La contaminación atmosférica es un tema tan importante en la agenda ambiental que nos convoca más de una vez al año. En esta oportunidad, y como cada 7 de septiembre, es debido a que se conmemora el Día Internacional del Aire Limpio por un cielo azul.
Se trata de una fecha instaurada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para concientizar sobre la necesidad de hacer mayores esfuerzos para mejorar la calidad del aire, en especial reduciendo la contaminación atmosférica.
Este tipo de polución es un problema que no reconoce fronteras. De hecho, y según datos de la ONU, ya en 2019 causó 4,2 millones de muertes prematuras en todo el mundo aproximadamente (hablando solo de la contaminación exterior, o sea al aire libre).
El mismo organismo también alertó que si no se produce una intervención agresiva, el número de muertes causadas por la contaminación del aire en espacios abiertos va camino de aumentar en más de un 50 por ciento antes de 2050.
Mientras ésta continúe siendo una realidad universal, la sociedad paga los costos de lidiar con un problema que impacta de forma negativa sobre la economía, la productividad laboral, los costos de atención sanitaria y el turismo, etc.
Por todo lo dicho, invertir en la aplicación de soluciones eficaces para hacer frente a la contaminación atmosférica es la decisión más inteligente y la que más beneficios traería a las personas, al planeta e incluso a los mercados.
¿Cuál es la situación de la calidad del aire en Chile en lo que va de 2024?
Hace pocos días el Ministerio de Medio Ambiente (MMA) realizó un balance ambiental sobre la gestión de los episodios críticos. El resultado confirmó que transitamos el tercer año consecutivo de mejora en la calidad del aire en la Región Metropolitana.
No hay que confundirse, esta es una buena noticia a medias. Lo cierto es que sí, durante este año, los habitantes de Santiago estuvieron expuestos a periodos más breves de alta concentración de contaminantes. Sin embargo, los episodios críticos de contaminación por MP2,5 (5 preemergencias y 19 alertas ambientales) aumentaron 30% (pasaron de 17 episodios ocurridos en 2023 a 24 en el año en curso).
Es decir que en la práctica, y según diversos estudios, Santiago continúa figurando entre las ciudades más contaminadas del mundo. Y si bien en 2024 los santiaguinos estuvieron expuestos a menos horas de contaminantes elevados, se registró un mayor número de episodios críticos en comparación con años anteriores.
Nada que festejar: seguimos sin poder bajar la guardia
A este contexto que siempre nos mantiene en alerta, además, hay que agregar que la actividad industrial en la región, como la de proyectos mineros como Los Bronces Integrado, suma presiones a la delicada situación atmosférica.
En particular este proyecto, inicialmente rechazado por los expertos técnicos que no pudieron descartar los impactos en la salud de la población debido a la contaminación que generará, fue luego aprobado por políticos con medidas de compensación que dejan mucho que desear sobre la aplicación de los estándares ambientales en el país.
Por lo tanto, es crucial que sigamos trabajando para enfrentar estos desafíos de manera integral y no perder de vista la necesidad de medidas más contundentes para proteger la salud de todos los habitantes de la región.
Tu ayuda es fundamental para detener el avance de Los Bronces Integrado y proteger el agua y el aire de toda la ciudad de Santiago.
El proyecto minero Los Bronces Integrado pone en riesgo las reservas de agua de toda la Región. Dile ¡No!
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