El acceso al agua potable ha sido un tema crítico a nivel mundial desde siempre. Además de las razones que históricamente afectaron su abastecimiento (falta de infraestructura, contaminación o porque, en reglas generales, no abunda) hace tiempo se le sumó la crisis climática, que viene a agravar aún más el panorama.
Es decir, hablamos de un recurso escaso del que, sin embargo, su uso global se multiplicó por seis durante el siglo pasado. Al mismo tiempo, las proyecciones estiman que la demanda continúe aumentando debido al crecimiento demográfico (ya somos 8 billones de humanos), el desarrollo económico y los cambios en los patrones de consumo de la población mundial.
No extraña entonces saber que, al día de hoy, 1.600 millones de personas viven con escasez de agua absoluta según datos de la UNESCO. De continuar esta tendencia, estaremos frente al déficit mundial del 40 % para 2040.
Estos datos deberían servir para ser conscientes de la importancia de cuidar el recurso más importante para la humanidad y condición fundamental para toda vida en el planeta, de una vez por todas.
Más aún cuando vivimos en América Latina y el Caribe, territorio que alberga casi un tercio de los recursos hídricos mundiales.
Otros datos de interés que difundió la CEPAL sobre la situación del agua en nuestra región:
- Hay altos niveles de estrés hídrico en ciudades y zonas productivas
- Existe un limitado acceso a agua potable: 166 millones de personas aún no cuentan con un servicio gestionado de forma segura
- Menos del 50% de aguas residuales son tratadas de forma adecuada
- 43% de los países de la región reporta niveles bajos en la Gestión Integrada de Recursos Hídricos
La situación en Chile: un termómetro de lo que puede ocurrir
Según el reporte de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), presentado a mediados de 2022, la “megasequía de Chile Central” ya se considera la más larga en la región en al menos 1.000 años. Van 13 años hasta la fecha de este fenómeno que, a su vez, exacerba la tendencia a la desecación.
Así, somos el país que lidera la crisis hídrica en el Cono Sur.: durante las tres últimas décadas, la disponibilidad de agua ha disminuido entre un 10% y un 37%. Inclusive en algunas zonas esa cifra alcanza el 50%.
En la región centro-sur de Chile, el impacto es más evidente y directo, tanto por la concentración de población como por el tipo de actividades que allí se desarrollan.
Es en este contexto, Estefanía González, coordinadora de campañas de Greenpeace Chile, específica que las comunidades y las mismas organizaciones ambientales vienen denunciando que el problema del agua “no sólo es por la sequía y el cambio climático, sino que tiene que ver por cómo se gestiona el agua, en un contexto donde sólo el 2% de total del agua del país se utiliza en agua potable y saneamiento”.
En definitiva, ha llegado el tiempo de pensar ¿Quiénes tienen el agua potable que nos queda? ¿Qué haremos para salvaguardar las reservas que nos quedan? ¿Cómo regenerar nuestra tierra para que los circuitos del agua no se extingan por completo?