Nuestros barcos
El Rainbow Warrior, el Arctic Sunrise y el nuevo barco Witness cumplen un rol fundamental en el trabajo que realizamos para proteger los ecosistemas de todo el mundo.
Cuando uno piensa en Greenpeace, le vienen a la mente imágenes de barcos o lanchas rápidas en alguna parte del planeta deteniendo un crimen ambiental.
Las embarcaciones son una herramienta vital de nuestras campañas, nos permiten ser testigos y actuar frente a las amenazas que sufre el medio ambiente.
Después de decir adiós al querido barco Esperanza, contamos actualmente con tres barcos:
Los barcos de Greenpeace no sólo son una herramienta importante en la organización, son, además, el inicio de nuestra organización.
Greenpeace comenzó en el mar, cuando doce jóvenes comprometidos alquilaron el barco Phyllis Cormack e intentaron detener los ensayos nucleares que Estados Unidos realizaba en las costas de Alaska… No lo lograron, pero a partir de entonces el mundo se dio cuenta de lo que sucedía.
Poco a poco Greenpeace fue adquiriendo una pequeña pero activa flota de barcos con los que busca proteger el medio ambiente del planeta, haciendo presencia en todos los sitios donde se atenta contra ella, siendo famosa las imágenes de gomones tratando de evitar que las flotas pesqueras asesinen ballenas o que las empresas energéticas tiren al mar bidones con residuos tóxicos de las centrales nucleares o que se desmantelen las plataformas petrolíferas tirándolas como chatarra al fondo del mar.
También los barcos son importantes en el contexto de ayuda social. En 1985 Greenpeace lideró la “Operación Éxodo”: la evacuación de los isleños en Rongelap, lugar sufrió los efectos de la lluvia radiactiva causada en 1954 por las pruebas nucleares que Estados Unidos realizó en las cercanías. La tripulación del Rainbow Warrior 1 evacuó a más de 300 isleños y llevó más de 100 toneladas de material de construcción a la isla de Mejato, a 180 kilómetros de distancia.
Ese fue el comienzo de una organización que hoy tiene 27 oficinas (nacionales y regionales) que realizan operaciones en 55 países, y el apoyo de millones de personas. Desde ese día, Greenpeace continúa impidiendo y denunciando atentados ambientales, haciendo labor de investigación y documentación, para proponer soluciones y actuar como agentes de cambio.
Los barcos enfrentan el poder
El accionar de Greenpeace con barcos no queda exento de momentos donde el peligro se hace presente, las amenazas y la fuerza de poderosos pretenden detener el trabajo ambiental. Prueba de ellos fueron atentados como el del 1973 cuando en plena campaña para frenar un programa de pruebas de armas nucleares atmosféricas un comando de la marina de Francia abordó el barco Vega y activistas fueron agredidos.
Otro de los hechos más históricos fue el 10 de julio de 1985: el barco Rainbow Warrior de Greenpeace estaba anclado en Auckland, Nueva Zelanda, listo para enfrentar las pruebas nucleares en el atolón de Mururoa, cuando agentes del servicio secreto francés colocaron dos bombas en su casco. La explosión hundió la embarcación y mató al fotógrafo portugués de Greenpeace, Fernando Pereira, de 35 años.
¿Por qué barcos?
Una de las premisas de Greenpeace es la de “ser testigos”, estar presentes en los lugares donde se atenten contra la naturaleza y el medio ambiente para dar testimonio de lo que ocurre y así denunciarlo y darlo a conocer.
Es por eso que desde hace años Greenpeace realiza con su barcos tours alrededor del mundo tratando de llegar hasta las zonas donde pocas personas pueden acceder para poner el cuerpo, documentar, investigar y denunciar, con confrontaciones no violentas a quienes dañan la naturaleza. Durante esos tours la tripulación es acompañada por equipos científicos, prensa global, personas aliadas y hasta celebridades.
Los barcos de Greenpeace también representan la oportunidad de estar en contacto con personas alrededor del mundo en cada puerto, con organizaciones aliadas, comunidades, seguidores de Greenpeace, socios y socias.
Con los barcos se realizan campañas de difusión, conferencias de prensa, eventos públicos de divulgación de actividades y los llamados “Open Boat” (Barcos abiertos) donde la ciudadanía tiene la oportunidad de subir a los barcos, recorrerlos de manera gratuita y obtener información de primera mano sobre las campañas.
El arco iris
“Llegará un tiempo en que los pájaros caerán del cielo, los animales de los bosques morirán, el mar se ennegrecerá y los ríos correrán envenenados. En ese tiempo, hombres de todas las razas y pueblos se unirán como Guerreros del Arco Iris para luchar contra la destrucción de la Tierra”.
Leyenda de los indios Cree Norteamericanos
Desde un principio Greenpeace tomó el espíritu de esta leyenda tribal en la que se menciona a un guerrero que viene desde un arco iris para proteger a la naturaleza de los abusos de la civilización. Es por ese motivo que los barcos de Greenpeace llevan dibujados un arco iris multicolor con una paloma de la paz sobre sus cascos pintados de verde.
Phyllis Cormack, Cedarlea, Vega, Sirius, Moby Dick, Rainbow C, Gondwana, son sólo algunos de los nombres de embarcaciones de Greenpeace en su historia.
Los barcos son herramientas fundamentales en el trabajo de Greenpeace, ya que a bordo de ellos llevamos a cabo campañas en las zonas límite de la destrucción ambiental: por ejemplo, gracias a nuestra flota verde hemos podido documentar y denunciar la ilegal cacería comercial de ballenas en el Santuario Austral, en el Océano Antártico; igualmente, nuestras embarcaciones nos han permitido documentar el derretimiento de la zona glacial ártica, debido al incremento de la temperatura global del planeta, por mencionar sólo dos de las muchas actividades que hemos llevado a cabo surcando las aguas del planeta.