas en el Amazonas, que es aproximadamente 3 veces el área de la ciudad de Brasilia. “Dada la historia de ilegalidad en la Amazonía, está claro que cualquiera que actúe ilegalmente no tiene intención de buscar autorización o incluso cumplir con las leyes o un decreto presidencial”, dice Danicley. “Tan importante como controlar los incendios, sería el gobierno de Bolsonaro poner fin a la agenda anti-ambiental que ha estado promoviendo desde que asumió el cargo”, concluye.

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